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Si notais que llevo mucho tiempo sin escribir, posiblemente me esté pasando la mismo que le ocurrió a García Birlán.
"El deber me ordena que os dedique esta crónica y la pluma se niega a escribirla. Se amontonan las notas en mi imaginación y la péñola no sabe darles forma. Esfuerzo el pensamiento, concibo ideas, bullen las palabras en la mente y aun permanecen blancas las cuartillas."

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¿Un cateto escribio esto?:

Esta cárcel que, durante varios meses, le dio ocasión de un trato prolongado con el mundo variopinto del hampa, verdadera sociedad paralela con su jerarquía, sus reglas y su jerga, parece ser, con mayor probabilidad que la de Castro del Río , la misma donde se engendró el Quijote, si hemos de creer lo que nos dice su autor en el prólogo a la Primera parte: una cárcel «donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación», y en la cual bien pudo ver surgir, al menos, la idea primera del libro que ocho años más tarde le valdría una tardía consagración.

Cervantes en su vivir .

Jean Canavaggio

sábado, 20 de junio de 2009

La detectoafición herida.

Estar en posesión de un detector de metales no debería ser sinónimo de nada, únicamente demuestra que el propietario es detectoaficionado. Tener un cuchillo jamonero en la cocina no implica a su propietario en un asesinato, ser propietario de un automóvil no sugiere que el conductor sea un temerario y tener licencia de armas no significa que este va a utilizarla para un atraco, una matanza o para la caza de especies protegidas.
Un detector de metales no es nada más que un aparato de rastreo que emite unas ondas electromagnéticas y al entrar en contacto con un metal a unos 20 o 30 cm. emite una señal que asegura un blanco metálico, nunca de otro material (piedra, cerámica etc.).
Es cierto que para alcanzar la pieza que señala el aparato hay que hacer un pequeño agujero y no podemos adivinar que nos vamos a encontrar en el, podría ser un anillo de oro actual o una moneda de 300 años atrás. La ley para los dos casos es igual, hay que entregarlas, por no ser nosotros los propietarios. Todo lo que es encontrado tiene que ser declarado sea casualmente o con detector y todas las clases de objetos sean antiguos o actuales.
Hasta hace pocos años el uso del detector de metales ha gozado de cierta impunidad o permisibilidad. El Detectorista casi siempre ha ido unido al amor por la arqueología y de sus fuentes han bebido numerosos historiadores, arqueólogos y museos.
El auge del coleccionismo en las últimas décadas ha propiciado el aumento de dichos aficionados, estos han topado de lleno con una creciente mentalidad conservadora y una arqueología más profesional que no permite intrusos sin cualificar.
El hoy entredicho “Coleccionismo” comenzó en el Renacimiento y gracias a él han llegado a nosotros millones de obras de arte (el coleccionismo español ha evitado la salida al extranjero de millones de piezas).
La inmensa mayoría de los mapas locales de yacimientos están elaborados por estos aficionados y muchas de las piezas que se encuentran en los museos locales han sido aportadas por este colectivo.
Pensar que pasear el aparato por una tierra de labor (el 90% de nuestro término es así), donde la tierra ha sido movida miles de veces y volteada con arados de más de un metro, con suelos muy erosionados por culpa de las escorrentías, las nuevas formas de laboreo, y encontrar una moneda, es saquear un yacimiento y romper los estratos además de mentira es una locura.
Igual que utilizar el término “Expolio” por sacar un botón de quinientos años que por destruir un palacio Imperial de época Romana.
Viendo el trato que ofrece la administración al patrimonio siempre hemos pensado que estábamos recuperando y conservando más que destruyendo.
El titulo de este artículo viene al hilo de otro llamado La arqueología herida de Ignacio Rodríguez Temiño donde señala entre otros a los principales causantes del expolio del patrimonio Español; primero al Estado con la construcción de grandes obras públicas segundo a las administraciones locales y tercero a los detectoristas junto a las excavaciones clandestinas.
¿Prefieres que se destruya en el campo antes de caer en mano de un particular? Les gusta seguir pensando que el único enemigo de estos yacimientos dispersos somos los detecto aficionados e intentan ignorar otras actividades (“Eres mía o de nadie”).
Pero por fin el “Patrimonio Andaluz está salvado”, la nueva ley (14/2007) en defensa del Patrimonio aprobada el 26 noviembre del 2007, prohíbe el uso de detectores de metales en todo el territorio Andaluz, salvo con permiso de las delegaciones provinciales de cultura.
Las cartas de las Asociaciones de detecto aficionados (representan a miles), antes de la nueva ley al defensor del pueblo Andaluz pidiendo una regularización, aunque han tenido respuesta no han servido de nada. Los permisos que se están pidiendo en las diferentes provincias no están siendo respondidos. Y, es que la nueva ley redactada por verdaderos Talibanes de la arqueología, no han dejado la puerta abierta para el entendimiento.
Así que en España no todos somos iguales al tener en otras comunidades leyes más permisivas. Igual pasa en el conjunto de Europa. En Inglaterra por ejemplo es legal buscar restos Arqueológicos incluso en yacimientos.
Recordar la frase aquella de Pedro Pacheco en estos casos no nos saca de nada, pero hoy los aficionados a la detección nos sentimos delincuentes indefensos , mientras alguno por 25 asesinatos pasan 18 años en la cárcel, siete meses y veinte días por cada uno de ellos.


Diego Luís Urbano Mármol
Ex aficionado.

lunes, 15 de junio de 2009

SORICARIA


Soricaria. El preludio de una gran batalla


En memoria de Manolo Carrilero.

Diego urbano Mármol

Corría el año 46 a.C. y la República Romana se encontraba herida de muerte. Julio César ultimaba los preparativos para proclamarse dictador. Pero a muchos kilómetros de Roma, y a pocos de Castro del Río, se producen acontecimientos que al gran Julio empiezan a incomodar.
Su último gran rival, Pompeyo Magno, había caído derrotado poco antes en la batalla de Farsalia. Sus hijos y lo que quedó de su ejército viajaron hacia España donde aún quedaban bastantes partidarios de la causa pompeyana.
Lo que hasta entonces habían sido pequeñas escaramuzas de un grupo de adeptos a la causa, ahora se había convertido en un gran problema para César, ya que habían conseguido formar un ejército con trece legiones, doce mil hombres de infantería ligera y un cuerpo de caballería, en total cerca de ochenta mil hombres; encabezados por Cneo y Sexto Pompeyo, Labieno, viejo cabecilla pompeyano, y Attio Varo, traidor de César.

Viendo César que toda la Hispania se le levantaba, se vio obligado a poner cartas en el asunto. Abandona los temas políticos y organiza su viaje a España. Desde Roma y con un ejército de soldados jóvenes llega a la ciudad de Obulco (Porcuna) en tan sólo 27 días. Porcuna le sirve como campo para organizar la campaña y constituir su nuevo ejercito con el personal reclutado.

Desde los primeros enfrentamientos, a principios de Enero, hasta su culminación, el 17 de Marzo en la batalla de Munda, el escenario para albergar a estos dos ejércitos, que suman cerca de ciento veinte mil efectivos, se sitúa según las crónicas en un círculo de treinta Kilómetros alrededor de Montemayor. A nosotros nos resulta estrecho y agobiante.

No es nuestra misión situar el “campus Mundensis”, rompecabezas imposible de construir si tenemos en cuenta que no existen apenas estudios arqueológicos en esta zona de la campiña cordobesa para ir colocando las piezas que nos faltan.
De las propuestas que se disputan la ubicación de la llanura de la batalla y de la ciudad que le da su nombre, la de Montilla (Córdoba)–Llanos de Vanda y Lantejuela (Sevilla)–Llanos del Águila, es la segunda la más defendida actualmente. Hipótesis avalada por una serie de hallazgos, como es el de un pasador de plata con el nombre A. Varo (lugarteniente de Pompeyo, que murió en el último combate), o son los restos de material de guerra (proyectiles de plomo para ondas). Además si, según una interpretación del capitulo 41, para asediar Urso (Osuna) los cesarianos fueron a por madera a Munda, ésta debía estar cerca de Osuna. Aunque también podríamos pensar que se desplazaron a por material de madera ya construido utilizado en el asedio a la ciudad de Munda, valiéndole la pena alejarse más y no tener que volver a construir. De manera que seguimos sin encontrar el lugar por ser insuficientes estos datos.

Por otro lado si observamos el mapa editado en “La Historia de España”, de Menéndez Pidal, vemos que para situar la ciudad de Munda en Montilla, muchos emplazamientos mencionados en el “Bellum Hispaniense” quedan en interrogación, como es el caso de Ventipo, que el autor lo sitúa cerca de Nueva Carteya y hoy se sabe que se encuentra en Casariche (Sevilla). César cuando se dirigió a Munda desde Ucubi (Espejo) pasa por
Ventipo, de manera que los Llanos de Vanda quedan descartados.

Posiblemente ninguno de estos lugares corresponda a la verdad histórica y convendría buscar su emplazamiento en otra zona de la provincia.
Entre osuna y Córdoba, marcando una línea, estaría Munda. Pero siempre más cerca de nuestra capital, ya que, fue el lugar donde se refugió el grueso del ejército vencido.

Mientras no aparezcan datos que lo demuestren se situará esta batalla según convenga al historiador de turno. Este pasaje es el más confuso del “Bellum Hispaniense”, así que nos vamos a centrar en el primer escenario, Llanos de Vanda, que es el más claro, y por cercanía, el más interesante para nosotros.

César viaja hacia la provincia de Córdoba, su primer acto es intentar levantar el cerco a Ulia (Montemayor), la única ciudad fiel que le quedaba y que se encontraba sitiada por Cneo Pompeyo. Manda a cinco mil quinientos infantes y otros tantos jinetes.
Él mientras se dirige hacia Córdoba con una doble intención, intentar tomarla para montar allí su centro de operaciones resguardándose del duro invierno y obligar a Cneo a mandar ayuda a su hermano Sexto que tiene tomada la capital. César consigue que
Cneo baje la presión sobre Montemayor y ésta es liberada junto a las tres legiones que la defendían.

Sin embargo, Córdoba, con un gran recinto amurallado, se le resiste y sus adversarios, en espera de que la falta de recursos derrote a los cesarianos, no le plantan batalla. César quiere acabar esto cuanto antes, se encuentra cansado y enfermo en una tierra muy hostil.

Julio César descubre que los pompeyanos tienen un importante reducto a pocos kilómetros y aunque bien fortificado, sus silos guardan grandes reservas de trigo. Con el asedio a Ategua comienza la segunda etapa más importante de la guerra. César se apresura a levantar dos campamentos, uno frente a la apetecida plaza y otro que conocemos por “Castra Postumiana” – en una eminencia situada ventajosamente a cuatro millas del principal llamado el campo de Postumio–.
De modo que, de ser ciertas las distancias, no podemos situar este campamento en Castro del Río como alguna vez se ha hecho.

De nuevo a César se le resiste otra población que tiene un gran continente de soldados pompeyanos.
Pero Cneo comete un fallo, confiado en su fuerza, no acude de inmediato en defensa de los sitiados y cuando lo hace, Ategua se encuentra totalmente cercada. Monta su campamento a dos millas del de César y continuamente intenta romper el cerco, pero la caballería cesariana se lo impide, Ategua queda aislada de Córdoba y no puede recibir ayuda desde el exterior.

Comenzamos a ver una guerra en Ategua donde se utilizan toda clase de estrategias hasta el final de la contienda: el material de guerra más sofisticado, espías que se hacen pasar por esclavos viajando de un campo a otro, los conflictos con los soldados y el uso de la población civil en el interior que, presionada por los de uno y otro bando, hace que la convivencia sea impracticable. Además de otras armas psicológicas, como los asesinatos de gente inocente para escarmiento de otras ciudades. El aumento de partidarios de la causa cesariana y la falta de ayuda por parte de los pompeyanos motivará que la ciudad se rinda y abra sus puertas a César el 19 de Febrero del 45 a.C., siendo aclamado como Emperador.

Después de la pérdida de Ategua, César obliga a Pompeyo a maniobrar aguas arribas del Guadajoz para ir arrebatándole progresivamente el control de las plazas fuertes y obligarle a entablar batalla. Se centró en Ucubi (Espejo), Pompeyo dispuso que se fortificase bien la plaza y se construyesen fuertes en todos los alrededores.
Para no caer de nuevo en el mismo error mandó averiguar quienes eran partidarios de César dentro de la ciudad, días más tarde ordenó degollar a sesenta y cuatro personas que se decían afectas al partido de César, ciento veinte lograron huir.

A los pocos días César llega a Ucubi –siempre más inmediato al enemigo y empezó a levantar una línea hasta el río Guadajoz– ¿Sería un atrevimiento situar Ucubi en un punto diferente al actual Espejo? Las distancias me hacen pensar que si el campamento de César estaba muy cerca de Ucubi, construir una línea (de trincheras y empalizadas) hasta el río, conociendo el terreno, sería una obra faraónica e inútil.

Sabemos que Pompeyo después de levantar campo en Ucubi volvió y mandó incendiarla. ¿Podría estar levantado el actual Espejo sobre Aspavia? –viendo Pompeyo que se le cortaba la comunicación con el fuerte de Espejo, distante cinco millas de Ucubis– (el fuerte de Espejo se refiere a Aspavia). El trabajo se realizó –Estando los nuestros ocupados en la obra salieron gran número de enemigos y recibieron una gran descarga de dardos– ¿Estaría Ucubi más cerca del Guadajoz, a cinco millas del actual?

Me resulta difícil creer que nuestro pueblo quedara fuera de esta guerra, bien amurallado y con la cantidad de silos que encontramos alrededor, debía ser atractivo para ambos. Está casi demostrado, a falta de estudios arqueológicos, que en la zona donde hoy se encuentra el cementerio y toda esa loma, existió un campamento, lo que no sabemos es a qué causa seguía quien lo ocupó, aunque históricamente se ha venido defendiendo que a la cesariana.

Contando con los datos que nos ofrece el “B.H.” podemos afirmar que Soricaria se encuentra en el actual Castro del Río (algunos la han situado en Iznajar y Monturque, pero estos quedan muy lejos del contexto).

A primeros de Marzo ocurren hechos muy importantes que obligan a los hijos de Pompeyo a trasladar el escenario lejos de esta parte de la campiña que le está siendo tan desfavorable.

La batalla de Soricaria

El cinco de Marzo se encuentran los dos ejércitos junto a Soricaria, su fortificación le sirve a César para asegurarse la retaguardia. El ejército pompeyano se encuentra entre Castro del Río y el campamento principal de César, siendo descubierto por el ejército de éste que comienza a abrir trincheras para cortarle la ayuda desde Espejo, viéndose obligado Pompeyo a dar batalla. Tiene que salir a toda costa del valle del Guadajoz, está desprotegido, el llano hace la batalla ventajosa para César; así que busca una zona más elevada, teniendo que pasar por un paraje nada propicio. Los dos se dirigen a ocupar la misma altura.
Aunque Pompeyo consigue situarse en un altozano y protegerse. En su salida del llano en desbandada sufrió mucho daño. Su suerte fue que cayó la noche, sino, no se hubieran salvado. En el campo de batalla quedaron muertos trescientos veinticuatro soldados de infantería ligera, ciento treinta y ocho legionarios, además de otros muchos cuyas armas y despojos se llevaron a los reales.

El seis de Marzo Pompeyo volvió a Soricaria, de nuevo rehusó el combate no sin antes sufrir numerosas bajas.
Este día hubo un duelo que prefiero mostrar completo:

XXV. Al día siguiente, habiendo venido al mismo paraje sus partidas de a caballo, hacían lo mismo que oirás veces, pues nadie sino la caballería tenía ánimo para presentarse en terreno igual. Estando los nuestros ocupados en los trabajos, empezaron las tropas de a caballo a tener algunas escaramuzas, y juntamente los legionarios con grandes voces, como pidiendo lugar; de modo que acostumbrados a seguir a las partidas de caballos, se podía pensar que venían dispuestos a la batalla. Salieron los nuestros bien lejos por un hondo valle e hicieron alto en la llanura en terreno igual. Mas ellos sin duda no se atrevieron a bajar a campo raso, sino Antistio tarpión, que fiado en sus fuerzas entró en la presunción de que no había en el campo contrario quien le pudiese hacer frente. Aquí se vio, como dicen, el combate de Aquiles con Memnón. Q. Pompeyo Niger, caballero romano de itálica, salió de nuestro ejército a sostener el combate. Como la ferocidad de Antistio había llamado la atención a todos, aun de los que estaban en la obra, los dos ejércitos se pusieron a ver esta batalla singular. Era dudosa la victoria entre los dos campeones; y así parecía que su combate iba a decidir la suerte de los dos ejércitos. Tan deseosos y afectos cada uno al de su partido…. (Parte del texto perdida en el tiempo)… tenían divididas entre sí la voluntad de los experimentados y de sus favorecedores.
Entraron en la llanura con brioso ademán para combatirse, ambos cubiertos con escudos muy relucientes y hermosísimos por el grabado. Cuya batalla se hubiera concluido luego, a no ser que la infantería ligera, que como dijimos estaba no lejos de los reales, para sostener a su caballería... (Parte del texto perdida en el tiempo)…. Al recogerse nuestra caballería al campo, partieron en su seguimiento los contrarios con demasiada codicia. A este tiempo, levantando los nuestros el grito, cerraron todos con los enemigos, que poseídos del miedo, y puesto en fuga, se retiraron a los reales con pérdida de mucha gente.
Mi opinión es que Cneo Pompeyo pensó dar allí la batalla final y viendo que este paraje le desfavorecía se retiró.
Por demostrar tanto valor ese día, César regaló a la centuria de Casio trece mil sestercios, dos collares de oro al capitán y diez mil sestercios a la infantería ligera.
Contaba un esclavo que se había pasado al campo de César que desde ese día las tropas de Pompeyo habían cogido mucho miedo y que Attio Varo andaba reforzando todos los fuertes. Debió ser así porque las deserciones comenzaron a ser muy numerosas.
Cneo Pompeyo levantó el campamento de Espejo dejando una guarnición y situándose en el lugar donde se produciría la batalla definitiva. César le siguió, estaba en desventaja, pero decidió entablar batalla y dice Floro –pudo leerse el pensamiento de la muerte en su rostro–, imploró a los Dioses que no le hicieran perder en una sola batalla el fruto de tantas victorias. Los dioses lo escucharon.

César comentó: –A menudo he combatido para conseguir la victoria, hoy por primera vez, he luchado por mi vida–.

Derrotados los hijos de Pompeyo cayó también la República Romana. Cayo Julio César regresó a Roma para proclamarse emperador, pero la gloria le duró poco y antes de cumplir un año de la victoria murió asesinado. El divino Julio, ante Munda, cuando se estaba talando un bosque encontró una palmera y mandó conservarla como símbolo de la victoria; de ella nació al poco tiempo un retoño que creció rápidamente, de tal manera, que no sólo igualó al árbol madre, sino que la superó y dicen que por este prodigio decidió que su sucesor fuera el nieto de su hermana, Octavio Augusto, que lo había acompañado durante toda la campaña. Éste llegó a sucederle pero tuvo que utilizar otros métodos, no bastó con la voluntad del Gran César.

Nota: “El Bellum Hispaniense no nos cuenta la realidad de lo acontecido, no es un trabajo imparcial, el autor era partidario de César. En la batalla de Munda se cuentan treinta mil bajas de Pompeyo frente a mil de César, datos poco creíbles. ¦

sábado, 13 de junio de 2009

El Padrino

EL PADRINO





Si algo me gusta de este pueblo, es la cantidad de recursos susceptibles de ser explotados económicamente. Uno de ellos, en lo concerniente a los de la Historia, se nos muestra casi virgen en su explotación, poco se ha hecho y con excaso beneficio para Castro del río.
Me refiero a la leyenda que existe en la localidad sobre Cervantes y su obra más importante, El Quijote.
Mucho antes, de escuchar el concepto de Turismo Rural, ya se contaba que Miguel de Cervantes estuvo parando aquí, en una Posada, situada en la Cuesta de los Mesones, donde hoy esta construida la Plaza de Abastos; Que fue encarcelado por problemas del cobro de tributos a la Iglesia y que además tuvo un idilio con una mujer castreña, del cual nació un hijo (1).
Podemos afirmar al menos que no es invención actual para el aprovechamiento de esta maquinaria; como se está haciendo en otros lugares.
Documentalmente poco sabemos de estos hechos, tan solo se da por demostrado por los Cervantistas oficiales, que Miguel de Cervantes estuvo en Castro del Río y quizás preso. También es cierto, que de este personaje tan importante de la literatura Española, tenemos poca información de su vida e inexistencia de manuscritos, por no tener, no tenemos ni siquiera un retrato oficial , y si de escritores menos famosos de su época. La historia ha tratado muy mal el patrimonio de Cervantes.
Dice el padre de la Arqueología moderna, en España, el Profesor Martín Almagro en su libro Introducción al Estudio de la Prehistoria y de la Arqueología de Campo, qué unas de las fuentes en la que debe basarse un historiador, para interpretar algún periodo, son los Mitos y Leyendas; estos recursos no siempre claros, proyectan alguna luz.
Con estas cartas jugamos los castreños. A mi entender son todos ases, pero los damos como si fueran sotas.
No nos debemos sentir avergonzados, por demostrar ser Localistas empedernidos. Defendiendo nuestra leyenda. Incluso estamos obligados a exagerarla. Esto es verdad y punto. Ya vendrá, algún oficialista a intentar derrumbar nuestra teoría, pero nosotros ni caso.
Está claro que la ubicación de ciertos hechos históricos, de gran relevancia, por parte de historiadores e investigadores; se basa muchas veces, más en cuestiones políticas, sociales y económicas, que en la propia realidad geográfica. Convirtiéndose estos Magnates Intelectuales, en verdaderos Especuladores de la Historia.

Pongamos como ejemplo, la nacionalidad de Colon y donde están enterrados sus restos.
En Barcelona se realiza una búsqueda de familiares de Colon por medio de pruebas de ADN, tomando saliva a personas con apellidos relacionados con Columbus. El resultado de ante mano se conoce, “Flash Informativo”.
En cualquier lugar y con otros personajes, se lanzan campañas publicitarias con más resonancias informativas, que por ejemplo realizar un Congreso.
Pero este caso, para mi no criticable sino imitable, nos conduce al camino que debemos tomar en bien de nuestro pueblo y de su patrimonio (no podemos amilanarnos por otros sitios con mas potencial económico e imaginativo).
No hemos hecho nada por defender la estancia de Cervantes en Castro del río. Salvo poner su nombre a una calle, que es sin duda sumar una mas a las que ya hay en el territorio Nacional. Colocamos una estatua de un ¿Aceitunero? en el lugar mas visible de nuestro pueblo; y a lo mejor debería haber sido la de Cervantes (no critico ni la que hay, ni al autor; el mismo podía haberla realizado. Es cuestión de encargos).
Las visitas de Cervantes a Castro del Río oficialmente fueron dos, pudieron existir muchas mas, pudo ser que lo eligiera por alguna razón importante; que luego trataremos, utilizar Castro del Río como centro de planificación para sus numerosos viajes por los alrededores.
Lo mismo pasa con su obra mas importante El Quijote, se ha hecho poco caso a sus personajes, una figura del Hidalgo en un lugar poco visible y nada mas.
Y aquí si que nos podíamos explayar, que si se inspiro para su personaje principal en un aceitunero con sus varas, montado en un caballo enclenque, que la idea de Sancho la aportó, uno de tantos arrieros que paraban por esos mesones, que Dulcinea era ese amor que dejó en este pueblo. En esto nadie nos puede contradecir por que aquí cada uno tiene su hipótesis.
Igual que en algunos hechos y lugares. La frase “Con la iglesia hemos topado”, claramente hacia referencia al encarcelamiento y excomunión que le propino la iglesia castreña. Los molinos de vientos, son un fiel reflejo a las Norias Castreñas. Sus chirridos quedarían para siempre grabado en la mente de Cervantes.

Y por qué, Castro del río supone más que otros pueblos para la vida y obra de Cervantes, en otros también se encontró con un montón de problemas. Pués la base más importante es la Leyenda, que forma parte del patrimonio de nuestro pueblo; y no debemos permitir que sea expoliado. La de su aventura con una mujer castreña, ya sea la mujer del sacristán o la hija del posadero, con la que llego a tener un hijo. Y esa es nuestra mejor baza para defender el binomio Castro del río- Quijote.
A Cervantes se le conoce dos hijos, además, los dos fuera del matrimonio. Lo que demuestra, que su moralidad ante este tipo de acciones le preocupaba poco.
La relación con su esposa fue distante, y eso se nota en la poca o ninguna notoriedad que le dio en sus obras. Tambien ahí, desmostramos, que no siempre escribio de personas que participaron en su vida.
La leyenda aquí es bastante parca en explicaciones, no sabemos que fue de ese niño; incluso siempre hemos pensado que seria varón; seguramente esta mujer castreña salvo su honor casándose con alguien que lo apadrino.
Esta es, para mi; la línea mas importante a estudiar y la mas abandonada, por los Cervantista, que quieran completar la biografía de Don Miguel...
Creo que deberíamos crear una asociación o sociedad, con participación publica-privada y ejecutar una batería de acciones. Se podría crear una marca de aceite de oliva con el nombre ejpl Cervantito, un vino, un premio, un trofeo; en gastronomía un plato a lo Cervantes, ejemplo. Arroz con bacalao y chorizo (por cierto muy Castreño. Si del bacalao ponemos las “quijá”, dará más sabor). Fomentar lugares como el de Manjares Cervantes (hoy se encuentra cerrado, pero muy buena idea), una ruta guiada con placas por la villa, La Iglesia de la Asunción, La plaza de Abastos, lugar donde ya hubo una (¿Desaparecida?) y no se ha repuesto o el llano San Juan, donde la Leyenda sitúa la cárcel. Los sobres de correos que salen de Castro podrían llevar un membrete. Poner símbolos en la hosteleria y miles de cosas más.
Pero lo mas importante es buscar un PADRINO, un historiador o algún escritor sobornable literariamente, que apoyara esta tesis, aunque para eso pagáramos nosotros la edición de su libro (cuanto más prestigio tenga mucho mejor), nos pondríamos en contacto para la próxima edición del Trivial, con el autor, para que una de las preguntas en Historia o Literatura. Fuera. ¿Dónde comenzó el Quijote? - Respuesta * en Castro del Río. Previo pago de su importe, claro está. Y muchas actividades más que irán surgiendo.
Además debemos contar con las “Casas Castreñas” en otras provincias, sus componentes podrían ejercer de embajadores, para eso no se puede dudar y seguir contando “dicen que Cervantes estuvo preso en mi pueblo, tuvo un hijo y alli comenzo El Quijote” sino que es verdad. Sin miedo a resultar cateto ilustrado .
Toda estas acciones nos darían resultados económicos, al ser el pueblo llano el objetivo de estas proclamas y dejarnos de un público Cervantino de élite como los que vinieron al Congreso. Que poco o nada nos pueden dar. Como es el caso de uno de los participantes, Daniel Eisenberg, que a parte de dadle caché al Congreso con su presencia, no nos ayuda en nada haciendo declaraciones como:
< - Castro del Río se ufana de ser nada menos que el lugar del primer encarcelamiento de Cervantes. (Peor todavía, pero esto no lo mencionan, es que allí fue brevemente excomulgado.) Se supone que Castro seria uno de los lugares de peor recuerdo de Cervantes, el fin de un viaje suyo, donde dio la vuelta para volver a Sevilla. Los castreños no se arrepienten de haberle encarcelado, sino que lo celebran. En Castro hay, desde luego, la placa conmemorativa, aunque en lugar escogido arbitrariamente, pues no se sabe donde estuvo la cárcel del siglo XVI. Y basado en su encarcelamiento, se saca la gloria castreña de haber sido en esta cárcel donde Cervantes comenzó la redacción del Quijote (tesis rechazada por todos los Cervantistas actuales).>

A lo mejor en este pueblo nadie se atrevió a comentarle a este magnate de la Literatura, lo del hijo y que es la leyenda popular, la que fija estos lugares en la geografía Castreña, sin recordarle que ya tuvimos una placa hace bastantes años.
Gracias a Castilla del Pino por adherirse a la hipótesis de algunos estudiosos como el ultimo biógrafo de Cervantes, Jean Canavaggio que sugiere que fue por entones y aquí donde comenzó a gestarse el Quijote.
En definitiva, lo que hay que conseguir es crear reclamos para que la gente visite Castro gracias a Cervantes y si no es así que la persona que venga casualmente se valla con el convencimiento que ha estado en la cuna del Quijote.




Diego L. Urbano Mármol

(1) Leyenda popular, Castro del Rio del Rojo al Negro. Francisco Merino Cañasveras pag. 47