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Si notais que llevo mucho tiempo sin escribir, posiblemente me esté pasando la mismo que le ocurrió a García Birlán.
"El deber me ordena que os dedique esta crónica y la pluma se niega a escribirla. Se amontonan las notas en mi imaginación y la péñola no sabe darles forma. Esfuerzo el pensamiento, concibo ideas, bullen las palabras en la mente y aun permanecen blancas las cuartillas."

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¿Un cateto escribio esto?:

Esta cárcel que, durante varios meses, le dio ocasión de un trato prolongado con el mundo variopinto del hampa, verdadera sociedad paralela con su jerarquía, sus reglas y su jerga, parece ser, con mayor probabilidad que la de Castro del Río , la misma donde se engendró el Quijote, si hemos de creer lo que nos dice su autor en el prólogo a la Primera parte: una cárcel «donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación», y en la cual bien pudo ver surgir, al menos, la idea primera del libro que ocho años más tarde le valdría una tardía consagración.

Cervantes en su vivir .

Jean Canavaggio

lunes, 26 de diciembre de 2011

Los granados, las granadas y una forma muy particular de comerlas en Castro del Río.


EL GRANADO

EL GRANADO es considerado uno de los frutales más cultivados desde los tiempos más remoto. Su nombre científico es punica granatum. Este nombre le fue atribuido por los romanos y este arbusto fue introducido en las zonas mediterráneas por los cartagineses durante las Guerras Púnicas.

Teofrasto describió este árbol alrededor del año 300 a. C. y Plinio se refirió a él como uno de los frutales más valiosos. La Biblia hace referencia en numerosas ocasiones a este fruto, y siempre en su defensa.

Es una planta originaria de Oriente. Los árabes le atribuyen propiedades medicinales extraordinarias, siendo estos los que comenzaron a cultivarlo en la Península Ibérica. Se adapta a cualquier tipo de suelo, pero los frutos más abundantes los da en tierras ricas y de consistencia media. Su cultivo está muy extendido, aunque es en la región sur oriental donde se concentra su mayor producción, sobre todo en las provincias de Murcia y Alicante. España es el país europeo donde más granados se cultivan.

La vega del Guadajoz ha sido desde antaño una importante zona del cultivo de este árbol. La referencia más antigua –hasta el momento-- del cultivo del granado en esta zona la encontramos en el Catastro de Ensenada de mediados del siglo XVIII: "En unas trescientas fanegas de tierra que están dedicadas al regadío habrá dispersos en toda su extensión unos 6.000 pies de moreras, diferentes árboles frutales de pipa y hueso, granados, álamos blancos y negros" (no se repite el granado al menos en ningún pueblo de la campiña y limítrofes).

Actualmente el cultivo del granado en las huertas castreñas está prácticamente reducido al mantenimiento de plantas antiguas. La crisis en el campo, el abandono de la huerta, la pérdida de hortelanos, el cambio en las formas de riego --que hicieron desaparecer las acequias-- propiciaron hace años al arranque de numerosos árboles. Últimamente su plantación se ha reducido al uso para su aprovechamiento ornamental en jardines y creación de bonsáis.

Los patrones que se utilizan para clasificar los granados son agrios, dulces y bordes. El nombre para las variedades de árboles que encontramos en las huertas castreñas vienen dadas por el mismo nombre que reciben las variedades de sus frutos; que para nada coinciden con las denominaciones que encontramos en otros lugares y en el mercado en general. Una de las variedades que se cultivaban antiguamente en las huertas y que su fruto no era comestible es la “diente perro”, que se utilizaba para crear defensas al lado de la orillas del río y así proteger la tierra de cultivo de la arriadas, y de setos en las zonas linderas. Esta variedad procedía de una vareta de las que le salen al granado a ras de suelo, (si el tallo se cogía de las ramas de arriba el granado salía bueno).



LAS GRANADAS

Las granadas Castreñas desde siempre han gozado de muy buena fama al menos en la provincia. Existe una referencia de mediados del siglo XIX del médico e historiador cordobés Ramírez de las Casas-Deza, calificando a las granadas que se recogen en las huertas castreñas de “excelentes”.

La producción de granadas en Castro del Río era tan importante que encontramos un envió de unos 4.000 kilos de granadas en 1957, sufragadas por el Ayuntamiento y algún particular hacia Valencia como ayuda a la población de esa ciudad afectada por una gran riada.

En la época de utilización de las norias para riego se aprovechaba el agua de la noche para regar los granados, al no ser necesario estar pendientes de ellos, inundado el terreno. Quizás la particularidad de este agua salobre que nos aporta el Guadajoz, y las características de la tierra, sea el exponente principal para la calidad y el tamaño de este fruto en su vega. Los nombres que encontramos en la localidad para las variedades comestibles son principalmente las del ayo (agridulces) y la azucarí (dulces), aunque existieron otras como las arrebolás o las zafarinas.

Es una de las llamadas "superfrutas" por los compuestos químicos de acción positiva que posee: es rica en antioxidantes y potasio, calcio, magnesio, hierro, manganeso, cobre, zinc y vitaminas C, B, E. La pulpa, que envuelve las semillas, mitiga el ardor y la sed, porque tiene un sabor azucarado agriecito, muy agradable. El jugo es refrescante y grato, llamado "granadina”, posiblemente sea su producto comercial más conocido. Se emplea para hacer jarabes, confituras y helados. Es rico en taninos y en materias colorantes, se emplea en tenería y sirve para teñir. Se usa también en farmacia, por sus propiedades astringentes, con el nombre de Malicorium.

Las bebidas preparadas con el jugo de la pulpa tegumental de las semillas, diluida en agua, son muy higiénicas y refrescantes. La corteza de la raíz posee alcaloides como la peletierina de propiedades vermífugas, que se usa para expulsar las tenias y otros gusanos intestinales.

La granada se utiliza en la medicina tradicional. En gargarismos, alivia la tos persistente, y es eficaz en caso de fiebre, de diarreas, de cólico y puede servir también de vermífugo. Tiene ligeras propiedades diuréticas y antihipertensivas. Las fibras de la granada, mayoritariamente insolubles, son irritantes y están contraindicadas en las personas que padecen de divertículos ó de irritación cólica aunque son muy beneficiosas para quienes son propensos a los estreñimientos o diarreas y al tránsito intestinal lento.

De los granos rosas de la granada, se extrae una bebida, el «sambu», utilizada en las curas de regeneración y de limpieza interna que, según sus preparadores, permite además ayudar a perder sobrepeso.

Siempre se ha atribuido a la granada un cierto valor afrodisíaco. Estudios recientes han descubierto que este poder actúa más sobre las mujeres que sobre los hombres.

Además de cómo postre en Castro se utiliza como acompañamiento en las migas, ayudando a digerirlas.

El jugo de la granada mancha los tejidos permanentemente, a menos que se laven con blanqueantes. Para evitar manchas podemos recurrir a trucos como el de partir la granada en dos, apretar un poco la media para que se suelten un poco los granos, la metemos en una bolsa y con las manos metidas para evitar manchas las vamos golpeando por el lado de fuera (de la piel) con una cuchara, los granos irán cayendo poco a poco.

Para conservar las granadas mucho tiempo se eligen en el árbol las más sanas (sin grietas) evitamos los golpes y las guardamos en un lugar fresco. Antiguamente se enterraba en paja y se comían en periodos de escasez de frutas. Las granadas de secano, más pequeñas, son más sabrosas y aguantan más tiempo.


“LA BOTA”

Tenemos en este pueblo una forma (“la bota”) muy antigua, cómoda e inteligente de tomar o extraer el zumo de la granada y dejar atrás la parte que puede resultar más dañina: Cogemos una granada madura de piel fina y sin grietas y la vamos apretando con las manos a la vez que la vamos girando. Una vez que la tenemos bastante tierna, cortamos la corona con un cuchillo y limpiamos los pelitos que puedan quedar; después pinchamos con un palillo de dientes y… a la boca directamente. Para evitar manchas, hay que tener cuidado que no se raje la piel.

En definitiva, son tan interesantes las propiedades de la granada que deberíamos plantearnos la recuperación de este cultivo, y mejorar las plantas buscando nuevas variedades: por ejemplo, las “sin pepitas” cultivadas en Oriente M.

Nota: Despues de publicar este artículo encontré esta referencia y fue publicada en el siguiente trabajo para la revista.
Nota para anexar en mi anterior artículo:
En el artículo editado en el anterior número de esta revista sobre el cultivo de los Granados en Castro del Río, apunté que la referencia escrita más antigua encontrada por mi hasta la fecha era de a mediados del siglo XVIII , pues bién , recientemente he encontrado unas más antigua en un manuscrito editado en 1686 de Joan Feliz Girón y que dice así:"Tienen fama, y con toda razon las granadas que dizen del Ayo; y desde la vista hasta el corazon de sus granos parece traen cedulas de vida con su agrio-dulce, nombre del amor, pues por desayuno mantienen, y conservan contra todo achaque bilioso la salud".