..

Si notais que llevo mucho tiempo sin escribir, posiblemente me esté pasando la mismo que le ocurrió a García Birlán.
"El deber me ordena que os dedique esta crónica y la pluma se niega a escribirla. Se amontonan las notas en mi imaginación y la péñola no sabe darles forma. Esfuerzo el pensamiento, concibo ideas, bullen las palabras en la mente y aun permanecen blancas las cuartillas."

.

¿Un cateto escribio esto?:

Esta cárcel que, durante varios meses, le dio ocasión de un trato prolongado con el mundo variopinto del hampa, verdadera sociedad paralela con su jerarquía, sus reglas y su jerga, parece ser, con mayor probabilidad que la de Castro del Río , la misma donde se engendró el Quijote, si hemos de creer lo que nos dice su autor en el prólogo a la Primera parte: una cárcel «donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación», y en la cual bien pudo ver surgir, al menos, la idea primera del libro que ocho años más tarde le valdría una tardía consagración.

Cervantes en su vivir .

Jean Canavaggio

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domingo, 23 de diciembre de 2012

Santa Rita, Rita, Rita.


Lo que se da no se quita. Esta plegaria posiblemente sea la más conocida en el entorno cristiano; desde pequeño nos aferramos a ella para no devolver algo que se nos ha entregado. Somos materialistas y posesivos por naturaleza y de niño mucho más.

No es una expresión que se utilice porque rime, sino  porque según cuenta la  leyenda tiene su fundamento: una mocita mayorcita le pedía a la Santa en sus oraciones que le concediera un novio. La santa le concedió el deseo; pero a la pobre, que no era muy agraciada, este le duró poco, así que volvió para recriminárselo diciéndole: Santa Rita, Santa Rita lo que se da no se quita.

Sorprende que esta santa tan polivalente no tenga en nuestra población mucha devoción; aunque a nivel general sí la tenga, pues es patrona entre otras: de las enfermedades y heridas, de las madres, de los problemas en los matrimonios, protectora de la familia, de la paz, de los casos perdidos, difíciles o desesperados. Por todo esto es conocida por “la santa de los imposibles”.

Es la protectora de los higos, de las rosas y de los gusanos de seda y en España además es la patrona de los funcionarios que trabajan en los ayuntamientos.  Se celebra su onomástica el 22 de mayo.

Decidí hacer este trabajo sobre la ermita de Santa Rita en Castro por ser este un lugar al que desde muy joven le he tenido mucho apego. El arroyo que conocemos por el de Santa Rita es conocido desde hace muchos años por la cantidad de monedas antiguas que quedaban en su lecho después de las tormentas. Éste era frecuentado por personas aficionadas a la numismática. 

Mi interés por lo histórico me llevó a conocer el paraje donde se encuentra los restos de una edificación.

 Es un lugar que frecuentemente visito en mis paseos deportivos; incluso algunas veces me suelen acompañar mis hijos, por ofrecer unas vistas hermosas del pueblo.

 Los restos de construcción  desde siempre los he conocido por “la ermita de Santa Rita” incluso está inventariado como Patrimonio Inmueble de Andalucía con carácter arqueológico con ese nombre. El periodo abarcado por este yacimiento en base a los restos materiales apreciados en superficie va desde época romana hasta la edad moderna, encontrando restos de sigilatas, tégulas, cerámicas medievales comunes y vidriadas.

El yacimiento es mencionado en numerosos estudios de la provincia realizados   por Juan Bernier, M.  Carrilero, José A. Morena López, Ignacio Muñiz Jaén  y otros.

Tengo noticias que en el lugar  se llevaron a cabo prospecciones, de las que no tenemos resultados algunos, tan sólo  verbales, por un grupo local de Misión Rescate dirigido por un profesor que impartió clases en Castro llamado Rafael Copé a finales de los 60 o principio de los 70.

El lugar se encuentra bien visible desde la salida del pueblo en dirección a Doña Mencía en una prominencia que destaca a espaldas de la cooperativa de consumo Guadajoz.

La elección de este lugar para erigir la ermita pienso tenga más que ver con un hecho histórico más que religioso y posiblemente con el periodo de la Reconquista.

Su construcción, se sitúa en el último tercio del siglo XVI. Se trata de un pequeño edificio a modo de capilla u oratorio que no presenta indicios de haber tenido un aposento para el ermitaño.

La cubierta era de teja moruna, los muros de mortero con decoración en el enlucido exterior, y el interior con toda probabilidad  estaría pintado de color rojo almagra (restos de superficie).

Inicio mi investigación en las fuentes escritas, encontrando pocas referencias a dicha ermita,  lo que me hace llegar a unas primeras conclusiones erróneas.

Juan Aranda Doncel no hace referencia a ella en su trabajo sobre la religiosidad popular en Castro del Río en el último tercio del Siglo XVI, tan poco aparece en el catastro realizado a mediados del siglo XVIII  por el Marqués de la Ensenada. Si lo hace Madoz en su diccionario estadístico e histórico de los pueblos de España 1846-1850 «Antiguamente existieron también la de San Marcos y Sta. Rita, cuyas imágenes fueron llevadas á la de Madre de Dios» , igual mención hace Ramírez de las Casas al hablarnos de las ermitas de Extramuros: «No existen las de S. Marcos y Sta. Rita cuyas imágenes fueron llevadas a la Madre de Dios».

Juan Aranda en su Estudio Histórico y Artístico de la ermita de Madre de Dios escribe: «con motivo del abandono de la ermita de San Marcos, en el siglo XVIII se trasladan a Madre de  Dios las imágenes de San Marcos y Santa Rita, donde permanecen hasta 1936, fecha en la que fueron destruidas.»

En esos momentos pensaba que la ermita de Santa Rita se había construido  después de 1750 (Catastro de Ensenada) y que había sido abandonada antes de 1850 (Madoz). Me sorprendía ya este hecho, pues los numerosos hallazgos monetarios de esa época: resellos, maravedíes y abundantes chavos me hacía pensar en un importante trasiego de personas. ¿Cómo un lugar que cuenta con tanta devoción es abandonado a los pocos años de su construcción?

Visito la Biblioteca Municipal para ver si en sus fondos encuentro nuevas pistas. Como siempre que me acerco por allí, Fali, la Bibliotecaria, me pregunta cariñosa y atentamente: ¿Qué buscas?. Le digo que  sobre la ermita de Santa Rita. Quedamos al dia siguiente para ver algún trabajo provincial. No encontramos nada pero sí  en la conversación que mantengo con ella (que por cierto, me desconcertó).

Me explica que su madre le contaba que de niña iba a las inmediaciones de Santa Rita de celebración de San Marcos.

Con esta información y con la coincidencia del traslado al mismo tiempo de  las dos imágenes a Madre de Dios (Aranda Doncel), me lleva a pensar que estaba realizando un descubrimiento, pero resultó ser un secreto a voces.

Mi prioridad se basa entonces en recopilar datos y  situar la ermita de San Marcos; encuentro que se construyó en la parte meridional. En 1560 se tiene noticia del encargo de la imagen  que será de talla dorada y la construcción de  un altar para éste. En 1594 se han realizado obras de mantenimiento en la ermita y se han construido unas andas para llevar el santo de procesión. 

El lugar que hoy conocemos por Santa Rita se encuentra en esa dirección, lo que me hace pensar que dicha ermita no es tal; sino la de San Marcos y que en ella  seguramente también se rendiría culto a esta santa.

Me encuentro, casualmente, a los pocos días con Francisco Merino y sin preámbulos le pregunto ¿Tu sabes dónde está la ermita de San Marcos? Me respondió: San Marcos y Santa Rita es la misma ermita.  La información la obtiene de unas notas de José Navajas Fuentes y las refleja en su libro Castro del Río del Rojo al Negro: «durante mucho tiempo, el día 16 de abril de cada año, se organizaba una romería en que se traía en procesión a los santos para hacerles una novena en la Madre de Dios». Sin embargo, más adelante cuando descifra las ermitas de extramuros nos dice: «San Marco, Santa Rita, San Sebastián , San Roque, Santa Sofía, San Cristóbal y Nuestra Señora de la Salud». Es un error que se ha venido arrastrando desde XIX.

Lo sorprendente es de cómo el paraje ha llegado a nuestros días con el nombre de la santa, que no tiene en la villa del Guadajoz protagonismo alguno, y que el titular lo haya perdido, con la repercusión que tiene ese dia en la localidad, perdurando hasta nuestro días la celebración con una fiesta campera (y recientemente con procesión) el día de su onomástica.
http://decastroero.blogspot.com.es/2011/04/memoria-gastronomica-ilustrada-san.html









sábado, 14 de mayo de 2011

Una nueva tumba de época romana.

El próximo viernes asistiré a una exposición organizada por los jovenes arqueólogos Antonio Criado y Manuel Cobos. Allí veremos el rico ajuar funerario encontrado en una tumba en la calle el Arco; han tenido la brillante idea de mostrar las piezas antes de ser trasladadas a Córdoba. No se piensen ustedes que van al flamante museo arqueológico de la capital, sino a un almacén de piezas arqueológicas situado en un antiguo silo; no me debo de callar, que hace poco la policía incautaba unas piezas procedente de éste que se habían extraviado años antes y habían ido a parar por culpa del azar a una casa de subastas.


Que yo recuerde, ésta es la tercera exposición que se celebra en este pueblo de piezas arqueológicas; pero también tengo que decir, que es la primera vez que las piezas de la exposición son extraídas del suelo en unas condiciones medianamente aceptables para su estudio por personal cualificado.

A las pocas horas de aparecer todo el pueblo sabía que era una ciudadana romana; y no rumana, la enterrada allí(Desconozco si en este pueblo se le ha dado sepultura a alguna persona de ese país, lo que si se, es que tenemos de vecinos un numeroso grupo de habitantes de ese origen).
La época por lo visto debía ser anterior a la actual. Más de uno se interesó por los anillos de oro; por si podría ocupar algún dedo de su mano; como el zapato de Cenicienta; el tamaño hacia descartar cualquier parentesco con los allí presente. Debía ser persona joven . Además la preparación del enterramiento con su ajuar hacia pensar que la muerte debía haber sido de forma natural, así que quedaba anulada la investigación policial por asesinato.




Recordaba yo, de hace años, unas pegatinas que comenzaban a colocarse en los cascos de los motoristas, y que decían “En caso de accidente no me quites el casco” algún tiempo después me hizo gracia ver otra que decía “Ni la cartera”. Esto debió pensar la pobre chica enterrada allí cuando le robaban sus pertenencias, recipientes que contenían hierbas, aceites, perfumes, lágrimas de sus allegados, sus joyas mas preciadas; todo ello preparado para el mas allá, para la otra vida ¿Qué le ha quedado para pagar al barquero Caronte? .Su espíritu vagará 1000 años sin descanso.




El ajuar por lo visto es bastante interesante, pero para mí, lo que mas aporta esta tumba es información para ir completando el mapa arqueológico de Castro, que podemos ir hilvanando con otros apuntes:

En los años sesenta del siglo pasado, unas obras sacaban a la luz una necrópolis en la calle Ancha, esta información me llego de manos de Pepe Villalba y según él, eran de época visigoda, muchas de ellas contenían ajuar. Pude comprobar en la última obra llevada a cabo en dicha calle la existencia de losas funerarias, descontextualizadas, y del mismo material que las hallada en la calle el Arco. Lo que nos hace pensar que la necrópolis es de un tamaño considerable. Para eso debemos imaginarnos el terreno sin las construcciones actuales.

Hace unos diez o quince años, en una obra de la calle el Baño aparecieron numerosos restos de época romana; los restos cerámicos que vi, me llevaron a pensar que pertenecían al época alto imperial. La conclusión que por entonces saqué era que los baños encontrados hace mucho tiempo en dicha calle y que le da nombre, no eran como se había venido diciendo de época islámica si no romana.

En la esquina de la calle el Baño esquina calle Moreno, a unos cien metros de la tumba que llamamos de la calle el Arco, en los años setenta, apareció una lápida de época romana, esta se había re-aprovechado como quicio de una puerta. Se encuentra actualmente en el ayuntamiento. Esta muy mal conservada; la piedra es de mina, negruzca con betas blancas.

Por el tipo de letras y por la leyenda se ha datado cronológicamente en el siglo I d.c., dos siglos antes que la de calle el Arco. La situación social es también diferente, el tipo de inscripción fue utilizado por esclavos y libertos. No tenemos noticias de ajuar para esta tumba. Las dos coinciden en ser enterramientos femeninos.

No sabemos si se cumplió lo que el marido y el hijo pedían para esta mujer allí enterrada y que quedo reflejado en un verso cincelado en la lapida “Te ruego, lapida, que te dejes caer suavemente sobre sus huesos; que por nuestro empeño no sufra una vez enterrada. Graeca, esclava, aquí está enterrada. Adiós lacco, tu compañero y ***** lo hizo (hicieron) a sus expensas”.

Lo que si es seguro que a su vecina el peso de la losa le machacó sus huesos y parte del ajuar.



Si esta lapida definitivamente es del mismo sitio donde se descubrió, podemos tener completado el mapa las necrópolis dependiente de la población de Castro del Río desde época ibérica republicana hasta final del imperio romano, Situándose el primero en el mismo terreno que el actual cementerio.

domingo, 19 de diciembre de 2010

El CIPOTE (1) de Castro del Río.



El término de Castro del Rio es rico en yacimientos de época romana. La supervivencia de esta población durante tantos años nos ha dejado una rica herencia arquitectónica repartida por todo nuestro territorio.


Restos de Villas romanas y poblaciones de cierta importancia los encontramos esparcidos alrededor de nuestro actual núcleo urbano.

Esta importante concentración humana se debió a las numerosas explotaciones agrícolas, principalmente dedicadas a la producción de cereales y aceite.

La constante demografía producía importante espacios funerarios alrededor de los núcleos de población.

Muchas veces estos recintos coincidían con otros más antiguos de época Ibérica situados en colinas circundantes o pequeñas vaguadas y siempre al alcance visual del asentamiento pero alejados de ellos y cerca de las vías de comunicación. De esta manera estaban accesibles y visibles, así era inevitable leer los epígrafes de las tumbas así el difunto seria recordado mas allá de la muerte: “Detén un poco tus pasos, te lo ruego, joven pïo, peregrino, de forma que puedas conocer por mi inscripción mi suerte funesta”, “Tú, viajero, deséame: que la tierra te sea ligera”. Un caso muy cercano es el de la necrópolis ibero-romana de Castro ubicada en las faldas del actual cementerio.

Poco a poco las costumbres funerarias ibéricas se fueron olvidando dando culto a nueva forma de enterramientos mas romanizados.

El no llevar a cabo los ritos funerarios, como el no dar sepultura al difunto, suponía para éste la imposibilidad de llegar al mundo de los muertos y al no poder regresar al mundo de los vivos; se encontrarían atrapados entre dos mundos, tomando una actitud de venganza hacia los vivos.

También hay quien prefería enterrarse en propiedades suyas. Aunque estaba prohibido enterramientos en tierras fértiles, esto no se cumplía.

A partir de la proclamación en el siglo V a.C. de la Ley de las Doce Tablas se estableció la estricta prohibición de llevar a cabo enterramientos en el interior de la ciudad, configurándose el recinto amurallado como una verdadera frontera entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos. Únicamente los emperadores y determinados personajes de relevancia social tenían el privilegio de ser sepultados en terrenos intramuros, al igual que los niños fallecidos con menos de 40 días.

Estas leyes dieron forma a ordenanzas locales como la prohibición de enterrar o quemar piras funerarias a menos de 500 pasos del recinto amurallado. Los motivos esgrimidos eran cumplir con las normativas higiénicas, legales, culturales, religiosas y de seguridad.

La organización del espacio funerario corría a cargo de los magistrados locales. Procurando el espacio suficiente, preparación del suelo con picadura de sillar y la colocación de cipos y marcadores para delimitar el lugar.

La costumbre de indicar el área funeraria por medio de cipos o estelas está bien documentado desde la segunda mitad del siglo I a. C. como se desprende de un discurso de Cicerón y un pasaje de Horacio.

En las cercanías de Castro del Rïo en la zona del Molinillo Alto fue descubierto un cipo bastante importante. La inscripción funeraria hace mención al locus sepulchri más extenso conocido para la península, un recinto funerario de unos 3000m2, interpretado en relación con una posible villa rústica, CIL, II²/5, 403(2)

Los rebajes presentes en la parte inferior del mismo indican su preparación para acoger estacas que cercarían esta vasta superficie de terreno.




(1) Cipote.
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA
DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA - Vigésima segunda edición

(De cipo).

1. m. Mojón de piedra.

2. m. Hombre torpe, zonzo, bobo.
3. m. Hombre grueso, rechoncho.
4. m. cachiporra (‖ palo).
5. m. Palillo del tambor.
6. m. vulg. miembro viril.
7. m. And. Tarugo, zoquete, cuña
8. m. Col. U. t. en sent. ponder. ¡Cipote lío!, ¡cipote vaina!
9. m. Ven. U. para insultar a alguien sin nombrarlo.

(2) ficha.HD-number: HD002740


responsible individual: Graef last update: 2007-05-23 status of the EDH-version: corresponds to AE reading
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province: Baetica modern country: Spain region: Córdoba
find spot (ancient name): find spot (modern name): Castro del Río, bei find spot (street, etc.): El Molinillo Alto - La Polonia, zwischen
date: specific: 1 – 100
literature: AE 1984, 0536.
J.F. Rodríguez Neila, Habis 14, 1983, 178-192, Nr. 5; lám. 6c
u. d. - AE 1984.
CIL 02 (2. Aufl.) 05, 00403; Foto.
externe Foto(s): www2.uah.es:cilii5,00403.jpg cil.bbaw.de:PH0005353.jpg

A-Text: L(ocus) in fronte / p(edes) CCXXV et / in agro p(edes) CL .

domingo, 18 de abril de 2010

LA VENUS DE CASTRO DEL RIO

Esta es la imagen real de la estatua.

Encontrada la Venus Castreña en el Museo de Málaga; he tenido que utilizar varios buscadores para encontrar la imagen.


Con toda probabilidad tiene que ser ella. ¿Lo podemos asegurar?; Aunque no sea idéntica con la descripción de Villacevallos; es la única pieza con estas características que pasa al museo arqueológico de Málaga.

Si embargo si nos fijáramos bien en las anotaciones de Villacevallos, encontramos unas diferencias importantes. Villacevallos describe la pieza y señala que solo le hace falta un brazo, que las piernas las cubre con una piel de animal, así como rasgo importante el cabello suelto.



Nº 8. ESTATUA DE VENUS. CASTRO DEL RIO

A:”Antigualla 8ª. De Castro del Río. ESTATVA DE VENVS. Remitiome en este año 1 750. de la antigua vílla de Castro el Rio d(o)n. Francisco de Morales, y Molina, una estatua de Venus Cypria alabastrina, que aunque sin su brazo // derecho desnudo, y cabeza, se reconoce tenia el cabello suelto,

y se ve desnuda hasta la cintura, cogido con su mano izquierda por delante una píel de Animal con que desde alli, hasta los pies se le rodea, y es de mas de cinco quartas de alto, fuera de la peanilla en que existe. Semejante à esta la veo en un Libro que tengo de varios trozos, y estatuas celebres de Roma, à excepecion del cabello suelto que no tiene la de dicho Libro.”

B: “8ª. Estatua de Vénus Cypria alabastrina desnuda hasta la cintura, cogiendo con su mamo izquierda por delante una piel de animal, q(ue) la cubre desde alli hasta los Pies; .fa/tale la cabeza, y brazo derecho, no obstante se reconoze, tenia el cabello suelto; es de mas de cinco quartas de alto sin la peana; hallose en Castro del Rio, o cerca . "



El brazo izquierdo pudo haber sido perdido en uno de los traslados, pues en la descripción actual exclusivamente hace mención al los dedos de la mano izquierda.
  “Es una escultura de talla mediocre que carece de cabeza y brazos. El cuerpo, desnudo en su mayor parte, se inclina ligeramente hacia adelante por el efecto de sujetar el velo que cubre las piernas, lo que provoca marcadas arrugas sobre el vientre. El velo está anudado en la parte delantera formando flecos que caen hasta el suelo. Debió estar sujeto por la mano izquierda, cuyos restos de los dedos aún se conservan. En la talla del velo se ha querido reflejar la sensación de transparencia, insinuando levemente las formas de las piernas.”



En lo que no se equivoco Villacevallos fue en la datación de la estatua. Siglo II.
  La diosa de la belleza y del amor seria encargada para alguna de las villas importantes de nuestra localidad. Me inclino por la de la Viña Bononato o la del Cortijo del Polvillo.

jueves, 15 de abril de 2010

Una Estela Funeraria Castreña por tierras de Málaga.

La encontramos en el museo Arqueológico de Málaga. ¿Cómo ha llegado allí?


La estela es de piedra arenisca. Tiene un rebaje en la parte superior, formando un semicírculo en relieve; muestra una rotura en la esquina inferior derecha.

  La leyenda en latín esta formada por letras capitales rústicas cinceladas. Y dice así:

  D. M. S ATICTVS MASCELLIO AN. VI. MENS. VII D. [u] P. I. S. H. S. E. S. T. T. L.

  (Consagrado a los dioses manes. Acticto Mascellio, de seis años, ocho meses y cinco días, piadoso con los suyos, yace aquí. Que la tierra te sea leve.).

Llega al museo Malagueño después de pertenecer a una familia amante de las antigüedades. Los Loring de Málaga. Este matrimonio había formado una colección importante en su finca La Concepción.

  Unas de las mayores aportaciones a la Colección Loringiana fue la compra de la colección del Anticuario cordobés Villacevallos.

  Villacevallos, completó una hermosa colección arqueológica con piezas provenientes de toda la betica.

  Castro del Rio aportó varias piezas a su colección.  Al menos tres.

  Tenía contactos en este pueblo. En 1750 Francisco de Morales le vende una pieza, en 1753 recibe una carta desde Castro de don Bartolomé Sánchez de Feria y un clérigo de este pueblo le pasaba información sobre inscripciones latinas locales.
  Ramirez de las Casas recoge esta inscipción(equivocada en una palabra), seguramente la habia leido Sanchez de Feria para el P. Flores y cita que se encontraba esta lápida frente al convento de Carmelitas.

Sigo la pista de una estatua de Venus proveniente de este pueblo y que se encontraba catalogada dentro de dicha colección.


lunes, 15 de junio de 2009

SORICARIA


Soricaria. El preludio de una gran batalla


En memoria de Manolo Carrilero.

Diego urbano Mármol

Corría el año 46 a.C. y la República Romana se encontraba herida de muerte. Julio César ultimaba los preparativos para proclamarse dictador. Pero a muchos kilómetros de Roma, y a pocos de Castro del Río, se producen acontecimientos que al gran Julio empiezan a incomodar.
Su último gran rival, Pompeyo Magno, había caído derrotado poco antes en la batalla de Farsalia. Sus hijos y lo que quedó de su ejército viajaron hacia España donde aún quedaban bastantes partidarios de la causa pompeyana.
Lo que hasta entonces habían sido pequeñas escaramuzas de un grupo de adeptos a la causa, ahora se había convertido en un gran problema para César, ya que habían conseguido formar un ejército con trece legiones, doce mil hombres de infantería ligera y un cuerpo de caballería, en total cerca de ochenta mil hombres; encabezados por Cneo y Sexto Pompeyo, Labieno, viejo cabecilla pompeyano, y Attio Varo, traidor de César.

Viendo César que toda la Hispania se le levantaba, se vio obligado a poner cartas en el asunto. Abandona los temas políticos y organiza su viaje a España. Desde Roma y con un ejército de soldados jóvenes llega a la ciudad de Obulco (Porcuna) en tan sólo 27 días. Porcuna le sirve como campo para organizar la campaña y constituir su nuevo ejercito con el personal reclutado.

Desde los primeros enfrentamientos, a principios de Enero, hasta su culminación, el 17 de Marzo en la batalla de Munda, el escenario para albergar a estos dos ejércitos, que suman cerca de ciento veinte mil efectivos, se sitúa según las crónicas en un círculo de treinta Kilómetros alrededor de Montemayor. A nosotros nos resulta estrecho y agobiante.

No es nuestra misión situar el “campus Mundensis”, rompecabezas imposible de construir si tenemos en cuenta que no existen apenas estudios arqueológicos en esta zona de la campiña cordobesa para ir colocando las piezas que nos faltan.
De las propuestas que se disputan la ubicación de la llanura de la batalla y de la ciudad que le da su nombre, la de Montilla (Córdoba)–Llanos de Vanda y Lantejuela (Sevilla)–Llanos del Águila, es la segunda la más defendida actualmente. Hipótesis avalada por una serie de hallazgos, como es el de un pasador de plata con el nombre A. Varo (lugarteniente de Pompeyo, que murió en el último combate), o son los restos de material de guerra (proyectiles de plomo para ondas). Además si, según una interpretación del capitulo 41, para asediar Urso (Osuna) los cesarianos fueron a por madera a Munda, ésta debía estar cerca de Osuna. Aunque también podríamos pensar que se desplazaron a por material de madera ya construido utilizado en el asedio a la ciudad de Munda, valiéndole la pena alejarse más y no tener que volver a construir. De manera que seguimos sin encontrar el lugar por ser insuficientes estos datos.

Por otro lado si observamos el mapa editado en “La Historia de España”, de Menéndez Pidal, vemos que para situar la ciudad de Munda en Montilla, muchos emplazamientos mencionados en el “Bellum Hispaniense” quedan en interrogación, como es el caso de Ventipo, que el autor lo sitúa cerca de Nueva Carteya y hoy se sabe que se encuentra en Casariche (Sevilla). César cuando se dirigió a Munda desde Ucubi (Espejo) pasa por
Ventipo, de manera que los Llanos de Vanda quedan descartados.

Posiblemente ninguno de estos lugares corresponda a la verdad histórica y convendría buscar su emplazamiento en otra zona de la provincia.
Entre osuna y Córdoba, marcando una línea, estaría Munda. Pero siempre más cerca de nuestra capital, ya que, fue el lugar donde se refugió el grueso del ejército vencido.

Mientras no aparezcan datos que lo demuestren se situará esta batalla según convenga al historiador de turno. Este pasaje es el más confuso del “Bellum Hispaniense”, así que nos vamos a centrar en el primer escenario, Llanos de Vanda, que es el más claro, y por cercanía, el más interesante para nosotros.

César viaja hacia la provincia de Córdoba, su primer acto es intentar levantar el cerco a Ulia (Montemayor), la única ciudad fiel que le quedaba y que se encontraba sitiada por Cneo Pompeyo. Manda a cinco mil quinientos infantes y otros tantos jinetes.
Él mientras se dirige hacia Córdoba con una doble intención, intentar tomarla para montar allí su centro de operaciones resguardándose del duro invierno y obligar a Cneo a mandar ayuda a su hermano Sexto que tiene tomada la capital. César consigue que
Cneo baje la presión sobre Montemayor y ésta es liberada junto a las tres legiones que la defendían.

Sin embargo, Córdoba, con un gran recinto amurallado, se le resiste y sus adversarios, en espera de que la falta de recursos derrote a los cesarianos, no le plantan batalla. César quiere acabar esto cuanto antes, se encuentra cansado y enfermo en una tierra muy hostil.

Julio César descubre que los pompeyanos tienen un importante reducto a pocos kilómetros y aunque bien fortificado, sus silos guardan grandes reservas de trigo. Con el asedio a Ategua comienza la segunda etapa más importante de la guerra. César se apresura a levantar dos campamentos, uno frente a la apetecida plaza y otro que conocemos por “Castra Postumiana” – en una eminencia situada ventajosamente a cuatro millas del principal llamado el campo de Postumio–.
De modo que, de ser ciertas las distancias, no podemos situar este campamento en Castro del Río como alguna vez se ha hecho.

De nuevo a César se le resiste otra población que tiene un gran continente de soldados pompeyanos.
Pero Cneo comete un fallo, confiado en su fuerza, no acude de inmediato en defensa de los sitiados y cuando lo hace, Ategua se encuentra totalmente cercada. Monta su campamento a dos millas del de César y continuamente intenta romper el cerco, pero la caballería cesariana se lo impide, Ategua queda aislada de Córdoba y no puede recibir ayuda desde el exterior.

Comenzamos a ver una guerra en Ategua donde se utilizan toda clase de estrategias hasta el final de la contienda: el material de guerra más sofisticado, espías que se hacen pasar por esclavos viajando de un campo a otro, los conflictos con los soldados y el uso de la población civil en el interior que, presionada por los de uno y otro bando, hace que la convivencia sea impracticable. Además de otras armas psicológicas, como los asesinatos de gente inocente para escarmiento de otras ciudades. El aumento de partidarios de la causa cesariana y la falta de ayuda por parte de los pompeyanos motivará que la ciudad se rinda y abra sus puertas a César el 19 de Febrero del 45 a.C., siendo aclamado como Emperador.

Después de la pérdida de Ategua, César obliga a Pompeyo a maniobrar aguas arribas del Guadajoz para ir arrebatándole progresivamente el control de las plazas fuertes y obligarle a entablar batalla. Se centró en Ucubi (Espejo), Pompeyo dispuso que se fortificase bien la plaza y se construyesen fuertes en todos los alrededores.
Para no caer de nuevo en el mismo error mandó averiguar quienes eran partidarios de César dentro de la ciudad, días más tarde ordenó degollar a sesenta y cuatro personas que se decían afectas al partido de César, ciento veinte lograron huir.

A los pocos días César llega a Ucubi –siempre más inmediato al enemigo y empezó a levantar una línea hasta el río Guadajoz– ¿Sería un atrevimiento situar Ucubi en un punto diferente al actual Espejo? Las distancias me hacen pensar que si el campamento de César estaba muy cerca de Ucubi, construir una línea (de trincheras y empalizadas) hasta el río, conociendo el terreno, sería una obra faraónica e inútil.

Sabemos que Pompeyo después de levantar campo en Ucubi volvió y mandó incendiarla. ¿Podría estar levantado el actual Espejo sobre Aspavia? –viendo Pompeyo que se le cortaba la comunicación con el fuerte de Espejo, distante cinco millas de Ucubis– (el fuerte de Espejo se refiere a Aspavia). El trabajo se realizó –Estando los nuestros ocupados en la obra salieron gran número de enemigos y recibieron una gran descarga de dardos– ¿Estaría Ucubi más cerca del Guadajoz, a cinco millas del actual?

Me resulta difícil creer que nuestro pueblo quedara fuera de esta guerra, bien amurallado y con la cantidad de silos que encontramos alrededor, debía ser atractivo para ambos. Está casi demostrado, a falta de estudios arqueológicos, que en la zona donde hoy se encuentra el cementerio y toda esa loma, existió un campamento, lo que no sabemos es a qué causa seguía quien lo ocupó, aunque históricamente se ha venido defendiendo que a la cesariana.

Contando con los datos que nos ofrece el “B.H.” podemos afirmar que Soricaria se encuentra en el actual Castro del Río (algunos la han situado en Iznajar y Monturque, pero estos quedan muy lejos del contexto).

A primeros de Marzo ocurren hechos muy importantes que obligan a los hijos de Pompeyo a trasladar el escenario lejos de esta parte de la campiña que le está siendo tan desfavorable.

La batalla de Soricaria

El cinco de Marzo se encuentran los dos ejércitos junto a Soricaria, su fortificación le sirve a César para asegurarse la retaguardia. El ejército pompeyano se encuentra entre Castro del Río y el campamento principal de César, siendo descubierto por el ejército de éste que comienza a abrir trincheras para cortarle la ayuda desde Espejo, viéndose obligado Pompeyo a dar batalla. Tiene que salir a toda costa del valle del Guadajoz, está desprotegido, el llano hace la batalla ventajosa para César; así que busca una zona más elevada, teniendo que pasar por un paraje nada propicio. Los dos se dirigen a ocupar la misma altura.
Aunque Pompeyo consigue situarse en un altozano y protegerse. En su salida del llano en desbandada sufrió mucho daño. Su suerte fue que cayó la noche, sino, no se hubieran salvado. En el campo de batalla quedaron muertos trescientos veinticuatro soldados de infantería ligera, ciento treinta y ocho legionarios, además de otros muchos cuyas armas y despojos se llevaron a los reales.

El seis de Marzo Pompeyo volvió a Soricaria, de nuevo rehusó el combate no sin antes sufrir numerosas bajas.
Este día hubo un duelo que prefiero mostrar completo:

XXV. Al día siguiente, habiendo venido al mismo paraje sus partidas de a caballo, hacían lo mismo que oirás veces, pues nadie sino la caballería tenía ánimo para presentarse en terreno igual. Estando los nuestros ocupados en los trabajos, empezaron las tropas de a caballo a tener algunas escaramuzas, y juntamente los legionarios con grandes voces, como pidiendo lugar; de modo que acostumbrados a seguir a las partidas de caballos, se podía pensar que venían dispuestos a la batalla. Salieron los nuestros bien lejos por un hondo valle e hicieron alto en la llanura en terreno igual. Mas ellos sin duda no se atrevieron a bajar a campo raso, sino Antistio tarpión, que fiado en sus fuerzas entró en la presunción de que no había en el campo contrario quien le pudiese hacer frente. Aquí se vio, como dicen, el combate de Aquiles con Memnón. Q. Pompeyo Niger, caballero romano de itálica, salió de nuestro ejército a sostener el combate. Como la ferocidad de Antistio había llamado la atención a todos, aun de los que estaban en la obra, los dos ejércitos se pusieron a ver esta batalla singular. Era dudosa la victoria entre los dos campeones; y así parecía que su combate iba a decidir la suerte de los dos ejércitos. Tan deseosos y afectos cada uno al de su partido…. (Parte del texto perdida en el tiempo)… tenían divididas entre sí la voluntad de los experimentados y de sus favorecedores.
Entraron en la llanura con brioso ademán para combatirse, ambos cubiertos con escudos muy relucientes y hermosísimos por el grabado. Cuya batalla se hubiera concluido luego, a no ser que la infantería ligera, que como dijimos estaba no lejos de los reales, para sostener a su caballería... (Parte del texto perdida en el tiempo)…. Al recogerse nuestra caballería al campo, partieron en su seguimiento los contrarios con demasiada codicia. A este tiempo, levantando los nuestros el grito, cerraron todos con los enemigos, que poseídos del miedo, y puesto en fuga, se retiraron a los reales con pérdida de mucha gente.
Mi opinión es que Cneo Pompeyo pensó dar allí la batalla final y viendo que este paraje le desfavorecía se retiró.
Por demostrar tanto valor ese día, César regaló a la centuria de Casio trece mil sestercios, dos collares de oro al capitán y diez mil sestercios a la infantería ligera.
Contaba un esclavo que se había pasado al campo de César que desde ese día las tropas de Pompeyo habían cogido mucho miedo y que Attio Varo andaba reforzando todos los fuertes. Debió ser así porque las deserciones comenzaron a ser muy numerosas.
Cneo Pompeyo levantó el campamento de Espejo dejando una guarnición y situándose en el lugar donde se produciría la batalla definitiva. César le siguió, estaba en desventaja, pero decidió entablar batalla y dice Floro –pudo leerse el pensamiento de la muerte en su rostro–, imploró a los Dioses que no le hicieran perder en una sola batalla el fruto de tantas victorias. Los dioses lo escucharon.

César comentó: –A menudo he combatido para conseguir la victoria, hoy por primera vez, he luchado por mi vida–.

Derrotados los hijos de Pompeyo cayó también la República Romana. Cayo Julio César regresó a Roma para proclamarse emperador, pero la gloria le duró poco y antes de cumplir un año de la victoria murió asesinado. El divino Julio, ante Munda, cuando se estaba talando un bosque encontró una palmera y mandó conservarla como símbolo de la victoria; de ella nació al poco tiempo un retoño que creció rápidamente, de tal manera, que no sólo igualó al árbol madre, sino que la superó y dicen que por este prodigio decidió que su sucesor fuera el nieto de su hermana, Octavio Augusto, que lo había acompañado durante toda la campaña. Éste llegó a sucederle pero tuvo que utilizar otros métodos, no bastó con la voluntad del Gran César.

Nota: “El Bellum Hispaniense no nos cuenta la realidad de lo acontecido, no es un trabajo imparcial, el autor era partidario de César. En la batalla de Munda se cuentan treinta mil bajas de Pompeyo frente a mil de César, datos poco creíbles. ¦