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Si notais que llevo mucho tiempo sin escribir, posiblemente me esté pasando la mismo que le ocurrió a García Birlán.
"El deber me ordena que os dedique esta crónica y la pluma se niega a escribirla. Se amontonan las notas en mi imaginación y la péñola no sabe darles forma. Esfuerzo el pensamiento, concibo ideas, bullen las palabras en la mente y aun permanecen blancas las cuartillas."

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¿Un cateto escribio esto?:

Esta cárcel que, durante varios meses, le dio ocasión de un trato prolongado con el mundo variopinto del hampa, verdadera sociedad paralela con su jerarquía, sus reglas y su jerga, parece ser, con mayor probabilidad que la de Castro del Río , la misma donde se engendró el Quijote, si hemos de creer lo que nos dice su autor en el prólogo a la Primera parte: una cárcel «donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación», y en la cual bien pudo ver surgir, al menos, la idea primera del libro que ocho años más tarde le valdría una tardía consagración.

Cervantes en su vivir .

Jean Canavaggio

martes, 20 de septiembre de 2016



San Cristóbal el santo que ya no lo es.

  El artículo que hoy os presento no trata de buscar los orígenes de San Cristóbal (aunque para el buen entendimiento del personaje haré un breve resumen de su historia), sino de dar un toque de atención al lector, en pro del conocimiento de la figura del Santo en la villa de Castro del Río y la importancia del mantenimiento de su representación pictórica.
 
El Hombre.
 
  Parece ser que lo único cierto de este personaje es que hubo un mártir llamado Cristóbal.
Los orígenes de Réprobo, llamado así antes del bautismo, nos trasladan a un mundo anterior al Cristianismo, y encuentra sus raíces en la mitología de pueblos antiguos, egipcios, griegos, etc.
Este santo es fiel ejemplo de la adopción de héroes paganos por el Cristianismo en sus inicios.
Su representación iconográfica es diferente en Oriente que en Occidente, pero manteniendo idéntica funcionalidad: la de ser portador, protector y ejemplo de fortaleza, tanto física como moral.
La leyenda increíble e irreal se va fraguando durante siglos, y fue recogida en La Leyenda Dorada de Jacopo de la Voragine, en el siglo XIII.
Según cuenta la leyenda, Réprobo, hombre físicamente fuerte y grande, busca ponerse al servicio del rey más poderoso. En su búsqueda pasa por estar al servicio del Diablo,  pero se da cuenta que este a su vez teme a Jesús crucificado.

Por indicación de un ermitaño, en su búsqueda, trabaja ayudando a viajeros a cruzar un río. Un día lo requiere un niño para que lo pase a la otra orilla. En medio de las aguas se da cuenta que le cuesta andar por culpa del peso de éste. Le pregunta qué quién es él para pesar tanto, respondiendo el infante que el Niño Jesús, y que trasporta en sus espaldas al mundo y a su creador.
Tras encaminarse para dar testimonio de su fe el rey de las tierras de Licia, lo provoca para que abandone sus creencias, fracasando en su intento. Entonces el rey decide someterlo a todo tipo de tormentos, inaguantables para cualquier humano, hasta que muere decapitado.
Se le invoca contra la peste. Se convierte en patrono de muchos oficios, la mayoría peligrosos. También es convocado contra el mal de ojo y contra la muerte súbita.
Patrón de caminantes y peregrinos con dificultades. Debido a tantos patronazgos de le
dedican multitud de iglesias.
El culto en Occidente es tardío. Su máximo apogeo será en el siglo XIII, a partir de la Leyenda dorada
. El culto a San Cristóbal se va extender rápidamente por toda Europa, pero en especial en España, que es donde se guardan la mayoría de sus reliquias (también puestas en duda). 
 

En Castro, se le dedica una ermita en un lugar privilegiado: con suficiente altura para que se pueda ver con facilidad, en el cerro que actualmente llamamos de San Cristóbal, junto camino de entrada noroeste a la localidad, el Camino de Córdoba. Y también un fresco de grandes dimensiones en un muro de la Parroquia de la Asunción, justo a la entrada a mano izquierda.
Es a partir del siglo XVI cuando se le comienza a cuestionar por la iglesia por sus orígenes páganos, y algunos comenzaron a relacionarlo con el culto supersticioso y de la protección de la muerte sin confesión. La Iglesia lucha contra aquellos cultos sospechosos, llegando incluso a ordenar la destrucción de sus imágenes.
Desde el Concilio de Trento, y la posterior Contrarreforma, la iglesia se preocupó mucho de apartar de la devoción a aquellos Santos que ofrecían demasiadas dudas históricas, y San Cristóbal lo era. No fue hasta 1969 cuando el Vaticano rechazó, a pesar de su extensión e importancia histórica a este personaje del Santoral Católico, aunque se mantuvo el derecho a su representación iconográfica y veneración por razones de tradición. Una leyenda apócrifa basada en una historia magnificada en época medieval.

Vista de Castro desde el Cerro de San Cristóbal
 
La Ermita
  La localidad castreña no puede ser diferente, y construye una ermita a San Cristóbal en el cerro que lleva su nombre. Según Aranda Doncel se mantiene gracias a un censo y una haza en el cerro de dicha ermita, que le rentan al año alrededor de un ducado y dos fanegas de cebada respectivamente, más los donativos que realizan los fieles.
No conocemos la fecha de abandono y derrumbe de dicha ermita, Ramírez de las Casas Deza dice que ya no existe a mediados del siglo XIX (1).
Conozco una historia curiosa que escuché en los años ochenta del pasado siglo de boca del protagonista.
Labraba esa tierra; donde los restos de esa construcción se mezclan con otros más antiguos,
predominando los romanos, mi amigo Luis León Aranda (q.d.e.p.), vio como de la tierra levantada surgía una piedra con formas, diferente a las demás. Cuando la cogió se dio cuenta que era una pequeña escultura de un santo y como no podía ser de otra forma la entregó en la parroquia. La escultura que encontró era la de San Cristóbal; en otros tiempos este hallazgo habría tenido connotaciones milagrosas, pero eso eran otros tiempos. Quedó depositado en una de las capillas siendo párroco D. Juan Bravo Carpio.
Fotografía año 1990. Aun conserva el pie.
Fotografía año 2015. 

 
El fresco de la Parroquia.
 
  El fresco mural de la Parroquia lo encontramos en la nave del Evangelio, justo al entrar por la puerta principal a mano izquierda. La situación de la imagen de San Cristóbal en ese lugar no es "a voleo"; más bien se debe a la leyenda que decía que el fiel que veía a San Cristóbal no moriría en las siguientes veinticuatro horas, al menos no sin confesión (muerte súbita). Todos los asistentes a la iglesia quedaban protegidos con tan sólo entrar a la misma. 
Desde niño, en mis tiempos de monaguillo, y mucho después, cuando preguntaba por él y su restauración, siempre escuchaba lo mismo, que era de poca importancia y escaso valor. Hoy en día no estoy de acuerdo con esa respuesta. Es más, creo que estamos ante una obra de arte de mucha importancia. Debo de hacer hincapié en que yo no tengo muchos conocimientos sobre arte, y las conclusiones a las que llego pueden ser discutidas.
La historia reciente del fresco nos cuenta que no ha gozado de muy buen tratamiento. Estuvo a punto de peligrar por unas obras que se iban acometer en esa parte del templo, una especie de almacén para uso de las hermandades. Preocupado por la desaparición de este icono de la iglesia, el párroco Andrés García Torralbo busca financiación para la compra de un cuadro con la imagen del Santo entre conductores y personas de nombre Cristóbal de esta localidad. Cada cual puso su granito de arena, y,  la compra se realizó.
Años más tarde se llevo una limpieza del fresco por tener mucha acumulación de polvo con ¡una goma con agua! Y ahí sigue.
La representación iconográfica del San Cristóbal de Castro del Río entra dentro de las generales de Occidente: hombre gigante con Niño Jesús a sus hombros, con vara o palma y con vestimenta tosca, la cual podía ir recogida o corta. El calzón del de Córdoba es recogido, mientras en del de Castro es corto.
La iconografía fue evolucionando en el tiempo dependiendo del momento histórico y
el gusto estético.
“…..El majestuoso San Cristóbal que sigue los modelos realizados por Mateo Pérez de
Alesio y Juan Luis Zambrano en las catedrales de Sevilla y Córdoba, son las obras pictóricas de mayor antigüedad que existen en Castro del Río”. (2)
 
En Castro poseemos uno de estos gigantescos frescos, que el único parecido a los escasos San Cristobalones que encontramos actualmente en Andalucía es el tamaño.
Mientras en el de aquí el niño es portado en el hombro derecho los demás, en su inmensa mayoría, lo hace en el Izquierdo. El báculo es cogido en Castro con las dos manos, apoyándose a la izquierda la inmensa mayoría de los conocidos lo hacen con una sola mano, la derecha. El de Ronda lo hace con las dos manos, pero se apoya en el lado derecho. Este detalle y la cara con esa expresión de asombro, por el peso que le obliga andar con dificultad, realizando tanto esfuerzo que necesita apoyarse en la vara con las dos manos para soportarlo; mientras, el niño hace lo mismo con el globo terráqueo para que no se le caiga. Estos detalles corresponden a la iconografía del siglo XVI (3).
El santo gira la cabeza mirando al niño para evidenciar el esfuerzo. Mantiene el autor en Castro del Río la influencia de otros del siglo XV. También dicho pintor ha querido vestir a San Cristóbal con un exagerado manto rojo para potenciar el martirio sufrido.
El declive del culto a San Cristóbal se inicia en el segundo tercio del Siglo XVI provocado por la Contrarreforma. La mejora de las condiciones de vida, y la desaparición de las grandes epidemias hicieron el resto.
En los años 70 de siglo pasado, los usuarios de los productos de la industria automovilista lo tomaron como protector, ni siendo raro ver en vehículos la medallitas de San Cristóbal.
 
Curiosidades a tener en cuenta.
  ‐ Hay un detalle que me llama la atención con el lienzo de San Cristóbal de la Mezquita Catedral, y es el gran parecido de la pierna derecha con el nuestro. El autor para algunos pudo ser Antonio Álvarez Torrado .
  ‐ La composición del fresco de Castro encuentra más parecido al de Montemayor del Río (Salamanca), Medina del Campo (Valladolid), incluso el de la Catedral de Cuenca, que, a los andaluces que hemos podido observar. (4).
  ‐ Una de las letras que se canta en la Aurora, las noches de diciembre está dedicada a este gigantón que cruzaba el río:
                                San Cristóbalón con el niño al hombro
                                el pino en la mano se le blandeó
                                Cristo: ¡balme Niño, lo que pesas!
                                Seguro que al agua caeremos los dos.
ESTRIBILLO
                              Y le respondió y le respondió
                              desde hoy te llamas Cristóbal
                              que así lo dispone el Hijo de Dios.

  ‐ Nos cuenta Francisco Morales Basurte en su libro Raíces que rogaban las mocitas castreñas a San Cristóbal un novio que le sacara de la soltería. Recurrió una madre a este santo; patrón también de las causas difíciles, un marido para su hija: “San Cristobalito, chiquito y bonito, carita de rosa, cásame a mi hija que la tengo moza”. La rogativa tuvo su recompensa, pero al tiempo el marido resultó no ser el mejor acompañante (borracho, pendenciero y jugador) así que la pobre mujer fue de nuevo en busca del santo, ahora a reprocharle “San Cristobalón, cara de cojón, patazas, manazas, cara de cuerno, como tú eres me diste el yerno”.

  ‐ En el blog El templo de Salomón encontramos un interesante artículo titulado “A la búsqueda de la historia y huellas templarias en Castro del Río”, firmado por José Navajas Moreno (Editorial Ituci Siglo XXI). El autor encuentra una relación entre el santo y los templos templarios, actuando San Cristóbal, en este caso, como guardián del lugar sagrado.

‐Otra cuestión a tener en cuenta es que, curiosamente, no se menciona el fresco de San Cristóbal en casi ninguna de las publicaciones existentes sobre Castro. Ni siquiera en la obra más completa editada en Córdoba, dirigí por Bernier, Nieto Cumplido y otros: “Catalogo Artístico y monumental de la provincia de Córdoba”, y eso que realiza un importante recorrido de las pinturas de la Parroquia.

Nota:
Este artículo está redactado en base a la información que hay publicada en estos momentos. Desconozco, además, si existe un proyecto de restauración o si se ha actuado sobre él, en las obras que se están acometiendo en la Parroquia actualmente.
P.D.:
En estos días me ha recordado mi vecino y amigo Vicente Ortiz la historia que esconde el cuadro con unos pajarillos que había que encontrar, y que el autor, al igual que en Córdoba con la imagen de una virgen que se encuentra escondida junto al pie trata de mantener la atención del publico. Yo no lo recordaba bien, creían que eran peces los "camuflados" y ante la inseguridad lo obvié. Cuando me lo recordó me alegré. Creo que era un dato importane que no podía dejar pasar. Saludos. 
 
(1)Corografía histórico‐estadística de la provincia y obispado de Córdoba.
(2) Los Pueblos de Córdoba, Caja Provincial de Ahorro de Córdoba, Córdoba 1992.
(3) San Cristóbal: Significado Iconológico e Iconográfico. Mª Dolores García Cuadrado.2001
(4) http://www.consultatodo.com/sanCristobal/sanCristobal1.htm


Diego L. Urbano Mármol