..

Si notais que llevo mucho tiempo sin escribir, posiblemente me esté pasando la mismo que le ocurrió a García Birlán.
"El deber me ordena que os dedique esta crónica y la pluma se niega a escribirla. Se amontonan las notas en mi imaginación y la péñola no sabe darles forma. Esfuerzo el pensamiento, concibo ideas, bullen las palabras en la mente y aun permanecen blancas las cuartillas."

.

¿Un cateto escribio esto?:

Esta cárcel que, durante varios meses, le dio ocasión de un trato prolongado con el mundo variopinto del hampa, verdadera sociedad paralela con su jerarquía, sus reglas y su jerga, parece ser, con mayor probabilidad que la de Castro del Río , la misma donde se engendró el Quijote, si hemos de creer lo que nos dice su autor en el prólogo a la Primera parte: una cárcel «donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación», y en la cual bien pudo ver surgir, al menos, la idea primera del libro que ocho años más tarde le valdría una tardía consagración.

Cervantes en su vivir .

Jean Canavaggio

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domingo, 23 de diciembre de 2012

Santa Rita, Rita, Rita.


Lo que se da no se quita. Esta plegaria posiblemente sea la más conocida en el entorno cristiano; desde pequeño nos aferramos a ella para no devolver algo que se nos ha entregado. Somos materialistas y posesivos por naturaleza y de niño mucho más.

No es una expresión que se utilice porque rime, sino  porque según cuenta la  leyenda tiene su fundamento: una mocita mayorcita le pedía a la Santa en sus oraciones que le concediera un novio. La santa le concedió el deseo; pero a la pobre, que no era muy agraciada, este le duró poco, así que volvió para recriminárselo diciéndole: Santa Rita, Santa Rita lo que se da no se quita.

Sorprende que esta santa tan polivalente no tenga en nuestra población mucha devoción; aunque a nivel general sí la tenga, pues es patrona entre otras: de las enfermedades y heridas, de las madres, de los problemas en los matrimonios, protectora de la familia, de la paz, de los casos perdidos, difíciles o desesperados. Por todo esto es conocida por “la santa de los imposibles”.

Es la protectora de los higos, de las rosas y de los gusanos de seda y en España además es la patrona de los funcionarios que trabajan en los ayuntamientos.  Se celebra su onomástica el 22 de mayo.

Decidí hacer este trabajo sobre la ermita de Santa Rita en Castro por ser este un lugar al que desde muy joven le he tenido mucho apego. El arroyo que conocemos por el de Santa Rita es conocido desde hace muchos años por la cantidad de monedas antiguas que quedaban en su lecho después de las tormentas. Éste era frecuentado por personas aficionadas a la numismática. 

Mi interés por lo histórico me llevó a conocer el paraje donde se encuentra los restos de una edificación.

 Es un lugar que frecuentemente visito en mis paseos deportivos; incluso algunas veces me suelen acompañar mis hijos, por ofrecer unas vistas hermosas del pueblo.

 Los restos de construcción  desde siempre los he conocido por “la ermita de Santa Rita” incluso está inventariado como Patrimonio Inmueble de Andalucía con carácter arqueológico con ese nombre. El periodo abarcado por este yacimiento en base a los restos materiales apreciados en superficie va desde época romana hasta la edad moderna, encontrando restos de sigilatas, tégulas, cerámicas medievales comunes y vidriadas.

El yacimiento es mencionado en numerosos estudios de la provincia realizados   por Juan Bernier, M.  Carrilero, José A. Morena López, Ignacio Muñiz Jaén  y otros.

Tengo noticias que en el lugar  se llevaron a cabo prospecciones, de las que no tenemos resultados algunos, tan sólo  verbales, por un grupo local de Misión Rescate dirigido por un profesor que impartió clases en Castro llamado Rafael Copé a finales de los 60 o principio de los 70.

El lugar se encuentra bien visible desde la salida del pueblo en dirección a Doña Mencía en una prominencia que destaca a espaldas de la cooperativa de consumo Guadajoz.

La elección de este lugar para erigir la ermita pienso tenga más que ver con un hecho histórico más que religioso y posiblemente con el periodo de la Reconquista.

Su construcción, se sitúa en el último tercio del siglo XVI. Se trata de un pequeño edificio a modo de capilla u oratorio que no presenta indicios de haber tenido un aposento para el ermitaño.

La cubierta era de teja moruna, los muros de mortero con decoración en el enlucido exterior, y el interior con toda probabilidad  estaría pintado de color rojo almagra (restos de superficie).

Inicio mi investigación en las fuentes escritas, encontrando pocas referencias a dicha ermita,  lo que me hace llegar a unas primeras conclusiones erróneas.

Juan Aranda Doncel no hace referencia a ella en su trabajo sobre la religiosidad popular en Castro del Río en el último tercio del Siglo XVI, tan poco aparece en el catastro realizado a mediados del siglo XVIII  por el Marqués de la Ensenada. Si lo hace Madoz en su diccionario estadístico e histórico de los pueblos de España 1846-1850 «Antiguamente existieron también la de San Marcos y Sta. Rita, cuyas imágenes fueron llevadas á la de Madre de Dios» , igual mención hace Ramírez de las Casas al hablarnos de las ermitas de Extramuros: «No existen las de S. Marcos y Sta. Rita cuyas imágenes fueron llevadas a la Madre de Dios».

Juan Aranda en su Estudio Histórico y Artístico de la ermita de Madre de Dios escribe: «con motivo del abandono de la ermita de San Marcos, en el siglo XVIII se trasladan a Madre de  Dios las imágenes de San Marcos y Santa Rita, donde permanecen hasta 1936, fecha en la que fueron destruidas.»

En esos momentos pensaba que la ermita de Santa Rita se había construido  después de 1750 (Catastro de Ensenada) y que había sido abandonada antes de 1850 (Madoz). Me sorprendía ya este hecho, pues los numerosos hallazgos monetarios de esa época: resellos, maravedíes y abundantes chavos me hacía pensar en un importante trasiego de personas. ¿Cómo un lugar que cuenta con tanta devoción es abandonado a los pocos años de su construcción?

Visito la Biblioteca Municipal para ver si en sus fondos encuentro nuevas pistas. Como siempre que me acerco por allí, Fali, la Bibliotecaria, me pregunta cariñosa y atentamente: ¿Qué buscas?. Le digo que  sobre la ermita de Santa Rita. Quedamos al dia siguiente para ver algún trabajo provincial. No encontramos nada pero sí  en la conversación que mantengo con ella (que por cierto, me desconcertó).

Me explica que su madre le contaba que de niña iba a las inmediaciones de Santa Rita de celebración de San Marcos.

Con esta información y con la coincidencia del traslado al mismo tiempo de  las dos imágenes a Madre de Dios (Aranda Doncel), me lleva a pensar que estaba realizando un descubrimiento, pero resultó ser un secreto a voces.

Mi prioridad se basa entonces en recopilar datos y  situar la ermita de San Marcos; encuentro que se construyó en la parte meridional. En 1560 se tiene noticia del encargo de la imagen  que será de talla dorada y la construcción de  un altar para éste. En 1594 se han realizado obras de mantenimiento en la ermita y se han construido unas andas para llevar el santo de procesión. 

El lugar que hoy conocemos por Santa Rita se encuentra en esa dirección, lo que me hace pensar que dicha ermita no es tal; sino la de San Marcos y que en ella  seguramente también se rendiría culto a esta santa.

Me encuentro, casualmente, a los pocos días con Francisco Merino y sin preámbulos le pregunto ¿Tu sabes dónde está la ermita de San Marcos? Me respondió: San Marcos y Santa Rita es la misma ermita.  La información la obtiene de unas notas de José Navajas Fuentes y las refleja en su libro Castro del Río del Rojo al Negro: «durante mucho tiempo, el día 16 de abril de cada año, se organizaba una romería en que se traía en procesión a los santos para hacerles una novena en la Madre de Dios». Sin embargo, más adelante cuando descifra las ermitas de extramuros nos dice: «San Marco, Santa Rita, San Sebastián , San Roque, Santa Sofía, San Cristóbal y Nuestra Señora de la Salud». Es un error que se ha venido arrastrando desde XIX.

Lo sorprendente es de cómo el paraje ha llegado a nuestros días con el nombre de la santa, que no tiene en la villa del Guadajoz protagonismo alguno, y que el titular lo haya perdido, con la repercusión que tiene ese dia en la localidad, perdurando hasta nuestro días la celebración con una fiesta campera (y recientemente con procesión) el día de su onomástica.
http://decastroero.blogspot.com.es/2011/04/memoria-gastronomica-ilustrada-san.html









miércoles, 30 de mayo de 2012

Castro del Río, el conflicto de las tutorías y su lealtad a Alfonso XI. (III Parte y última)

Dejamos la versión que nos cuenta el Fraile sevillano Juan Félix Girón; posiblemente el primer historiador de Castro del Rio, para adentrarnos en el trabajo de otro erudito de la historia, el investigador y medico que ejerció en este pueblo; a mediados del siglo XVIII, las dos ciencias. Bartolomé Sanchez de Feria.
 Al parecer él si tuvo entre sus manos el documento; y salvo ampliar algunos puntos incluidos en dichos beneficios, pienso que no viene a aportar sino más dudas; seguramente por ser el documento; como ya he dicho anteriormente, el que provoca tal confusión.
Comienza este periodo de la historia con la derrota y muerte de los infantes, la división del reino entre varios tutores y de lo mal que llevaron los pobladores cordobeses la tutoría del Infante Don Felipe, lo que provocó que sus partidarios “se vieron obligados a desamparar sus cosas, y refugiarse en Castro” donde fueron amparados y protegidos. “El Rey que a la sazón se hallaba en Ecija” (No era el rey sino su tutor el que estaba en Ecija)” viendo la lealtad de los castrenses les dio muy honrados privilegios, que comprende varias gracias, y mercedes.”
 A parte de la descripción del escudo, Sanchez de feria nos aporta otras peculiaridades ; pues dice haber leído con reflexión el original que se encuentra en el archivo de esta villa; y estos son: Que sea villa Real independiente de Córdoba, que su Justicia sea puesta por el Rey, que tenga mercado todo los lunes, que su territorio(término) sea mucho mayor, señalando mas lindes, muy anchas, que su habitantes sean libres de todo pecho y tributo, que tengan libre la sal y otros más.
De nuevo aparece la cuestión de la fecha que se expidió este privilegio. Dice que figura el dieciocho de diciembre de 1351, que es el año 1313*.
Confiesa que hay bastante dificultad a la hora de ponerles fecha, y da cuenta que hay un error bastante visible, pues, se hace en él mención de la muerte de los infantes el día de San Juan de 1319, que es el año de 1357*, que hay numerosos escritos que así lo atestiguan, luego no puede ser el año que manifiesta la historia. Debiéndose en su opinión a un error por “incuria” del que lo escribió.
 Pasamos a otro médico y estudioso de la historia que realiza también trabajos sobre esta villa. Ramírez de las Casas Deza.
Éste nos aporta una información que hasta ahora nadie había hecho, como es ponerle color al escudo, nos dice: “Las armas de Castro consisten en un escudo dividido en mantel, esto es, dos cuarteles en el gafe o arriba y uno abajo o en punta: en el primero Castillo de Oro en campo rojo, en el segundo León rojo en campo de plata y el tercero un puente de Oro en campo azul.
 Hace otra interpretación de algunos de estos regalos “que fuese villa realenga por si independiente de Córdoba y sujeta a su juez propio y se rigiese por el fuero de Sevilla”, otros son nuevos”que no pudiese ser enajenada de la Corona”, mas los ya conocidos del mercado los lunes, las justicias puesta por el rey y de estar libres de todo pecho y tributo y del pago de la sal. Y ahora viene lo más importante. Lo fecha el 8 de diciembre de 1231.
 Ramírez de las Casa ¿describe el escudo tal como lo vio o tal como lo leyó?; Aunque no es en este capítulo donde lo describe, ó, ¿se trata de otros documentos diferentes a los que accedieron sus anteriores? ¿De dónde sacó esa fecha?.
  Duda de si se llevaron a cabo dichos privilegios, pues dice que Castro no dejo de ser villa de Córdoba, ya que es quien le nombra las justicias y regimientos; como se comprueba en los litigios que mantuvieron la capital con el Marqués de Comares, señor de Espejo. Apunta que tampoco se recuerda se hubiera cambiado el nombre a este pueblo. En definitiva que los privilegios no tuvieron efecto alguno. Acaso por ser esta villa Fronteriza mantenida por Córdoba de armas y gentes.
 En mi opinión; al menos en el periodo que duró el reinado de Alfonso el once, si se tuvieron en cuenta,más no se pudieran poner en marcha integramente debido a la inestabilidad existente. El monarca estuvo más pendiente de hacer la guerra que de gobernar, como dicen las crónicas.
  El caso es que sí se conocen decisiones del Rey para Castro del Río ya que el 5 de febrero de 1342, el mismo Alfonso XI volcaba su generosidad sobre las monjas de las Huelgas Reales de Valladolid donando a este monasterio cisterciense todo: “lo que la Orden del Temple había en Córdoba y en Castro del Río e con sus términos”.
No he podido encontrar referencia alguna sobre los colores de la bandera o pendon de nuestro pueblo aunque popularmente se ha venido utilizando el blanco y el azul. Fin.

  Este trabajo se lo dedico a mi mujer por soportar el ruido del teclado hasta las tantas y a un visitante fiel de este blog que nos lee desde: Mountain View, Santa Clara, California. 

*La Era hispánica (o era de César) se utilizaba, según los historiadores, en Europa Occidental entre el siglo V y el XV, una época en la que aún no se conocía el cómputo cristiano o aún no había llegado a ser de común empleo. La palabra Era probablemente es vándala y relacionada con la voz alemana Jahr (año); expresa un recorrido circular (de ahí la aceptación era: terreno redondo para trillar las mieses, haciendo circular a asnos o reses). Dado que este cómputo también se llamaba a veces 'Era de la provincia', durante algún tiempo se creía que se introdujo en el momento de convertir España en provincia romana. Esta interpretación hoy se descarta (ya Pauly-Wissowa anunció, en 1893 -I, 606- sus "gravísimas reservas"). Dado que para hacer coincidir los años de la Era con él los del cómputo cristiano hay que restar 38, se supone que fue introducida en el año 38 a.C. (le doy las gracias a Guillermo Caso de los Cobos por enseñarme esto).
 Nota: Me gusta la historia pero no me debo a ninguna disciplina. En este trabajo voy a citar las fuentes. Porque ¡Me ha dado por ahí!.
   Fuentes utilizadas:
 Wikipedia.
 Juan Félix Girón: Origen y primeras poblaciones de España,....
Manuel García Fernández: La Hermandad General de Andalucía durante la minoría de Alfonso XI de Castilla 1312-1325.
Córdoba Capital. Tomo I. Caja Provincial de Ahorro de Córdoba.1994.
Bartolomé Sanchez de Feria y Morales. Extracto de la disertación histórica-Geográfica dirigido a la Real Academia de la Historia; sobre la Antigüedad de la Villa de Castro del Río. 26 Julio 1774.
 Luis María Ramírez de las Casas Deza. ¿Corografía histórico-estadística de la provincia y obispado de Córdoba? Separata.
 Centro de Estudios del Románico (Monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campóo).Los Monjes Soldados: Los Templarios y Otras Órdenes Militares.

domingo, 27 de mayo de 2012

Castro del Río, el conflicto de las tutorías y su lealtad a Alfonso XI. (II Parte)

Como venía contando en la primera parte de este trabajo el periodo de la minoría de edad y de las tutorías en el reinado de Alfonso XI fue una época difícil con grandes tensiones, tanto en Castilla como en Andalucía y sobre todo en las zonas fronterizas. Uno de los momentos más crítico fue la estrepitosa derrota y muerte de los infantes y tutores del Rey, don Pedro y don Juan en la Vega granadina el verano de 1319 que obligo a la Hermandad General a firmar una tregua con el Reino nazarí de Granada. Por otro lado aparecen nuevos hombres dispuesto a asumir la tutoría del pequeño rey. El levantamiento de la población cordobesa en contra del poder real y su apoyo a don Juan Manuel como tutor obligó a los partidarios del poder real y fieles de la Hermandad General de Andalucía a abandonar la ciudad. Castro del Río; conocida población por su lealtad a la corona fue el lugar elegido por los echados de Córdoba: “Oficiales, Caballeros y Escuderos, sus mujeres, hijos, y compañas” para refugiarse. Es posible que el tamaño de la fortaleza; con sus 40 torres, tuvo mucho que ver con la elección. Como recordaremos el alcaide mayor de Córdoba; también expulsado, era Pay Arias de Castro señor de Espejo; por lo consiguiente el castillo de Espejo estaría también dispuesto, pero su tamaño impedía seguramente la recepción de tanta gente. Por la ayuda que los nobles y la población castreña ofrecieron a los partidarios de Alfonso XI “lo principal de Andalucía de prelados de la iglesia, Maestres de las Órdenes, Almirantes, y Adelantados de la Andalucía” pidieron por merced al Rey otorgara privilegios a esta villa. Los nombres de estos hombres; según Fray Juan Félix Girón, aparecen escritos en las copias; y que me imagino coincidirán con los miembros de La Hermandad General de Andalucía aunque él no los nombra en su escrito, y sí, apellidos de muchas familias de la nobleza castreña y cordobesa. El carmelita se equivoca al datar el otorgamiento de estos privilegios en el año 1319 porque encontramos una carta del Infante don Felipe de diciembre de 1320 que dice “ Sepan quantos esta carta vieren como yo, infante don Felipe, fijo del muy noble rey don Sancho y señor de Cabrera y de Ribera y pertiguero mayor de la tierra de Santiago y tutor con la Reyna doña María, mi madre del rey don Alfonso, mio sobrino, y guarda de sus regnos, otorgo, por que vos en concejo de Niebla y los vuestros mandaderos, con el concejo de la muy noble ciudad de Sevilla y Dias Sanchez de Biedma, alcaide del alcazar de Jahén y de Tiscar y de Quesada, por el obispado de Jahén, et los mandaderos de la dicha ciudad de Jahén y de Jerez y de Carmona y de Niebla y de Marchena, y de Ecija y de Arjona, et Alfonso Ferrandes, Adelantado de la Frontera, y Pai Arias, alcalde mayor por el rey en Cordova y otros caballeros y omes buenos que están en Castro del Río segund se contiene en sus personerías sobre dichas, seelladas con sus seellos y personeros de Castro del Río”. Además hace una reflexión de porque no pueden ser datados en 1313; pudo barajar este año por algun motivo que no conocemos o bien por algun error en los documentos. Tenía en esto razón por supuesto, porque los hechos no habían ocurrido y el rey tenía tan solo dos años. Menciona a dos personas como portadoras de los documentos, el cordobés don Francisco Carrillo y una copia “autorizada” que consiguió en Madrid el castreño Lorente Ximenez. Ahí pienso pueda estar la confusión que tiene el fraile con las fechas, ya que nos confirma que no son documentos idénticos al decir “y añadirle palabras algunas que se dexó la impresión”; refiriéndose al otro, y que estas, sean copias posteriores, pueda contener algún error en las fechas, no sean los originales o estén incompleto. Creo que el fraile no conoció estos documentos de primera mano (“pena de hablar a bulto comose vía, acreditando meguas averiguación por no cansarse un poco mas”)y se baso en informaciones orales que pudieron llegarle o algún apunte de uno de los documentos, pues más adelante se queja de la desconfianza del propietario o tenedor de estos hacia él ”era mi animo desembover, y descifrar todo este privilegio, mas lo desmerece alguna necia, y rustica desconfiança dexe aviso; que la ingenuidad no debe concederle, ò facilitarse mucho al trato, que no fuere de iguales, ò hidalgas obligaciones”. Tan poco nos aporta muchos puntos de estos privilegios, seguramente porque no los conocía. La Fecha del levantamiento de la población cordobesa y la expulsión de los partidarios de María de Molina fue en el año 1320. Entre este año y la mayoría de edad en 1325 de Alfonso XI se escribieron estos privilegios, pues dice: que son por consejo de su tutor, su tío don Felipe(a partir de noviembre de 1320) o bien de 1328 cuando reparte justicia en la ciudad de Córdoba. Me inclino por la primera posibilidad Los privilegios que nos describe el carmelita son los siguientes:”Hizo pues la merced de villa Real, y en adelante, en vez de Castro de Río, se llame Castro Leal; y que tenga armas, pendon, y sello, en la una tabla, señal de su puente, con su alcazar; y en las otras un león, en señal de que a nadie pueden obedecer, sino al Rey. Y esta merced está tan guarnecida de franquezas, y favores, como se hallarán en las dichas copias, y porque alcance a todos señala los limites, y términos de Castro Leal”. Entiendo con esta última frase que Alfonso XI conocía los conflictos que tenía la población castreña por su término con Pay Arias de Castro y la iglesia Cordobesa, dejando claro los límites a favor de Castro.

martes, 15 de mayo de 2012

Castro del Río, el conflicto de las tutorías y su lealtad a Alfonso XI. (I Parte)



El Rey Santo me ganó alcázar fui siempre real y como un amigo leal Alfonso XI me honró. Este escrito podemos encontrarlo en una de las tablillas de barro situadas en la planta baja del ayuntamiento. El autor lo desconocemos y la época estimada para ellas según algunas fuentes orales (Que apuntan a José Navajas) pudiera ser de a principios del siglo pasado. Lo cierto es que debía de ser un erudito conocedor de la historia local y con fácil acceso a libros antiguos. De las dos informaciones históricas que nos muestra es de la segunda etapa de la que vamos a escribir.
 Alfonso XI de Castilla, el Justiciero nació en 1311 y fue rey de Castilla. Hijo de Fernando IV el Emplazado y de Constanza de Portugal, nieto de María de Molina y biznieto del Alfonso X el Sabio.
 Subió Alfonso al trono de Castilla y de León cuando tenía un año de edad. La mayoría de edad la alcanzó con 15 años, en 1325.
Al morir su padre recae la corona sobre él, comenzado una disputa por su tutoría. En la llamada Concordia de Palazuelos, firmada en el año1314, se encomendó la tutoría de Alfonso XI a sus tíos, los infantes Juan de Castilla “el de Tarifa”, hijo del Alfonso X el Sabio y Pedro de Castilla y Molina, hijo de Sancho IV y de María de Molina y la tutela la asumió su madre Doña Constanza; pero esta murió al año siguiente. A su abuela, la reina María de Molina, le fue confiada la crianza y la custodia del niño rey.
La minoría de Alfonso XI (1312-1325) fue una etapa de intrigas y disturbios, provocados mayoritariamente por la nobleza deseosa de poder. Córdoba y a su vez Castro del Río se posicionan claramente por un partido por lo consiguiente no fueron ajenas a estos disturbios políticos.
 En 1319 mueren los dos tutores en un ataque de los moros en la vega granadina quedando tan solo su abuela como regenta hasta su mayoría de edad.
 En este periodo de vacío de poder toma importancia la Hermandad General de Andalucía, una asociación que aglutina a las fuerzas políticas de la región: Nobles, concejos, órdenes militares, obispos, que trata de unificar fuerzas contra el peligro que supone el Reino de Granada. Una de las medidas más importantes que toma después del desastre de la batalla de Elvira en la que murieron los dos Tutores es firmar con el rey Granadino una tregua de ocho años(Paz de Baena 1320), el encargado por el lado cristiano fue Pay Arias de Castro, señor de Espejo.
 Entre los puntos importantes para este plan de Gobierno de Andalucía era la unidad andaluza frente a las tutorías, negándose a reconocer como posibles tutores a aquellos que no se uniera a la paz. La pretendida unidad andaluza se resquebrajó rápidamente pues a finales de este mismo año miembros de la alta nobleza y del clero aprovechan la debilidad existente para levantar al pueblo de Córdoba. El motivo de la ruptura es la solicitud para la designación libre de alcalde y alguaciles. Estos nombramientos era facultad de la corona, así que María de Molina se lo negó. El pueblo se sublevó, apoyado por nobles partidarios de don Juan Manuel, hijo del infante fallecido don Juan, al que le hacen la misma petición. Aceptando este los nombramientos. Por otra parte es reconocido por los cordobeses como tutor al no haber firmado dicha paz.
 Los partidarios del poder real tuvieron que refugiarse en el Alcázar hostigados por la población; posteriormente abandonan la ciudad acuartelándose en la fortaleza de Castro del Río.
 El concejo cordobés antepuso los intereses particulares a los regionales; convirtiéndose este tumulto en el primer acto de carácter político que se conoce en Córdoba. El resto de los concejos andaluces cayeron pronto bajo el control del infante don Felipe.
 La Hermandad General de Andalucía estaba herida de muerte, desapareciendo con la mayoría de edad del monarca junto con las de resto de Castilla en 1325 en las Cortes de Valladolid.
 Nada más asumir el poder regio comenzó un trabajo laborioso en pro del fortalecimiento del poder real dividiendo a sus enemigos. Mostró así, desde la tierna infancia sus magníficas dotes de gobernante, no dudando en ejecutar a posibles opositores.
 Las medidas respecto a Córdoba en las llamadas “justicias” del Rey o represalias (condenas a muertes, confiscación de bienes, Etc.) que Alfonso XI llevó a cabo en 1328 contra aquellas personas que habían participado en los hechos de 1320 o que habían sido puestas por don Juan Manuel en los cargos Municipales. Teóricamente tuvo que ser en este año cuando Castro recibe unos privilegios de parte del Rey los cuales vamos a abordar en otra entrada dada su complejidad que encontramos para datarla por las confusas fechas de las fuentes estudiadas.
 Una vez resuelto dicho conflicto puso todos sus esfuerzos en la Reconquista contra el rey moro de Granada. Durante su reinado consiguió llevar los límites cristianos hasta el Estrecho de Gibraltar. Ese mismo año 1333, Castro del Río es asediada por Mohamed IV con un numeroso ejército.
Cuenta la leyenda que en uno de los portillos abiertos por los Moros en el asedio de 1333 se abrió una puerta llamada del Agujero.

Detalle de la puerta del Agujero.

sábado, 1 de enero de 2011

FERNANDO EL CATÓLICO EN CASTRO DEL RÍO

Ninguna señal encontramos en este pueblo sobre el paso y estancia del cortejo funerario de Fernando II el Católico.Una cerámica artística en la fachada de la parroquia, sería lo justo.
En éste, mi modesto Blog, lanzaré al mundo de los lectores cibernéticos esa información, aunque de los archivos virtuales la haya sacado yo. Mi misión es la de facilitar el acceso y mi intensión: La de dar a conocer la riqueza histórica que tenemos en este pueblo, aunque sea a modo de pantallazos y reclamar más atención de lo que puede ser un filón económico para la localidad.
Algo es algo, para el poco recurso que invertimos en dar a conocer nuestro pasado. Algún lector despistado caerá por este lugar; casi seguro que no leerá todo los post, pero en alguno parará.
También les podría decir que me divierto aprendiendo historia; de la vida de Fernando el Católico sabía lo esencial pero de su muerte estaba más que pegado.
A la muerte de Isabel la Católica en 1504 sus restos fueron conducidos hacia Granada lugar que había elegido en su testamento para ser enterrada.
No habiendo pasado un año Fernando caso con Germana de Foix de 18 años, sobrina del rey de Francia.
En la búsqueda de un varón heredero o bien como dicen las malas lenguas para satisfacer a la joven que era muy activa sexualmente, él se dejo influenciar y para recuperar la potencia viril tomaba pócimas afrodisíacas, mezclas de hierbas, estofado de testículos de toros bravos o cantárida. Parece ser que el abuso de este último pudo ser la causa de su muerte.
Un adivino, dice la leyenda, había anunciado muchos años antes que Fernando II moriría en Madrigal, lugar del nacimiento de Doña Isabel, él se había guardado mucho de acercarse por el lugar.
La muerte lo sorprendió el 23 de enero de 1516 en la localidad de Madrigalejo, parece que el visionario no vio las últimas letras. Su cuerpo fue trasladado a Granada junto a su primera esposa.
El dia 2 de febrero entraba el cuerpo en esta villa y se velaba en la Iglesia de la Asunción. En los documentos que adjunto se explica bién el paso del cortejo por la villa del Guadajoz.










En la búsqueda del itinerario de los demás cuerpos reales que viajaron a Granada encontré una primera información sobre Juana la Loca y el traslado de los restos de su esposo. Estuvo paseando el cuerpo de Felipe el Hermoso todo un año, cuando se dirigía a la ciudad de la Alambra, sin llegar alcanzar la ciudad.




Me he entretenido investigando por si el cuerpo hubiera llegado a esta localidad acompañado por su esposa. Dando entonces veracidad a la leyenda castreña de haber dado reclusión en La casa Mendoza a la mismísima reina. Pero esta comitiva no llego al sur y cuando lo hizo fue años después ordenado por su hijo Carlos V y el camino utilizado dirección a Granada, pasaba por Jaén.

sábado, 12 de diciembre de 2009

ALUMBRADOS O ILUMINADOS CASTREÑOS, A SABER:


“Alumbrao” me imagino que ha habido y los habrá en este pueblo, yo mismo lo fui (aunque fuera con una linterna). Hace bastantes años, en una acampada nocturna fuimos alumbrados por una collera de amigos de lo ajeno.
En el caso de los “Iluminaos” recuerdo con “cariño” un escrito donde un viejo amigo expicaba que decian de él, ser un iluminado.
Noticias anteriores las escuché de pequeño, eso si distorcionadas por culpa de la censura que mi abuela propinaba al narrador de estas historias, Dieguito “el Campanero”. Se pasaba despues de la oración por la calle Concepción y entraba al gran patio donde no encotrabamos toda la familia al fresco, contaba esas historias sobre Los Macabeos, que decia estar poseidos por esos poderes Celestiales.
Pero vamos a pasar a la parte mas oficialista de este movimiento haciendo una introducción de quienes fueron realmente y presentar un caso sucedido en Castro del Rio, mencionado en La Historia de los Heterodoxos Españoles.
- Los alumbrados fueron un movimiento religioso español del siglo XVI en forma de secta mística, que fue perseguida por considerarse herética y relacionada con el protestantismo. Tuvo su origen en pequeñas ciudades del centro de Castilla alrededor de 1511, si bien adquiere carta de naturaleza a partir del Edicto de Toledo de 1525.
Los alumbrados pueden englobarse dentro de una corriente mística similar desarrollada en Europa en los siglos XVI y XVII, denominada iluminismo que no debe ser confundida con la secta de los iluministas bávaros(o illuminati), ni, evidentemente, con la Ilustración. Es muy habitual utilizar el nombre de iluminista como sinónimo de alumbrado. También se utilizó en la época el nombre de dejado.
Los alumbrados creían en el contacto directo con Dios a través del Espíritu Santo mediante visiones y experiencias místicas, lo cual llevó a la Inquisición Española a promulgar al menos tres edictos en su contra. Algunos místicos como Teresa de Avila fueron inicialmente sospechosos de pertenecer a los alumbrados.
- La referencia que encotramos es la siguiente:<<>><< En Castro del Río, una beata de hábito carmelitano refirió muy en secreto a su confesor cierta revelación que había tenido, según la cual él y ella debían morir a la semana siguiente, acompañando su tránsito grandes prodigios. Él lo tomó tan de veras, que repartió cuanto poseía y divulgó el milagro, haciéndoselo creer a la marquesa de Priego, que mandó retratar a la beata y fue en persona desde Montilla, con su nieto y heredero de su casa, a presenciar aquellos asombros. >>

Esta noticia la cuenta D. Juan de la Sal. Obispo de Bona en unas cartas dirigidas al Duque de Medinasidonia el 21 de julio de 1616.
Y que encotramos integra en Las Curiosidades Bibliograficas, colección escogida de Obras raras de Amenidad y Erudicion.
<< En Castro del Rio, lugar del estado de Priego, del obispado de Córdoba, una beata, moza carmelita, fué en pocos dias de hábito entrando con Dios nuestro Señor en tanta familiaridad que no habia entre ellos cosa parrtida, como dicen. Conversaba con él como un amigo con otro, y como buena hija daba cuenta de todo su interior al fraile, su confesor, hasta que de lance en lance vino a certificarle en gran secreto de-que babia tenido expresa revelacion de que a los diez dias de marzo que pasó, en que la iglesia de Córdoba celebra la fiesta del santo Angel de la Guarda, la llevaria el Esposo para si, y que siete dias antes puntualmente le daria un dolorde costado, de que al sexto, desahuciada de los médicos, la olearian, y al punto del amanecer de la mañana siguiente, que seria el seteno de su mal y el último de su vida, le saldrian a los piés y manos y costado visibles las llagas de Cristo crucificado, y no le saldrian antes por excusar que se viesen al tiempo de darle el santo óleo; y que serian tantos y tales los milagros que Dios obraria por medio de las reliquias de su cuerpo, desde el momento que espirase, que no la enterrarían con el oficio ordinario de difuntos, y antes que el año se cumpliese la beatificaría el Padre Santo. Finalmente, que le decia el Señor que hiciese tres retratos suyos: el uno para enviar á su santidad, el otro para su majestad, y el tercero para poner en el altar de la iglesia donde estuviese su cuerpo. El confesor, oyendo estas maravillas, entró en deseo de acompañar a la Santa; y pidióle encarecidamente que alcanzase de Dios que lo llevase consigo. Pidiólo, y tuvo revelacion de que su padre espiritual la segui ria cinco dias despues de su muerte. El, lleno de alegría con esta buena nueva, repartió liberalisimamente cuanto tenia en su celda. Comenzó á predicar aquellos dias con increible fervor, y hacia extraordinarias penitencias por disponerse mejor. Todo esto estuvo secreto entre los dos hasta que, Ilegado el dia señalado, en que el dolor de costado habia de darle á la beata, y dándole con efecto, le pareció al confesor que era bien, siendo el negocio ya seguro, dar parte á su provincial y á alguno de los mas autorizados religiosos de su órden, y aun de otras que estaban en la comarca, para que todos viniesen, como ‘vinieron, á ser testigos de aquesta maraviIla. Dió tambien cuenta a los marqueses de Priego, que por su devocion, pagaron luego al pintor para que hiciese los tres retratos; y la Marquesa madre fué en persona a Castro del Rio, desde Montilla, llevando al nietecito, heredero de su casa, que es tambien mudo, como el padre, con esperanza de que haria la Santa algun milagro. No debió el padre confesor de dormir mucho aquella noche; y antes que Dios amaneciera fué en busca de las llagas, que era la señal que había dado la Santa. Pero no quiso Dios que las hallase, de que quedó medio atónito. Juntó luego a los padres, y dióles la negra nueva de que no babia rastro nl pensamiento de llagas; con que comenzaron á entrar en sospecha de que podria todo no ser agua limpia. Juntóse á esto que una persona grave, á quien la enferma habia entregado gran cantidad de papeles cerrados y sellados, escritos de su mano, con órden de que en ninguna manera los abriese hasta despues de su muerte, porque era esta la voluntad del Señor, entró en curiosidad de que por dicha estos papeles le darian luz de la verdad o vanidad del negocio; y así, se encerró á solas, y abriéndolos, batió por cabeza de proceso que en tal dia y á tal hora le había mandado el Señor que abriese aquellos papeles en manos de Fulano, que era gran siervo suyo, por su mucha virtud, muy agradable á su divina Majestad. No hubo leido estas palabras, cuando volvió como un rayo adonde estaban los demás, y habiéndose las leido, les dijo, lleno de celo: «Padres mios, todo es vanidad; porque para mayor confusion mía, el dia que dice ella que Dios le dijo que yo le era agradable, fué cierto que estaba en su desgracia, y lo habia estado y lo estuve algunos días antes y despues. Acabaron con esto de persuadirse á que era llusion o fingimiento cuanto decía la beata; y así, acordaron prudentemente que luego se le dijese, por el riesgo en que estaba de morirse, que si habla engañado fingiendo todo lo dicho, pidiese perdon á Dios, y se confesase de todo con arrepentimiento; y si habia sido engañada del demonio, tambien reconociese y confesase su culpa de haber sido frágil en creerlo.

lunes, 16 de marzo de 2009

El Quinto Pino

El quinto pino
DIEGO URBANO MÁRMOL
Iniciado el siglo XXI aparece un fuerte interés por el tema templario, gracias a la apari­ción de numerosas obras literarias.
A mí, sin embargo, el interés me vino por diferente vía. La noticia del hallazgo de un fragmento de un docu­mento templario en el que aparecía la referencia -Encomienda de Castro del Río-. Esta información me llego de mano de un viejo comerciante granadino que lo había encontrado en el derribo de una casa solariega de esa capital.
¿Los templarios en mi pueblo?.
Tanto me llamó la atención que comencé a indagar.
Lo primero que descubrí fue una inscripción en piedra de una bula pontificia sobre ciertos be­neficios al pueblo de Castro que se encuentra en el Mu­seo Catedralicio de Ceuta. ¿Por qué beneficios a este pueblo?
Hasta la desaparición de los templarios, gran culpa tuvo el papa Clemente V, esta orden recibiría nume­rosos favoritismos de la iglesia.
Son muchos los autores que ubican una Encomien­da en nuestro pueblo, otros sólo que tuvieron propieda­des. Ahora bien, el dato más fidedigno lo aporta un manuscrito de Bartolomé Sánchez de Feria , en el que hace referencia a las propiedades de la orden en nuestra villa.
Ya sabía que habían estado aquí, la cuestión ahora era descubrir como llegaron y el lugar donde se esta­blecieron. Esta encomienda, de ser cierto, se convertiría en casi única en Andalucía y la más cercana al Islam en esos años de la reconquista.
En 1236 Fernando III ocupa Cordoba, la joya del antiguo califato, repartiendo algunos meses después más de 500 kilómetros cuadrados entre las órdenes que le habían apoyado. En este reparto fueron los templarios los más favorecidos.
En 1240 Castro del Río pasó a manos cristianas bajo pacto, mante­niendo la extensión que había tenido en época musulmana. Como en la capital la mayor parte, sin duda, pasó a manos templarías aportando, a su ya rico patrimonio, una gran fortaleza rodeada de tierras muy fértiles
Castro se encontraba en vanguar­dia de los reinos cristianos frente a Granada, encontrándose en las vías de penetración de las rutas marcadas por el valle del Guadajoz. Lo que hacia necesario la presencia de estos monjes soldados acostumbrados a vivir en zonas fronterizas y de ines­tabilidad.
No conozco ningún trabajo de los realizados sobre nuestro Castillo o nuestra Parroquia que hable sobre sus orígenes templarios, sin embargo, las recientes obras de la Asunción habrían podido sacar a la luz un en­terramiento templario en uno de los laterales del altar mayor. Era costum­bre de ricos y nobles donar sus bienes a la orden para poder ser enterrados con las vestimentas del Temple.
En definitiva, continuaba sin encontrar un edificio para ubicar la encomienda al haber desaparecido todo vestigio de sus símbolos.
Buceando un poco más en las ca­racterísticas y leyendas de esta orden, en sus mitos y en su posible parte esotérica, sólo podía imaginarme un lugar. ”EL GRAMALEJO”(Agramalejo).
El caserío del Gramalejo esta situado a unos dos kilómetros del pueblo, hacia la carretera de Doña Mencía –antiguo Camino de los Si­los– y a pocos metros de las antiguas ermitas de Santa Rita y San Marcos. Enclavado en un cerro bien pronun­ciado, dotándole de un carácter vigía y defensivo.
En la ladera de este cerro se en­cuentra uno de los campos de silos mas importante de la zona y, aunque hoy están todos tapados, hasta hace pocos años se dibujaban algunos en la superficie; por la proximidad a varios yacimientos romanos hacen suponer que sean de esa época, siendo reutilizados en época medieval.
Las primeras noticias de este extraño lugar las tuve hace más de veintitantos años, las recuerdo perfecta­mente, sentados en círculo a la puerta de la casa Mendo­za una noche de verano –se­guramente imposibilitados al juego de correrías por culpa del calor– contando viejas historias. No consigo dibujar las caras de los contertulios y su situación en el corro, pero podría ponerles los nombres a todos. Eran “los de la villa”.
La primera historia hablaba de la prisión que sufrió Juana la Loca en un torreón del palacete donde estábamos apostados. Había pocos datos, pero que estuvo presa allí era seguro.
La segunda era más extensa y se acompañaba de una cantidad de datos impresionantes, además en este relato el narrador contaba con la ayuda de numerosos testigos. La casa del Gramalejo por lo visto era una casa misteriosa, habitada por duendes, martinillos o espíritus –aquí no había acuerdo general–. Los últimos propie­tarios tuvieron que abandonarla por la acumulación de fenómenos extraños, muebles que se movían, cajones que se abrían y cerraban, candiles que se encendían y apagaban, objetos que cambiaban de lugar etc. Incluso, ya deshabitada, muchas personas habrían visto, al volver del campo anocheciendo, movimientos de figuras y luces tras las ventanas.
La narración añadía que antaño fue un convento habitado por cinco monjes que fueron asesinados de forma violen­ta y por eso sus espíritus va­gan por el recinto. Estos fue­ron enterrados a los pies del cerro y para señalar el lugar plantaron un pino encima de cada una sus tumbas. Cinco pinos formando una extraña figura geométrica. ¿Un pentágono?
Otra versión decía que era un rey el que allí estaba enterrado, en la cabeza y en cada extremidad habían plantado un pino. –Yo me quedo con la primera–.
Aquella noche, como no, se orga­nizo una visita para la tarde del día siguiente.
Muchos, por lo visto, habían re­gresado antes de llegar; otros, por una apuesta, habían hecho el viaje solos; incluso uno, decían, lo hizo de noche. Pero era lógico. “Era el más valientes de la villa”. Salimos diez o doce, creo que todos íbamos armados; yo eche la mía, la del Ancla. Cogimos por el Camino de los Silos, al terminar la cuesta El Arca, ya se divisaba el edificio. Ya era imposible dejar de mirarlo. Seguía una pequeña recta y sobre la mitad, a la altura de un pilar de obra, –parte de un pórtico–, giramos a mano derecha, dejamos la carretera y entramos por un olivar en dirección a los pinos que destacaban sobre los olivos. Si pasabas de de allí eras casi un valiente.
Con graznidos nos recibieron los habitantes de un nido de grajos que había en la copa de uno de aquellos pinos, todos tragamos saliva, eso seguramente era el aperitivo. In situ comprobamos la forma tan extraña que producían los árboles.
Subiendo ya el último “pecho” –más bien parecía que íbamos a tomar un castillo– yo al menos iba perdiendo el miedo. Cuando llegamos por fin a la cima. ¡Sorpresa, no había nadie defendiendo el recinto! La vista era impresionante. Alguien golpeo el suelo para que escucháramos el eco ¡Oíd, como todo esto esta hueco! Efectivamente, esa era la sensación.
Al entrar en la casa nos encontra­mos un gran patio y a mano derecha una de las habitaciones que estaban techadas tenía escrita en sus paredes cientos de iniciales de anteriores vi­sitantes, nosotros hicimos lo mismo. El guía nos llevo hacia una pared en la otra habitación cubierta, en ella, presuntamente, una pareja de la guardia civil dejó constancia de que había visitado el lugar tal día y tal hora, firmaba un cabo, dándole al asunto un carácter más oficial.
Todos guardabamos un gran respeto. A los espiritus no hay que molestarlos.
A pesar de todo repetí al menos cuatro veces más la expedición, la ultima, motivada por la noticia de la aparición de una pintura –al óleo– de un ser extraño, en unas de las paredes. El autor había dotado aquella figura diabólica de unos colores muy vivos e impactantes. Aquel día pensé que aquélla figura representaba al guardián del recinto. Hoy le pondría nombre a ese idolo. BAFOMET. No se si queda algo de aquella representación tem­plaria, pero sería lastimoso que como obra de arte se hubiera perdido.
¿Por qué el autor –dicen que aún quedan templarios– quiso mantener y atizar la leyenda de ese lugar? ¿Qué estaba protegiendo?
El temple desaparece oficialmente en 1313 y en la peninsula ibérica no se persiguió con la misma violencia que en el resto de Europa. Veinte años después se producen unos acontecimientos en Castro que viene a demostrar que esos soldados de elite todavía perduraban en nuestra localidad. Muha­mad IV sitia Castro con una gran hueste durante tres días sin conseguir tomarla. Parece casi imposible que esta fortaleza con más de cuarenta torres pudiera ser defendida con tan sólo trescientos hombres hábiles a no ser que parte de estos defensores fuesen un grupo de extemplarios.
Una vez expulsados los moriscos de Andalucía la ra­zón de ser de estas órdenes militares tocó a su fin.
Muchos de los templarios, que fueron declarados inocentes, que­daron libres y recibieron un subsidio de los bienes que pertenecieran a la orden para terminar sus dias viviendo con dignidad manteniendo los tres votos monásticos.
Castro era el sitio perfecto para adoptar, tanto a los que se retiraron, como a los que se convirtieron en simple frailes. Y el Agramalejo era el sitio perfecto para pasar desaper­cibidos. Cerca a una importante vía de comunicación como era el camino hacia Granada, a solo un kilómetro del río, cerca del manantial de agua dulce del Arca –La Alcubilla–, junto a un montón de silos camuflados en la tierra, etc. Todo esto hacia que el lugar fuera el apropiado para ins­talarse para siempre y esconder su preciado tesoro.
Desconozco aún en cual de los importantes Cambios Sociales, que han ocurrido en los ultimos siglos, el lugar fue deshabitado.
A ciencia cierta puedo asegurar que el lugar esconde algo y está bien protegido.


He visitado el lugar despues de al menos venticinco años, me acompañaba mi tropa, armados con algunos palos que encontraron en el camino.
Solo quedan dos arboles, que por cierto, me ha corregido el Perito Centella, y "son cipreses".


Detalle del enlucido muro trasero.