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Si notais que llevo mucho tiempo sin escribir, posiblemente me esté pasando la mismo que le ocurrió a García Birlán.
"El deber me ordena que os dedique esta crónica y la pluma se niega a escribirla. Se amontonan las notas en mi imaginación y la péñola no sabe darles forma. Esfuerzo el pensamiento, concibo ideas, bullen las palabras en la mente y aun permanecen blancas las cuartillas."

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¿Un cateto escribio esto?:

Esta cárcel que, durante varios meses, le dio ocasión de un trato prolongado con el mundo variopinto del hampa, verdadera sociedad paralela con su jerarquía, sus reglas y su jerga, parece ser, con mayor probabilidad que la de Castro del Río , la misma donde se engendró el Quijote, si hemos de creer lo que nos dice su autor en el prólogo a la Primera parte: una cárcel «donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación», y en la cual bien pudo ver surgir, al menos, la idea primera del libro que ocho años más tarde le valdría una tardía consagración.

Cervantes en su vivir .

Jean Canavaggio

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lunes, 20 de enero de 2025

Reflexiones arqueológicas y urbanísticas de un menor.

    La historia que os traigo; que por cierto me vanagloria presentarla escrita en esta ilustre revista del mítico Círculo de Artesanos, contada de viva voz no pasaría de los cinco minutos.
 Si los oyentes; por otro lado, fuesen personas inquietas en sus preguntas o curiosas por saber del tema esta conversación daría para un par de horas más. Os puedo asegurar que en mi cabeza ha ocupado este tema desde aquella fecha hasta ahora, aunando todas las horas, seguro podríamos contabilizar unas cuantas de semanas.
 Todo este compendio de ideas debo darle forma escrita en esta mañana de domingo día quince de diciembre, pues es mañana lunes el plazo máximo que me dio el impresor para la entrega. Tan solo organizando las ideas y creando alrededor una historia de aquella vivencia u observación podré aportar un artículo que tenga encaje en ese soporte. 
Sería por el año 1978, con unos catorce añillos, cuando comencé a tener contacto con la arqueología de la mano de un grupo de esta actividad creado en la OJE. 
 Por entonces en un gran armario acristalado aún se custodiaban restos de cerámicas íberas y romanas provenientes de los Campamentos Internacionales sobre Arqueología celebrados en este pueblo en los años 60, de los cuales tengo un par de entradas en mi blog “Historias de Castro del Río”. A estos restos fuimos aportando los recogidos por los miembros de este grupo en los Yacimientos de Guta, Viña Bononato(El Arca), Cambronero, Ategua o Izcar. Consistía en trozos de cerámicas, tégulas o ladrillos que por su singularidad de algún detalle fuesen susceptible de recoger, como podría ser en la cerámica ibérica algún trozo con pinturas llamativas o en la romana algún trozo grande con marca del alfarero, culo de sigillata con el nombre del alfarero(sigillum) o alguna decoración bonita en ella, ladrillos decorados y trozos de mármol.
 Hasta la construcción de la biblioteca en el lugar donde se encontraba la OJE se estuvo conservando un par de escalones de mármol rojo y una base de columna de cerca de 65 o 70 cm. de diámetro que recogimos la Viña Bononato. Estos se encontraban en superficie, bien en un padrón o a la entrada de un camino y, tan solo los que participamos en el transporte hasta el local utilizando un carrillo de obra de mano podemos contar el trabajo que costó, sobre todo la base de columna que dobló hasta los hierros del carrillo. Trozos de mosaicos de unos treinta cm. recogidos en el mismo lugar acabaron en una vitrina del ayuntamiento; o sea que la aparición de mosaicos cuando la construcción del polígono el Arca no era nuevo para nosotros, ni para quien le hubiera interesado. Unos trozos de mármol pertenecientes a alguna estatua togada recogidos en Izcar y que gracias a la parada que realizaba los autobuses de la Alsina en la entrada del camino del Molino de Izcar, pudimos traerla a Castro. Éstos también terminaron en el Ayuntamiento.
 Por entonces teníamos mucho contacto con la OJE de Peñarroya-Pueblonuevo que también tenía otro grupo similar, pero con más solera, y recibimos unos cuantos libros sobre inicios a la arqueología. Aun mantengo yo uno de ellos “Introducción al estudio de la prehistoria y a la arqueología de campo” de Martín Almagro.
 Debo de decir que la arqueología me atrapó y se volvió en uno de mis mayores intereses. Esto me llevó al acercamiento a dos personas castreñas con las que participé y debatí durante muchísimas horas de mi juventud, Manuel Carrilero y Pepe Villalba.
 Con Manuel Carrilero, profesor de Arqueología de la Universidad de Almería, nuestra relación se enfrió por dos motivos importantes que comentaré de pasada. El primero es que me vi involucrado sin querer en una denuncia que realizó él en la Delegación de Cultura por unos materiales que había recogido yo en la cimentación de una obra, que le entregué (esto podré cualquier día expandirlo cuando me surja hablar del mundo ibérico en recinto de la villa, aunque ellos estén publicado por M.Carrilero) y al tiempo por la adquisición de un detector de metales. Recordar que en esa época no era una actividad mal vista sino al contrario; tan solo unos pocos se oponían a ello, y él era contrario, pero conocía a la perfección los entresijos de los aficionados castreños de aquella época.
 Con Pepe Villalba “Conde de la Estrella” la relación duró hasta su muerte. Pasé muchas horas charlando con él, tenía un gran surtido de libros de mi interés en su biblioteca, durante mucho tiempo fue erigido como responsable en el ayuntamiento para recepcionar todo el material antiguo que llegaba a las dependencias del consistorio.
 Este era mi bagaje cuando allá por el año 1985 se acometieron unas obras en el llano de San Juan. Se quitó el antiguo empedrado y se metieron nuevos conductos para el agua y el saneamiento dando la imagen que encontrábamos hasta hace unos días en el cual se ha realizado una pequeña reforma para evitar la saturación de vehículos aparcados.
foto1


 Yo por entonces me había convertido en “la vieja del visillo” en búsqueda de lo que pudiera acontecer o aparecer en las intervenciones llevadas a cabo en el subsuelo del barrio que me vio nacer y crecer.     Cuando se iba el personal que se encargaba de remover el terreno entraba yo para inspeccionar in situ lo que pudiera aflorar (foto 1), no estaba pues, dotado de los máximos conocimientos para poder reflexionar sobre lo surgido, pero a falta de interesados en la materia o personas con cualidades para hacerlo, valga mi reflexión y mi pequeña intervención.
 He debatido mucho en foros y con personas profesionales de la arqueología de todos los niveles; cosa que no voy a extender en este escrito, sobre la importancia que existía en esos tiempos de personas interesadas en la historia a modo de aficionados y de su aportación al conocimiento de los sitios y lugares de interés históricos para sus localidades.
 ¿Qué quién nos dio esos atributos? Seguramente serían las circunstancias. Siempre he puesto el ejemplo que dar una infusión de manzanilla o poleo a una persona con dolor de tripa, una aspirina para el dolor de cabeza o vapores de eucaliptos para un resfriado no era intromisión en la medicina y para mis estos detalles no lo eran, ni creo que lo sea actualmente una intromisión en la arqueología.
 Las cosas han cambiado y se ha regulado toda intervención de un aficionado en cualquier proyecto, menos en los escritos; aquí uno se puede explayar.
 Todo debería estar controlado por los que se espera sean la salvaguarda de los bienes. Que me imagino es la administración y otros más. 
Bueno, a falta de otro seguimiento en lo que aconteció allí, venga el mío.
 Según lo visto y el poco prospectado, en el corte que quedó en la zanja realizada para albergar el tubo del alcantarillado saqué unas conclusiones que tan solo los más viejos del lugar y con buena memoria me podían ayudar a completar la fisonomía del Llano de San Juan, también conocido por llanete San Juan.
 El lugar tal como lo conocemos hoy no existía en el tiempo en el que se funda en Hospital de San Juan de Letrán, el cual da nombre al llano y a la calle que parte de este y que desemboca en la calle Pósito, la corta Calle Hospital.
foto 2

 Creí entender con un muro que apareció paralelo(foto2) al acerado que la calle era mucho más estrecha; el llano se quedaría en un pequeño claro entre las confluencias de la callejita San Juan (calle las Mierdas), calle Hospital y la calle que entra desde la calle Concepción.
 Este muro(foto) comenzaría en la esquina de la casa nº 13 (Juana Villatoro-Antonio Guzmán) e iría paralelo a las casas buscando la esquina que hace el tacón con la callejita San Juan (casa de Magdalena Merino, nº 5) donde encontraríamos otro pequeño callejón, este sin salida, hoy desaparecido que daba a una puerta donde se encontraba un torno donde los más desesperados dejaban a sus hijos, según me cuentan los más viejos del lugar. Mi conclusión es que este más bien pertenecía al colegio de educandas de San Acisclo y Santa Victoria, pero también pudiera ser de el de San Juan.
 Del Hospital de San Juan de Letrán pocos datos he podido recoger tan solo los que nos ofrece Juan Aranda Doncel. Clausulas testamentarias sobre sus promotores y el año de su fundación a mediados del siglo XVI y algunos sobre sus últimos días.
 Hasta finales del XIX alberga una cantidad importante de ancianos, pero se viene denunciando el mal estado del edificio.
 Lo que conocemos del edificio lo cuenta Ramírez de Arellano que lo visita en 1904, por entonces se encuentra convertido en una casa de Vecinos “El edificio de buena obra de estilo plateresco, pequeño pero muy completo. Ahora queda la portada mutilada con un primer cuerpo flanqueado de baquetones con capiteles adornados por bichas. Del segundo cuerpo queda la ventana sin la decoración de alrededor ni el coronamiento. Se ve aun en la fachada niños, mascarones y otros adornos del renacimiento español”. No pasarían muchos años cuando el edificio se demuele y se da anchura a la plaza.
 Siempre había pensado que el Hospital se habría encontrado en el margen izquierdo mirando desde la calle Concepción en el edificio que hace esquina con la calle del mismo nombre, donde hoy encontramos cerrado el restaurante “Manjares Cervantes” pero la falta de indicios me ha llevado a suponer que se encontraba en el tramo de las casas 7 a la 13 en el margen derecho. Hay dos señales que me llevan a pensar en esa opción.
foto 3



 Primero es los restos de un muro (foto 2) que iría paralelo a la acera derecha buscando la callejuela(foto3). En la tierra revuelta pude apreciar un buen número de restos cerámicos que recogí y puse encima de la acera para fotografiarlo (foto 4 y 5).
foto 4
foto 5


 La cerámica es vidriada de diversos colores cosa que no podemos apreciar en las fotografías por ser en blanco y negro. He consultado sobre ellas, por lo visto estas abarcan un periodo extenso de uso y fuera de contexto no nos ayuda a datarlas. En la misma esquina actual, entre las casas 13 y 11, el muro parece que también hacía esquina y entre dos restos de muros paralelos (posiblemente pertenecía a un patio o un corral pude apreciar en el corte que se había realizado la existencia de un pozo ciego. El color negro de la tierra ligado con restos de pequeño hueso y numerosos trozos de gran proporción de vajillas y utensilios cerámicos, me llevó a esa conclusión. Lo que venía a demostrar al menos es que en el sitio hubo gran actividad (foto color 6).
foto 6


 Estos restos de construcción lindan con una casa que merece un capítulo aparte, la que pasamos a llamar “la casa de las tinajas” por la cantidad de ellas que aparecieron en una obra de reforma, y por otros detalles muy curiosos. 

 La tierra era tan fangosa que me dio un poco de asco y tan solo y con la ayuda de algún utensilio pude extraer las piezas más completas y someras que pude ver. Y ahí quedó la cosa. Algunos de estos cacharros, por cierto, aún existen.
 El otro detalle que me lleva a pensar en la situación del Hospital; y que siempre me ha llamado mucho la atención lo encontramos actualmente en el tejado de la casa nº 7, y es una veleta de hierro coronada con una cruz y que se encuentra en un lugar sin mucho sentido, justo entre la casa 7 y 9. Foto (7). 
foto 7


No cuento con más datos, pero sí con voluntad de prestar mi colaboración a quien quisiera indagar y llevar a cabo un trabajo más exhaustivo y/o profesional.
 Con esto que os cuento me siento satisfecho, aunque pudiera estar equivocado y si nada lo impide podré ir desgranando pequeños detalles de la historia (o de mi historia) sobre este pueblo, aplicándome a la vez el consejo que le daba una y otra vez a Villalba: ¡Pepe escribe todo lo que sabes, que te lo vas a llevar a la tumba!
Fotografias de mi propiedad, menos la 3 que es de Google maps.

lunes, 29 de septiembre de 2014

Campamento Internacional de Arqueología “Julio Cesar”.






Portada del numero 1 de la revista del Instituto.
Visita con la familia a Ategua. Yo de pie narrando las Catilinarias.  1981.
Castro del Río es una pequeña villa situada en la campiña cordobesa con una gran peculiaridad y es el de tener un inmenso patrimonio cultural, tanto tangible como intangible. De tan rica herencia recibida hemos sacado provecho en los últimos 5O años organizando diferentes eventos, donde lo más granado de cada especialidad han estado presente en nuestra localidad. Tanto las reuniones surgidas alrededor de la arqueología; que es el tema del que voy a tratar, como los posteriores congresos en torno a Cervantes y su obra s trascendental o el que trataba de los movimientos sindicales a inicios del siglo pasado, todos resultaron exitosos.
La villa del Guadajoz posee un inmenso número de yacimientos arqueológicos de muy diversas envergaduras, unos conocidos de poca importancia y otros desconocidos para la mayoría de los castreños como el situado en las Cuevas de La Carchena, de bastante consideración. Además a poca distancia, en el término de otras localidades o en la linde con el nuestro aparecen algunos de un valor tal que son conocidos allende nuestras fronteras, nacionales e internacionales.
Mi hijo en las ruinas a principios del 2014.



Ategua versus Torreparedones.
Estos son los yacimientos con más proyección que tenemos en nuestro entorno y los que s han suscitado la atención en nuestro pueblo, también son los únicos en los que se ha intervenido seriamente en numerosas campañas arqueológicas. Pero no han recibido el mismo trato por los castreños, si hasta hace poco era Teba (Ategua) la que copaba toda la curiosidad de la sociedad castreña, reconociendo su importancia plasmándole a empresas, equipos deportivos y instituciones (como el Instituto castreño) su nombre. Tampoco era raro que la gente pensara que esta ciudad tan antigua pertenecía a nuestro término (1). 
Visita a Ategua. 1984.

La puesta en marcha en los últimos años en Torreparedones de un proyecto de puesta en valor del yacimiento, los grandes éxitos que se están cosechando en las excavaciones y el rifi-rafe político surgido por las decisiones tomadas por el consistorio, en su momento, han conseguido que este sea el que se lleve la palma en la actualidad, condenando al ostracismo al que fue la despensa más codiciada de la bética en tiempos de la república romana. 
 
Entregas de diplomas en el Campamento. Aportación de Alberto Gay.
Agosto de 1966.
El motivo que ha llevado a Teba la Vieja a ser tan influyente en la sociedad castreña nace a raíz de los campamentos Internacionales organizado por el Frente de Juventudes en Castro del Rio, en la alameda de la antigua fábrica de la luz.
En agosto de 1966 comienza el II Curso de iniciación a la arqueología para mandos juveniles (El primero se realizo el año de antes en Tarragona) y el I Campo internacional de trabajo en los que participan jóvenes de la Organización Juvenil Española y 14 universitarios de diferentes países(Francia, Inglaterra, Portugal y Holanda) incluidos españoles. La sección de investigación estuvo dirigida por el Catedrático de la universidad de Sevilla y arqueólogo Antonio Blanco Freijeiro y el académico, poeta y arqueólogo Juan Bernier Luque acompañado por un cuadro de especialistas en topografía, planigrafía y cerámica.
Los trabajos desarrollados en Ategua ponen al descubierto murallas, troneras y torreones. Estos hallazgos llaman la atención de las máximas personalidades provinciales, la prensa se hace eco de la visita del gobernador civil de la provincia, el señor Lann, en el mes de Septiembre.
El alcalde
de Córdoba, Antonio Guzmán Reina habló a los asistentes de la Escultura Megalítica especialmente de los dólmenes.
La campaña ha sido tan provechosa que el prestigioso arqueólogo Blanco Freijeiro ha afirmado que Ategua puede ser Centro universal de estudio.
Comienza, pues, a prepararse la actividad para el año siguiente con un proyecto más ambicioso. 
Presentación. Aportación Alberto Gay.

El II Campo estuvo activo el año de 1967 durante el periodo comprendido entre el 19 de agosto y el 6 de Septiembre.

La misión principal de esta campaña es la de limpieza, consolidación y estudio de la famosa ciudad de Ategua asediada por Julio Cesar en el año 45 a.deC. 
Conferenciante. Foto Alberto Gay.

De nuevo la dirección de los trabajos de los campistas -Ingleses, Franceses y Españoles; estos últimos en su mayoría pertenecientes a la universidad hispalense, recae en el Catedrático y director de la academia de Bellas Artes de Roma A. Blanco Freijeiro acompañado por un grupo de especialistas y eruditos en historia, entre ellos cabe destacar al que luego fuera Director del Museo Arqueológico Nacional y Museo del Prado el catedrático de Arqueología de la Universidad complutense de Madrid José María Luzón , el historiador y alma del Grupo Cantico J. Bernier acompañado de un grupo de geólogos cordobeses del recién creado seminario de Geología A. Carbonell perteneciente a la Escuela de Minas de Belmez, dependiente por entonces de la universidad Sevillana, encontramos también al que fuera redactor jefe del Diario Córdoba José del Río Sanz . Entre los extranjeros destaca el eminente hispanista de la universidad de Toulouse r Claude Domergue, quien más adelante realizaría el trabajo más importante realizado en España sobre la minería Romana.
Este campamento fue pionero en España en poner en práctica investigaciones y trabajos interdisciplinares como la geología y la topografía al servicio de la arqueología. Se levanto en estos días el primer mapa geológico detallado de la loma de Teba y sus alrededores, se realizaron estudios paleontológicos y petrográficos de las rocas autóctonas, y de algunos ejemplos de granitos y pórfidos recogidos en el yacimiento proveniente de lugares más lejanos.
En cuanto a la investigación geosica se realizaron numerosos hallazgos de estructuras y se detectaron por primera vez los distintos niveles estratigráficos del suelo y el subsuelo de la ciudad, de los tres puntos que se actuó fue el de la ladera suroeste donde los resultados fueron más importantes documentándose hasta 15 niveles pertenecientes a diferentes épocas, siendo los extractos más profundos donde la riqueza y abundancia de cerámicas demostraron la gran importancia del lugar durante la protohistoria andaluza.

La delegación provincial de Juventudes de Córdoba publicó un interesante cuaderno juvenil titulado "Ategua". Bernier realizó la crónica del campamento en tres artículos, mientras Blanco Freijeiro aporta un artículo titulado "Ategua, Numancia Andaluza". El boletín además está ilustrado con una serie de mapas de situación de diversos yacimientos importante dentro de la provincia, asi como planos del sitio de Ategua y de numerosos recintos fortificados y fotos de los lugares y de los hallazgos de más valor. ¡ Sería interesante dar con el paradero de estos boletines!.
Hubo que esperar hasta cinco años para conocer algunos textos específicos, tanto nacionales como internacionales que se ocuparan de estos temas y no fue hasta el año 1987 cuando aparecieron una serie documental en lengua inglesa relativa a esta actividad que se presentó en la celebración de la "SEFS Anual Conference" en la universidad finlandesa de Helsinki.
Los castreños Ramón de Troya y Rafael Blancas pusieron en contacto a Bernier con el erudito e historiador Castreños José Navajas quien gustosa mente acompañó a los asistentes a lugares arqueológicos del entorno como Izcar, Casablanca o la fortificación de Doña Mayor y no fue hasta unos meses más tarde, nos cuenta Bernier en su obra "Córdoba tierra nuestra" cuando conoció Torreparedones de la mano de J. Navajas. Lo que nos indica en lugar que ocupaba en el escalafón castreño el famoso santuario.
Sabemos que se aprobó un tercer campamento para el año siguiente pero la falta de información de este nos lleva a pensar que no se celebró o bien los resultados carecían de interés. 
Entrada al pabellón para la Copa del Rey de Futbol Sala. El equipo castreño Ategua realizó una inmejorable actuación.

Diego L. Urbano Mármol.
      (1)       En las mayorías de noticias en prensa escrita aparece Ategua como perteneciente al término de Castro del Río.