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Si notais que llevo mucho tiempo sin escribir, posiblemente me esté pasando la mismo que le ocurrió a García Birlán.
"El deber me ordena que os dedique esta crónica y la pluma se niega a escribirla. Se amontonan las notas en mi imaginación y la péñola no sabe darles forma. Esfuerzo el pensamiento, concibo ideas, bullen las palabras en la mente y aun permanecen blancas las cuartillas."

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¿Un cateto escribio esto?:

Esta cárcel que, durante varios meses, le dio ocasión de un trato prolongado con el mundo variopinto del hampa, verdadera sociedad paralela con su jerarquía, sus reglas y su jerga, parece ser, con mayor probabilidad que la de Castro del Río , la misma donde se engendró el Quijote, si hemos de creer lo que nos dice su autor en el prólogo a la Primera parte: una cárcel «donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación», y en la cual bien pudo ver surgir, al menos, la idea primera del libro que ocho años más tarde le valdría una tardía consagración.

Cervantes en su vivir .

Jean Canavaggio

viernes, 23 de julio de 2010

Se la enCASQUETAmos

Seis siglos después. Lo conseguimos.

El 2 de julio del 2010 un grupo de Castreños aprovechamos la feria Specula en Espejo para tomar su Castillo.

El asedio fue realizado por medios pacíficos, aunque hay que señalar que se produjo utilizando “la nocturnidad y la alevosía”.

Le colocamos nuestro estandarte en el mismísimo corazón de la alcazaba.

Le echamos la revancha moral al Ducado de Osuna y se lo ganamos.

Les demostramos por segunda vez, que se puede entrar en un Castillo aunque estén bien defendidos sus accesos, solo hace falta valentía e imaginación.

Nuestro caballo de Troya fue un grupo de artistas y artesanos de nuestra localidad.



Mientras los juglares y trovadores se encargaban de llamar la atención a la numerosa vigilancia; nosotros recibíamos la señal, un movimiento de cortina del tenderete, de comerciantes castreños, situados estratégicamente al lado de la puerta principal de acceso a la fortaleza.

La misión de mi escuadra consistía en hacerse con uno de los puntos más importantes, un mostrador; no muy alto; desde donde se dirigía la intendencia; sabíamos que obstaculizando la logística, el proyecto llegaría a buen puerto.



Tengo que reconocer que enviamos a nuestros infantes para hacerse fuertes en la entrada de la torre del homenaje, siendo su ataque repelido por un grupo numeroso de Artilleretes; naturales de la villa de Espejo; que armados hasta los dientes protegieron aquella altura de una manera elogiable, haciendo fracasar el intento.

Con la Toma del patio de Armas nos dimos por satisfechos.






Antecedentes.

En la primavera de 1333 la fortaleza cristiana de Castro del Rio es atacada por el rey moro Muhammad IV. El primer día de asedio, las defensas y el personal castreño se vieron muy afectados.

Se envían emisarios pidiendo ayuda. Estas se reúnen esa noche en la vecina localidad de Espejo.

El señor de Espejo en ese momento Ruy Páez, hijo de Pay Arias, no hizo virtud de la valentía que su antecesor había demostrado siempre en el campo de batalla.

Negando la ayuda a Castro en ese momento.

Martin Alfonso, futuro señor de Montemayor, levantándose del concejo dijo “dixo que fiziese Dios dél lo que por bien tuviese, mas quél aquella noche entraría en el castillo de Castro, e que con los que dentro estauan lo defenderían o morirían en él”.

Aquella misma noche sale para Castro con sesenta caballeros cordobeses y unos cuantos peones.

Para no ser sorprendidos por los musulmanes cubrieron los cascos de los caballos con paja, lograron acercarse a la fortaleza, siendo delatados por el relincho de algunos de éstos, emprendiendo a paso ligero la marcha hacia la puerta, logrando entrar, los de a pie fueron capturados.

Quedando Ruy Páez en la villa de su señorío.

Martín Alfonso organizo las defensas e impidió que fuese tomada.

Cuando llegó la ayuda de Espejo, al tercer día, los nazari ya habían decidido abandonar el asedio dejando el lugar en manos cristianas.

2 comentarios:

Mameluco dijo...

Voto a Bríos, Caballero Cobitín de Castro, Conde-Duque de la Cruz del Campo, nunca lucha pacífica fue tan fiera ni mejor propósito fuera posible. Los infames felones casquetas a base de dentelladas nos repelieron, pero en la Feria Real ya habrá mejor ocasión.

En mí, Mameluquino Morales, tiene a su fiel escudero.

Mazes dijo...

jajajajaja