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Si notais que llevo mucho tiempo sin escribir, posiblemente me esté pasando la mismo que le ocurrió a García Birlán.
"El deber me ordena que os dedique esta crónica y la pluma se niega a escribirla. Se amontonan las notas en mi imaginación y la péñola no sabe darles forma. Esfuerzo el pensamiento, concibo ideas, bullen las palabras en la mente y aun permanecen blancas las cuartillas."

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¿Un cateto escribio esto?:

Esta cárcel que, durante varios meses, le dio ocasión de un trato prolongado con el mundo variopinto del hampa, verdadera sociedad paralela con su jerarquía, sus reglas y su jerga, parece ser, con mayor probabilidad que la de Castro del Río , la misma donde se engendró el Quijote, si hemos de creer lo que nos dice su autor en el prólogo a la Primera parte: una cárcel «donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación», y en la cual bien pudo ver surgir, al menos, la idea primera del libro que ocho años más tarde le valdría una tardía consagración.

Cervantes en su vivir .

Jean Canavaggio

domingo, 13 de marzo de 2011

Jaque a la Pepa

En 1820 un pronunciamiento militar, dirigido por Riego, obliga a Fernando VII a abrazar la Constitución y los decretos de Cádiz, finalizado un periodo absolutista de seis años.


Con la frase del Borbón «Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional». Comienza lo que se ha venido a llamar el Trienio Constitucional.

A medida que los liberales moderados eran desplazados por los exaltados, el Rey, que aparentaba acatar el régimen constitucional, conspiraba para restablecer el absolutismo, lo que se logró tras la intervención de los Cien Mil Hijos de San Luis.



Concluido el sexenio Absolutista, y reconocida la constitución por el rey. Las juntas supremas Provinciales ordenan a todos los ayuntamientos la renovación de las corporaciones.

En Castro se efectuaron los relevos a partir de una carta enviada por el secretario de la junta política don Rafael Mancha,  acompañada de un ejemplar de la Gaceta de Madrid con las normas para la elección de los nuevos ayuntamientos.

En la Villa del Guadajoz, la nueva corporación constitucional difiere poco de las absolutistas, encontrando algunos de los propietarios más notables del término; solo al final del periodo podemos encontrar el nombre de algún liberal exaltado o de alguno proveniente de la milicia.

Según las comunicaciones, era palpable la preocupación de las autoridades locales ante eventuales alteraciones de orden público; viendo las actitudes tomadas por uno y otro extremo político.

El Rey desde El Escorial trató de dar un golpe de fuerza, totalmente anticonstitucional, siendo necesario una nueva agitación popular para asustar a Fernando VII, cosa bastante fácil.




En Córdoba, Don Juan Espinosa de los Monteros jefe de la brigada de Carabineros; con el apoyo de la mayoría de sus jefes, no para de plantear dificultades a las autoridades. Son unas alteraciones  graves de orden público, en marzo de 1922, las que motiva el traslado de este cuerpo a tres lugares diferentes de la provincia, Lucena, Montilla y el grueso va a parar a Castro del Río.

Los integrantes de la Brigada de Carabineros, prácticamente en conjunto, formaban una unidad de ideología claramente absolutista. No se conoce cual fue la causa del envío de la mayoría de efectivos a este pueblo, pudo no ser fortuita, ya que Castro del Río se señalaba como un núcleo absolutista importante.

La situación en España por entonces era la siguiente << ¡Qué días aquellos los de la primavera del 22! En otras épocas hemos visto anarquía; pero como aquella ninguna. Nos gobernaban una Constitución impracticable y un Rey conspirador que tenía agentes en el Norte para levantar partidas, agentes en Francia para organizar la reacción, agentes en Madrid para engañar a todos. En nombre de la primera legislaba un Congreso de hombres exaltados. En representación constitucional del segundo gobernaba un Ministerio presidido por un poeta. El Congreso era un volcán de pasiones, y allí creían que las dificultades se resolvían con gritos, escándalos y bravatas; el Rey sacaba partido de las debilidades de unos y otros; el Ministerio se veía acosado por todo el mundo, pero su honradez y sus buenas letras no le servían de nada. >>Benito Pérez Galdós. 7 de Julio.

Mientras, en Castro, la Brigada tiene los ánimos encrespados, la noticia de la disolución de este cuerpo aprobada el 19 de mayo de 1822 por las cortes para el 1 de julio de aquel mismo año, más la instigación por parte de algunos individuos locales, provocaron uno de los episodios más importantes para el retorno del absolutismo a nivel nacional. El levantamiento de los Carabineros en Castro del Río la noche del 25 de junio de 1822, y, que desencadenaría la sublevación del resto de acuertelamientos de la provincia.

Dos días mas tarde del pronunciamiento, el alcalde constitucional de Castro, José Domingo Cuellar (Conde de la Estrella) se une en Córdoba al levantamiento del Regimiento Provincial, cuerpo del que habia formado parte como oficial. Lo que ha llevado a pensar que lo de Castro no era un hecho aislado, sino que formaba parte de un plan más amplio.

A los Carabineros en Castro se les habían sumado varias partidas del Regimiento de Caballería de Calatrava y algunos grupos de paisanos.

Dada la alarma por toda la provincia se organizaron las defensas y se preparo las milicias. El poco apoyo recibido de poblaciones más importantes y el fracaso del factor sorpresa, así como la concentración de tropas constitucionales en los límites, evitaron la propagación de la sedición en las provincias limítrofes.

En Adamuz fue dispersado los integrantes del regimiento provincial de Córdoba y el 16 de julio los carabineros entregan sus armas y bagajes en la villa de Abenojar (Ciudad Real).

La aventura; por estos momentos, duró tres semanas. A pesar de la lección que de todos estos acontecimientos pudieron haber sacado los liberales para la autodefensa del sistema, no se hizo nada y un año más tarde cruzan la frontera pirenaica Los cien mil hijos de San Luis para instaurar el absolutismo. Poniendo fin a la experiencia liberal y emprendiese una dura persecución a los elementos liberales.

En el municipio se llevo a cabo una purga sobre todo del funcionariado, algunos escribanos y el médico municipal Vicente Ortí fueron separados del servicio por culpa de sus opiniones publicas y sus exaltaciones en defensa del gobierno revolucionario.

El pueblo vivió en los siguientes años una calma aparente, interrumpida años después por los primeros movimientos Carlistas.

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