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Si notais que llevo mucho tiempo sin escribir, posiblemente me esté pasando la mismo que le ocurrió a García Birlán.
"El deber me ordena que os dedique esta crónica y la pluma se niega a escribirla. Se amontonan las notas en mi imaginación y la péñola no sabe darles forma. Esfuerzo el pensamiento, concibo ideas, bullen las palabras en la mente y aun permanecen blancas las cuartillas."

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¿Un cateto escribio esto?:

Esta cárcel que, durante varios meses, le dio ocasión de un trato prolongado con el mundo variopinto del hampa, verdadera sociedad paralela con su jerarquía, sus reglas y su jerga, parece ser, con mayor probabilidad que la de Castro del Río , la misma donde se engendró el Quijote, si hemos de creer lo que nos dice su autor en el prólogo a la Primera parte: una cárcel «donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación», y en la cual bien pudo ver surgir, al menos, la idea primera del libro que ocho años más tarde le valdría una tardía consagración.

Cervantes en su vivir .

Jean Canavaggio

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Castro del Río en el filo de las espadas francesas.




El inicio de la edad contemporánea en España viene marcado por un hecho bélico, la Guerra de la Independencia en 1808 contra nuestros vecinos invasores franceses.
La noticia del levantamiento el 7 de mayo de los habitantes de la capital del reino y el apoyo a la familia real secuestrada por Napoleón originó en España un movimiento de apoyo patriótico y de lealtad a los soberanos, sobre todo por parte de las clases sociales altas y del clero.
El ambiente prebélico existente hace que en Córdoba capital se organice un grupo militar llamado Vanguardia de Andalucía dirigido por el General vasco Echevarri  formado por jóvenes voluntarios y parte del ejercito con base en Córdoba. Se recibieron municiones, armas, hombres y caballos de distinto puntos de la provincia.
 Castro del Río va a apoyar la formación del conjunto militar de defensa con importantes aportaciones. En los primeros días se enviaron a la Capital cerca de 60.000 reales, 100 caballos, 45611 raciones de pan, 1256 fanegas de trigo y cebada y casi 3000 libras de carne, la contribución humana sumaba 516 almas.
El ejército formado en Córdoba entre individuos de tropas de línea y paisanos; unos 20.000 hombres y 3000 jinetes, plantaron cara al los franceses el 7 de Junio en el puente de Alcolea, intentando frenar su avance, pero la buena preparación de los 11.000 jóvenes gabachos que lo formaba inclinó rápidamente la balanza en la batalla a favor de esta máquina de guerra imperialista. No resultó suficiente la diferencia numérica, y, la capital era tomada y saqueada ese mismo día.
Córdoba fue arrasada, las casas y los templos despojados, las mujeres violadas, el terror se apoderó de los cordobeses durante 10 días. El miedo y la confusión se vive también en la provincia y desde Castro; por error, se envía algunos suministros a las tropas francesas acantonadas en Córdoba. Con este hecho se gano la autoridad castreña una gran reprimenda por parte de la  Junta Suprema de Sevilla y del Comandante General de la Vanguardia de Andalucía. Se les avisó de que se abstengan en lo sucesivo de prestar cualquier ayuda a los franceses bajo el castigo de sufrir las penas más severas y ser tachados de traidores.
El paso de un contingente de 6000 soldados españoles; que pernoctaron en la población, a últimos de junio y la noticia de la retirada del ejército francés de Córdoba, hacía pensar en algún gran acontecimiento militar.
La Junta Suprema de Andalucía con el General Castaños a la cabeza planta cara y vence a los franceses por primera vez en la Batalla de Bailen el 19 de julio de 1808. La rendición del ejército francés firmada por el General Dupont y la liberación de Andalucía fueron muy celebrada; en Castro se festejó con numerosos actos religiosos. Recordemos que la iglesia se veía fuertemente amenazada por la autoridad bonapartista. Napoleón retrataba a los españoles como “una chusma de aldeanos dirigida por una chusma de curas”.
Los  prisioneros hechos en Bailen: Dupont y dieciochos generales más, diez coroneles, once tenientes coroneles, ocho mayores, cuatrocientos cuarentas oficiales subalternos, doscientos cinco empleados en el ejército y ocho mil treinta y siete hombres de la clases de tropas fueron enviados hacia Cádiz para ser embarcados, la ruta marcada pasaba por Castro; que fue además elegida como zona de reclusión. Las Escuelas Reales, el Hospital de Jesús y algunas posadas son habilitadas como prisión Militar. Dupont prefería que su tropa se alojase en las inmediaciones de las poblaciones; los habitantes  de los pueblos tenían aun en sus memorias los desordenes y los abusos cometidos en el asedio de Córdoba por el ejército galo, así evitaba las provocaciones y la ira de los naturales. El 27 de julio se producen algunas quejas por parte de algunos miembros del clero castreño obligados a alojar en sus domicilios a  oficiales prisioneros de alta graduación.

 La situación geográfica de Castro del Rio  hace que las aportaciones económicas y de alimentos no tengan descanso; el puente del Guadajoz es muy utilizado para los movimientos de tropas de uno y otro bando; es constante la solicitud de ayuda por parte de las autoridades locales a  poblaciones vecinas para la preparación del rancho. Espejo envía 2000 raciones.
A lo largo de 1809 Córdoba y su provincia; ya libres de la ocupación francesa, se prepara mejor en labores de alistamiento, vigilancia y fortificación. La junta central aconseja formar Milicias Urbanas. Los castreños argumentan no tener medios económicos por estar la población muy castigada  económicamente desde la batalla de Alcolea. Los castreños pasarán a depender de Baena para la organización de una posible defensa, decisión que no fue bien recibida.
Los franceses vuelven a Córdoba en enero de 1910. El recibimiento por parte de los cordobeses fue excesivamente cordial,  quizás el mal recuerdo de la visita anterior y el miedo les llevo a tomar esa actitud. Las autoridades castreñas civiles y religiosas jurarán lealtad al recién instalado José I.
Salvo un suceso importante la vida en  la capital del valle de Guadajoz es de cierta calma, tan solo el tránsito por el término de grupos de rebeldes buscando apoyos y alimentos por las localidades colindantes y por su término marcarán  la preocupación del consistorio obligado a mantener  la seguridad.

El dominio francés no pasa del control de las ciudades, quedando las zonas rurales en poder de partidas de guerrilleros conocedores de la zona. Su éxito se basará en golpes rápidos  para luego disolverse y desaparecer en el monte. Esta forma de combatir al ejército francés; acostumbrado a plantar batalla en campo abierto, le produjo un deterioro progresivo. 
<<Esta maldita Guerra de España fue la causa primera de todas las desgracias de Francia. Todas las circunstancias de mis desastres se relacionan con este nudo fatal: destruyó mi autoridad moral en Europa, complicó mis dificultades, abrió una escuela a los soldados ingleses... esta maldita guerra me ha perdido. >> Napoleón I.

El día 3 de septiembre de 1810 ocurrió un suceso que puso en peligro a la población. Enterados un grupo de guerrilleros españolistas que en Castro del Rio se encontraban un grupo de juramentados (grupo de españoles que estaban al servicio de los franceses) se presentó Don Manuel Torralbo que mandaba una partida de españoles para hostigarlos; al parecer, este grupo podría pertenecer a un pequeño ejército de 15.000 hombres bajo el mando del Marqués de la Romana que “según algunos testigos” habían oído decir estaban acampados en Valenzuela. El ataque se produjo por sorpresa; al amanecer unos 200 españolistas con ayuda de algunos vecinos atacaron a los afrancesados que tuvieron que refugiarse en el convento del Carmen donde se hicieron fuertes. La refriega duró hasta la noche. La tropa allí albergada aprovecho la oscuridad para escapar (1). Otras versiones  cuentan que se rindieron (2).
El gobernador francés; que debía ser el temido Mariscar Víctor (ya que este se había destacado por azotar la campiña), dispuso que el pueblo fuese castigado a “degüello y saqueo” durante dos horas y mandó tropas para que ejecutasen esa orden. Tras una negociación por parte de D. Antonio Carretero, la orden no se ejecutaría tras el pago de 200.000 reales que se sufragaron a los pocos días y la obligación de llevar a cabo una investigación de los hechos. Las pesquisas dieron por resultado: Que la presencia y los alborotos por parte del gentío; en los que sin duda habían participados algunos incautos y chiquillos; rehusando la presencia de “ningún eclesiástico ni de personas de mediana sensación”, era fruto de la curiosidad y la ignorancia y que nada tuvieron que ver en el motín.  En los disturbios resultaron heridos una mujer gravemente y un niño.
A primeros de octubre el verdugo de Córdoba Juan García “el maestro Juan” ahorcaba en la plaza de la Corredera al castreño Francisco Porcel, guarda campo, acusado como guerrillero participante en la invasión de Castro.

Dos meses más tarde mueren en una emboscada dos castreños miembros del servicio de vigilancia; llamado “los escopeteros”, en un cortijo.
Estos son los acontecimientos más importante vividos en la población hasta la proclamación de la constitución en 1812.
También dejaron los franceses cosas positivas que merecen la pena recordar sobre todo en cuestiones de sanidad y limpieza, promovieron la construcción de cementerios y sobre todo se les reconoce la abolición de la Inquisición.
(1)Ramírez de la Casas.               
(2)Francisco López Villatoro.                                                                        Diego  L. Urbano Mármol

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