La Generala.
Uno no sabe cuándo va a empezar a escribir algo, sobre todo
para liberar la mente de tanta carga y para reactivar los dedos en el teclado,
nunca encuentro el momento, aunque tenga algo que escribir, es por ello por lo que
me niego a rechazar la invitación para hacerlo en la mítica revista del Círculo
de Artesanos.
Cuando el amigo Paco Cívico me lo recordó en presencia de
Paco Morales, le contesté que sí, que iba a escribir sobre una mujer, Ana de
Arcaya. Al amigo Morales se le dibujó una sonrisa en la cara pues él es amigo
de los personajes olvidados que por una cuestión u otra escribieron parte de la
historia de este pueblo.
Por otro lado, es la primera vez que escribo sobre una mujer
en los posts que subo al viejo y olvidado Blog “Historias de Castro del Río”
sobre personajes que marcaron un espacio y un tiempo en la Capital de los
Granados bañados por el Guadajoz, o en algún otro sitio. Termino la frase y
creo que esto que acabo de escribir hoy en día es un poco exagerado, pero como
me parece algo romántico no lo corrijo, me refiero a lo de los granados.
Hay un lugar en Castro que frecuento a menudo y que recibe
el nombre de la parcela o paraje donde se asienta, el conocido por “Polígono de
La Generala” enclavado en la Ronda Norte.
No es que uno esté pensando en el origen de los nombres de
los sitios, pero cada vez que escucho o nombro “la Generala” pienso en la toponimia
del lugar y solo se me ocurre una cosa. La única dirección que puedo permitir,
y que además creo que es la única posible es la de que este paraje toma el
nombre de su antigua propietaria, Ana de Arcaya y Manzanos.
A primeros de noviembre del año 2011 escribí una breve reseña en mi blog sobre el General Manuel Lorenzo Oterino; marido de la protagonista de este artículo, la acompaño con una fotografía de una lápida del Cementerio de Castro del Río donde encontramos grabado el nombre de este insigne militar.https://historiasdecastrodelrio.blogspot.com/2011/11/don-manuel-lorenzo-oterino.html.
Para entonces había recogido bastantes apuntes sobre las
hazañas militares de este hombre, pero muy poco sobre el nexo con este pueblo,
tan solo contaba con los datos que me aportaba verbalmente el malogrado José
Carlos Navajas, el cual contaba con unos documentos o cartas sobre las
reclamaciones que hizo Ana de Arcaya una vez viuda al gobierno de la nación.
Supuestamente la familia Navajas Fuentes habrían sido los últimos contactos en
este pueblo motivada por la vecindad, recordar que vivían casa arriba y casa
abajo.
La solicitud que hace la viuda es sobre una pensión para sus
hijas menores actualizada con el pago por la última condecoración recibida por
Manuel Lorenzo, consistía en la cuarta Gran Cruz; y la más merecida, que se le
concedían por hechos de Guerra y que le llegó ya fallecido, es por ello que la
viuda pleiteo al menos por los beneficios económicos de este galardón.
Es curioso leer los comentarios que se hacen en esta
entrada, por un lado, Alberto Gay nos dice tener mucha información sobre este
personaje y me deja a mí la posibilidad de desarrollar o continuar con el
trabajo emprendido. Un desconocido firmando como “JLIS” escribe unos breves
resúmenes sobre la vida de tres de sus hijos varones que fueron militares. No
es difícil encontrar información sobre los que pertenecieron al estamento
militar pues de una manera u otra alcanzaron puestos de oficiales con más o menos
repercusión en diferentes conflictos de la época, pero ninguno alcanzó la
graduación del padre.
Lo que me resultaba más complicado era la de completar el
periodo de estancia en Castro.
No volví a retomar el tema hasta septiembre de 2019 en un artículo
que escribí para la revista de feria de ese mismo año llamado “Breve resumen de
la dilatada vida militar, política y empresarial de un personaje del siglo XIX
enterrado en el cementerio de Castro del Río.https://historiasdecastrodelrio.blogspot.com/2019/09/breve-resumen-de-la-dilatada.html.
El motivo del olvido fue la pérdida de interés por la investigación del General
Lorenzo por un hallazgo genial que vino a alegrar a las personas que
manteníamos cierto interés.
Ahora mismo no recuerdo el año que Dialnet publicó ese
excelente trabajo sobre la vida de Lorenzo, puede ser que allá por el 2014. Una
tesis doctoral elaborada por Manuel Muriel Hernández que fue defendida el 21 de
septiembre del 2012 en la Facultad de Geografía e Historia, Departamento de
Historia de América de la Complutense de Madrid, llamado “Manuel Lorenzo:
militar y gobernador de Santiago de Cuba”.
El trabajo, a mi gusto, era tan completo que poco más tenía
que decir yo sobre el tema. En él pudimos ver recopilada bastante información
sobre su estancia en este pueblo, mayormente económica. Aunque me imagino que 5
años de residencia dan para más sobre todo en lo social.
Manuel Lorenzo Oterino y Ana de Arcaya y Manzano contraen
matrimonio en 1822, ella con tan solo 15 años, el 22 años mayor. Cuando se
instalan en nuestra población ella cuenta con 36 años y el con 58.
Ana de Arcaya es venezolana, sus padres son el teniente
coronel Juan Dionisio de Arcaya y Pérez, su madre Francisca Manzano de
Talavera, naturales de la ciudad de Coro, pero descendentes
españoles(criollos), principalmente de las Islas Canarias. Gracias a una de sus
abuelas hereda una importante fortuna que invierten en la campiña Cordobesa,
Baena, Montilla y Castro del Río, en este último donde fija su centro de
operaciones. Las mayores inversiones las realizan aprovechando la
desamortización de Mendizábal.
Parece ser que su llegada a Castro del Río fue sobre el año
1837 y fija su residencia en 1843 al haber comprado un par de casas contiguas
en la calle Alta (más o menos donde a la altura de la Caixa y tienda de
textil).
No sabemos de dónde viene la amistad con el castreño José
María del Río Tejada, todo apunta por ser ambos defensores de la causa Liberal
Progresista. Así lo apunta su biógrafo, pero no deja claro esa cercanía.
Manuel Lorenzo proclama en septiembre de 1836 la
Constitución de Cádiz de 1812 en Santiago de Cuba, esto nada más que le trajo
problemas y fue sumariado y juzgado por ello (tengo que pasar por alto este
hecho pues si no se alargaría demasiado el artículo, pero realmente es la época
más interesante de la vida del militar).
Ocurren unos acontecimientos que no conocemos, pero al año
siguiente es presentado como senador por Córdoba, Castro del Río será el lugar
donde consigue más votos, pero esto no les sirve para conseguir el escaño.
El autor de la Tesis presume que es una estrategia de los
liberales para eludir la justicia, representados por J. Del Río, a mi entender
esto no es suficiente para no pensar que fuese anterior la amistad entre ambos.
Posiblemente a partir de ese año comience el matrimonio a
invertir por estas tierras.
Los dos amigos ingresan en la Milicia Nacional, Del Río, aunque no
era militar alcanzó el grado de Capitán.
Es a partir de 1937 cuando ambos comienzan una gran amistad,
además de socios. José del Río se convierte en representante de Lorenzo en
Córdoba y apoderado, tanto que fue testigo testamentario del matrimonio en
1842.
Una vez licenciado Manuel Lorenzo el matrimonio que gozaba
de buen estatus económico; mejor que los militares de su rango, abandona Madrid
y fija su residencia en Castro del Río, por cierto, la única residencia oficial
que se le conoce hasta su muerte.
No sabemos nada de la vida social de los Lorenzo Arcaya,
pero debió de ser importante. No dudan en celebrar la boda de su hija mayor; lo
que debió ser un importante acto social en la población. Emilia Lorenzo hija de
teniente General Manuel Lorenzo se une en matrimonio con el malagueño de Vélez,
Fernando Palacios y Rando, comandante graduado, capitán de infantería de
reemplazo y Caballerizo de Campo de su majestad la reina Isabel II.
El nuevo matrimonio no dudó en invertir en la población
haciéndose con el cortijo de Badoseco que contaba con más de 600 fanegas, entre
otras fincas.
La vida social del General en su estancia en la localidad se
limita a relacionarse con personas más progresistas y mantiene las distancias
con los seguidores de la corriente absolutistas que eran la mayoría,
pertenecientes a la clase más pudientes de Castro del Río, entre ellos el Conde
de la Estrella. Lorenzo tiene una salud muy deteriorada y solo saldrá de la
población para tomar las aguas en algún balneario.
Los negocios con el joven José María del Río eran bastantes
fructíferos; que cuenta 30 años (hoy mismo he consultado con Alberto Gay la
fecha de nacimiento, me ha enviado el acta de defunción fechado en septiembre
de 1861 a la edad de 48 años) cuando se instala la familia Lorenzo en la villa
del Guadajoz y tan solo 25 cuando hacen las primeras operaciones. Así que
tratan de dar más formalidad a la sociedad creado una sociedad mercantil. El 25
de enero de 1843 comparecen ante notario en Madrid, Ana de Arcaya, casada y con
los poderes otorgados por su marido, y José María del Río. La nueva sociedad
actúa bajo la razón social de “RIO DE TEJADA, ARCAYA Y COMPAÑIA”.
Con la creación de
esta sociedad ocurre un caso insólito para la fecha y que demuestra los aires
de modernismo que trae este matrimonio al conservador pueblo de Castro del Río.
Es un caso extraordinario a nivel general también, pues es una mujer la que toma
las riendas del capital familiar.
La sociedad se dedica a la administración y compra venta de
fincas. José del Río tiene las manos libres para actuar en nombre de la
sociedad sin preguntar a la otra parte, mientras tanto Ana se reserva la
potestad de incluir como accionista y parte a cualquier de sus hijos si estos
quisieran, tan solo con ingresar la parte resultante del valor de la sociedad.
Para Ana de Arcaya residir en Castro también le trae
tranquilidad pues ha estado acostumbrada a vivir en acuartelamientos, según los
diferentes destinos de su marido. Castro, aunque siendo un pueblo de unos 9000
habitantes presume de cierta prosperidad y es comparable en números de vecinos
como algunas capitales de provincias (Cuenca 7.155, Logroño 10.500, León y
Zamora con algo de más de 9.000 vecinos en 1850).
No conocemos ningún dato sobre la vida social de “La
Generala”, tan sólo que mantiene una sociedad mercantil a 50% con un castreño y
que disfrutaría de paseos a caballo. Pues está constatado por un informe que se
remite al Ministerio de Defensa; pues ha llamado la atención el número de
animales que está acumulando, hay que recordar que la corona tiene a Lorenzo
bajo cierta vigilancia y control por ser un exaltado liberal, las explicaciones
dadas son de conformidad para el gobernador militar de la zona.
Los équidos destinados para el recreo de la mujer y las
hijas del general son tres.
En total son once caballos los que mantienen la familia; me resulta extraño que estos tuvieran cuadra en su domicilio de la Calle Alta lugar céntrico y residencia de los más adinerados del pueblo, así que me inclino por otro sitio.
![]() |
| Puerta de entrada de la posible residencia en calle Alta. La puerta más bella de este pueblo. |
El lugar que pienso pudiera albergar el recinto para
mantener a estos animales, presumo sería la parte del llano Almagro, si no, el
recinto que todos hemos conocido tipo rancho donde encontrábamos hasta hace
algunos años bastantes vacas, caballos y pavos reales conocido como el Llano de
los Serranos, si bien no fuese este, lindaría con ellos teniendo como edificio
el conocido por “Taller de los Navas”, ya en desuso. Sería me imagino algo así
como el recinto de los Serranos, un llano vallado con los animales pastando a
su gusto y lugar de monta de estos. Dos de los caballos son viejas glorias que
mantiene por el buen servicio prestado en campaña militares. Esta zona se
conoce hoy como “la Generala”.
Parece que es a partir de 1844 cuando por cuestiones de
salud, Manuel Lorenzo, comienza a reducir su vida social y rebajar su actividad
política; aconsejado por su esposa. Ese mismo año se mudan a una casa lujosa
que se han construido en la calle Tercia, ésta siempre se me ha antojado como
la casa que está frente al Círculo El Liceo, donde estuvo el local comercial
del Correo, hoy residencia de la familia, Tienda. En ello tengo provocado al
amigo Paco Morales para que haga las pesquisas pertinentes en el registro.
La calle Tercia de
aquella época es la zona comercial y ha sido evitada para residencia por los
más ricos por bulliciosa, además que, aunque céntrica no es “calle carrera”.
No se sabe porqué ni cómo acaba la amistad con Del Río, pero
en 1846 deja de ser albacea testamentario y se supone que también se ha
disuelto la sociedad.
El General Manuel Lorenzo Oterito muere al año siguiente.
Por su testamento sabemos que la familia gozaba de buena salud económica, para
que os hagáis una idea poseían:
Tres casas, dos en la calle Alta y otra en la Tercia
Cortijos Leocinejo y Fontalba de los Abades en la campiña
Cordobesa.
Cinco huertas de regadío en la ribera del Guadajoz.
Un lagar en la sierra de Montilla “los Barbones”.
Partes en los cortijos Nuevo, el Alto y el Bajo.
Olivares en Misaonce, Correas, Carcajar y Onceollas.
Tres Huertas de secano. El Polvillo, Santo Domingo y
Aguardentera.
Un Molino.
Y otras parcelas más pequeñas.
Cuando pongo “parte” es porque lo comparte con su hija
Emilia, que como ya dijimos estaba invirtiendo también en esta zona, o con
alguno de sus otros hijos.
Después de la muerte de Manuel Lorenzo, Ana de Arcaya fija
su residencia en Madrid, no sabemos porque se aleja tanto de sus intereses
económicos, me imagino que para procurar mejor futuro a sus dos hijas pequeñas.
No sabemos cuánto tiempo estuvo manteniendo sus posesiones y sus contactos con
los castreños para ello habría que hacer un estudio exhaustivo en el registro
de la propiedad. Si es que existen la documentación de esos años.
Muere en Madrid diez años después que su marido y es
enterrada en la Real Archicofradía Sacramental de San Lorenzo y San José. Por
lo bienes que consta en su testamento su fortuna se encuentra muy disminuida,
bien porque ha vendido por necesidad, bien porque ha repartido entre sus hijos.
El pueblo de Castro del Río no debió resultar baladí para “La Generala” pues deja enterrado a su marido y a su hermano, Manuel María de Arcaya y Manzanos (1). Los dos comparten nicho en el primer patio del cementerio de esta localidad.
Me imagino que anduvo viajando a menudo hasta aquí, si no
ella, sus hijos, de ahí la amistad con la familia Navajas Fuentes.
Aunque deduzco que la mayoría son militares y tiene destino
por lugares varios y alejados y las hijas pequeñas se acomodarían en la capital
del reino. Las propiedades fueron poco a poco vendidas y nada más le uniría a
esta localidad, tan solo un nicho.
Notas:
General Manuel Lorenzo Oterino. Fallece en Castro del Río el
7 de octubre de1847 a los 62 años de edad.
Ana de Arcaya y Manzanos. Fallece en Madrid el 28 de abril
de 1857 a la edad de 50 años. Causa: Pulmonía.
José María del Río. Fallece el 18 de septiembre de 1861 en Córdoba
a la edad de 48 años. Causa: Disentería crónica. Enterrado en el cementerio de
San Rafael, Córdoba.
(1) Manuel María
de Arcaya y Manzanos fue un militar criollo nacido el 17 de abril del año de
1804 en la ciudad de Coro, provincia de Venezuela. Hijo del teniente coronel
criollo, Juan Dionisio de Arcaya y Pérez.
A temprana
edad en 1820 ingresa con el rango de subteniente al Regimiento de Milicias
Regulares de Coro para luchar contra los insurgentes, formará parte de la
expedición a Puerto Cabello y otras acciones.
Cita el
historiador José Luis Isabel Sánchez para la RAH:
«En 1821
alcanzó el empleo de capitán de Milicias y al año siguiente intervino en el
sitio de Puerto Real de la Vela, concediéndosele el empleo de capitán de
Infantería por méritos de guerra y pasando trasladado al Batallón de Cazadores
del General, con el que se halló en las operaciones sobre Maracaibo, cayendo
prisionero del enemigo tras capitular en la acción del paso de su laguna,
siendo conducido a Cuba juramentado de no tomar las armas contra Colombia, pero
enseguida regresó para seguir la campaña de Costa Firme.
En 1823 volvió
a combatir en la laguna de Maracaibo y de nuevo fue hecho prisionero y llevado
a Cuba. En 1826 regresó a la Península, pasando a la situación de licencia
ilimitada, en la que permaneció hasta que en 1830 fue destinado al Regimiento
de Córdoba, prestando durante los años siguientes servicio de guarnición en
Palma de Mallorca, Mahón, Zaragoza y Pamplona.
Al estallar en
1833 la guerra civil tomó enseguida parte en operaciones contra los carlistas,
incorporándose a la Columna de Operaciones del Norte, con la que se halló en
las acciones del puente de Logroño —por la que ganó una Cruz de San Fernando de
1.ª clase—, Peñacerrada y Puerto de Herrera, siendo recompensado con el ascenso
a segundo comandante por méritos de guerra; posteriormente, luchó en Oñate y en
Nazar y Asarta, siendo en esta acción recompensado con una segunda Cruz de San
Fernando de 1.ª clase».
Para 1835 es
destinado a Cuba como primer comandante, regresando en 1837 a la península
ibérica y participando en las guerras carlistas. En 1841 había recibido 4
Cruces de San Fernando de 1.ª clase siendo permutada por una de 2.ª clase o
Laureada. Murió un 2 de junio del año de 1848.
Autor: Emilio
Acosta.
.jpg)





