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Si notais que llevo mucho tiempo sin escribir, posiblemente me esté pasando la mismo que le ocurrió a García Birlán.
"El deber me ordena que os dedique esta crónica y la pluma se niega a escribirla. Se amontonan las notas en mi imaginación y la péñola no sabe darles forma. Esfuerzo el pensamiento, concibo ideas, bullen las palabras en la mente y aun permanecen blancas las cuartillas."

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¿Un cateto escribio esto?:

Esta cárcel que, durante varios meses, le dio ocasión de un trato prolongado con el mundo variopinto del hampa, verdadera sociedad paralela con su jerarquía, sus reglas y su jerga, parece ser, con mayor probabilidad que la de Castro del Río , la misma donde se engendró el Quijote, si hemos de creer lo que nos dice su autor en el prólogo a la Primera parte: una cárcel «donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación», y en la cual bien pudo ver surgir, al menos, la idea primera del libro que ocho años más tarde le valdría una tardía consagración.

Cervantes en su vivir .

Jean Canavaggio

viernes, 13 de enero de 2023

Carta de amor a un bicho.

 

Carta de amor a un bicho

@Diego. L. Urbano Mármol

 

Algo puede más que mi pereza para escribir y es el complacerme a mí mismo con la colaboración en la revista del mítico Círculo de Artesanos con alguna historia o relato de esos que bullen por mi cabeza.

El análisis que se antepone al inicio de la redacción y/o en la maceración de las ideas es el título. No sé si existe alguna norma para esto o algún consejo de la unión profesional de escritores sobre en qué momento se hace esto. Yo, por norma general, suelo titular mis escritos en el inicio.

Considero que un buen título puede ser un gran reclamo, pero no soy yo el que utiliza esas astucias para conseguir lectores. Quien me va a leer me va a leer de todas formas. Me imagino que mis lectores son personas asiduas a la lectura de la revista al completo. Máxime cuando lo que quiero decir lo dejo siempre para el final y aprovecho las tres cuartas partes de mi escrito a manera de preámbulo.

Si tuviera tiempo y espacio sería capaz de salirme del mapa pues con tan solo escribir “Circulo” (de Artesanos) me viene a la cabeza comentar lo actual de esa palabra en términos políticos, pero claro, ya me iría por otros derroteros y perdería al lector interesado en el tema que me trae y que he titulado, pues entiendo que de análisis políticos estamos hastiados. También se me antoja no dejar escapar las grandes y minúsculas posibilidades de juego que da un buen título. En prensa este tema ya es el sumun. Redactores que juegan con los títulos para manejar a su antojo cualquier información y aprovechar al «lector de desayuno» con prensa, solo se queda con los titulares. Y es que un titular lo dice todo. Y si lo dice todo ¿para qué escribir un artículo completo? Imagínense que un escritor de novela policiaca titulara su obra «El asesino es el mayordomo». Pues que tendría que emplear otros recursos para tener enganchado a la persona que lo está leyendo y trata de desenredar el entresijo.

Sabía que algún día tendría que darle forma escrita a los sentimientos de fascinación que me produjo el volver a ver a quien me dirijo con estas letras. Y lo hago dedicándole una carta de amor.

Querido bicho: espero que al recibo de esta te encuentres bien y que la suerte te acompañe por «doquiera». Ante todo, debo pedirte perdón por no haberte reconocido; y no porque no pusiera interés fijándome con gran expectación, pero los años transcurridos desde que te vi la primera vez y creciera mi fascinación por ti, han provocado un pequeño deterioro en mi memoria.  Creo que tú no has envejecido como yo, te esperaba de otra manera, más cambiado. Cómo iba a pensar que te mantendrías como hace cuarenta y cinco años. Me enamoré de ti con tan solo un par de veces que nos vimos aquellas noches de verano en mis visitas a mis abuelos. Admito que yo estaba más pendiente de ti que tú de mí. Posiblemente jamás te fijaras en mi…

(Joder, que tostón os estoy metiendo. Así, cualquiera termina de leer el artículo. Ni sé escribir cartas ni soy romántico al escribir. No sé por dónde me he cogido esta licencia).



Mi historia comienza a principios del verano de 2021, cuando en unos de mis paseos nocturnos por la ribera, entre los matojos, pude observar una luz que me llamó la atención. Me acerqué pensando que era un teléfono móvil que alguien podría haber extraviado. Agaché mi cabeza y fijé mi mirada hacia el lugar de donde procedía esa extraña luz, pero no encontré nada de lo que actualmente pudiera producir ese halo de luz potente y verdoso, al menos algún dispositivo electrónico.

Rebusqué entre los matojos secos con un puntero fabricado in situ, ya no me fiaba.

Allí estaba él, el bicho de luz. Quise fotografiarlo, pero el flash anulaba su torrente de luz, más bien la contrarrestaba. Por ese día terminaron los contactos. Ahora tenía que documentarme. Actualmente todos llevamos una enciclopedia encima. Pausando el paso comencé a asesorarme en un buscador de internet buscando «bichito de luz»:

 “[Los lampiridos (lampyridae) son una familia de coleópteros polífagos que incluye los insectos conocidos como luciérnagas, bichos de luz, curucusíes, 2 isondúes, 3 cucuyos y gusanos de luz, caracterizados por su capacidad de emitir luz (bioluminiscencia). Muchas se pueden encontrar en pantanos o en las áreas húmedas y boscosas, donde sus larvas tienen una fuente de alimento abundante. Son coleópteros de cuerpo blando relacionados con las familias LycidaePhengodidae y Cantharidae, con una distribución mundial de al menos 1900 especies conocidas]”.

 


Para que nos sean más familiares: es un escarabajo de toda la vida; bueno, no, un tipo de escarabajo que produce luz sin aumentar la temperatura. Esta llamativa luz que ha encandilado a miles de generaciones durante toda nuestra existencia es utilizada por estos insectos como reclamo amoroso y en época de aparearse. En noches de verano —finales de junio y julio— podemos encontrarlos en zonas propicias para ellos: lugares húmedos, con vegetación, ricos en caracoles y babosas, cerca de agua no contaminada y, sobre todo. limpia de pesticidas.

Hoy en día, como claramente existe lo contrario, es difícil verlos y hasta hay quien piensa que se habían extinguido en la campiña. La saturación lumínica de los espacios que recorremos tampoco ayuda a visualizarlos.

De pequeño podía ver los machos volando con su intermitente luz (sólo los machos lo hacen) en busca de alguna hembra que se encontrara escondida en las hierbas con su luz fija para facilitar el contacto.

La casa de mis abuelos paternos se encontraba bajo la muralla, con un gran espacio natural entre ambas, el cual reunía todas las características para su hábitat. Después de preguntar a vecinos del lugar, he podido constatar que en esa zona existía una colonia perenne que hacia las delicias de la chavalería en las calurosas noches del estío castreño.

Cerca de cincuenta años han tenido que pasar para reencontrarme con ellos. Fue en el verano del 2021 cuando las visualicé por primera vez. La zona donde las encontré es un lugar donde suelo pasear desde hace bastantes años ya. Y jamás las había visto; y mira que he visto bichos en mis paseos, fijándome a conciencia, y en días posteriores pude contabilizar hasta tres o cuatro hembras. Mientras que duraba el periodo de noviazgo, más o menos unas semanas, siempre las localizaba en el mismo lugar. Al contrario de mis avistamientos esporádicos de nene, que eran por el aire, éstas se encontraban fácilmente reconocibles en el suelo. En el verano del 22 he podido contabilizar al menos el doble. Por supuesto que no he querido publicitarlas por no molestarlas. Tan sólo se las he mostrado a quien me ha podido acompañar en esos días.



La zona donde se encuentran es un terreno baldío entre la N-432 y el río Guadajoz y reúne las mejores características para el desarrollo de esta pequeña colonia.

No sé si estos sentimientos que vengo a mostrar hoy en público los hago de una manera imparcial al recordarme mi niñez, donde toda la familia se encuentra completa y unida, o por la expectación que me produce esos bichos generando luz propia. Posiblemente puedan ser las dos cosas.

Si te han quedado ganas escucha la música

 [Historias de misterio e imaginación” (Tales of Mystery and Imagination. The Alan Parsons Project).


.https://youtu.be/y7htAlPqwBI

Delum.




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