..

Si notais que llevo mucho tiempo sin escribir, posiblemente me esté pasando la mismo que le ocurrió a García Birlán.
"El deber me ordena que os dedique esta crónica y la pluma se niega a escribirla. Se amontonan las notas en mi imaginación y la péñola no sabe darles forma. Esfuerzo el pensamiento, concibo ideas, bullen las palabras en la mente y aun permanecen blancas las cuartillas."

.

¿Un cateto escribio esto?:

Esta cárcel que, durante varios meses, le dio ocasión de un trato prolongado con el mundo variopinto del hampa, verdadera sociedad paralela con su jerarquía, sus reglas y su jerga, parece ser, con mayor probabilidad que la de Castro del Río , la misma donde se engendró el Quijote, si hemos de creer lo que nos dice su autor en el prólogo a la Primera parte: una cárcel «donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación», y en la cual bien pudo ver surgir, al menos, la idea primera del libro que ocho años más tarde le valdría una tardía consagración.

Cervantes en su vivir .

Jean Canavaggio

lunes, 4 de enero de 2021

La Cantamora y otras historias.

 

Casa Mendoza- Castro del Río.

 

  No dudo que normalmente me ocurre como al granadino y maestro racionalista que ejerció por un tiempo la escuela moderna de Castro del Río a principios del siglo pasado: don Antonio García Birlán(1). Este, con sus formas amables y extrema sensibilidad, describía así algunos de sus pensamientos "El deber me ordena que os dedique esta crónica y la pluma se niega a escribirla. Se amontonan las notas en mi imaginación y la péñola no sabe darles forma. Esfuerzo el pensamiento, concibo ideas, bullen las palabras en la mente y aún permanecen blancas las cuartillas." 

No es que yo quiera posicionarme a su altura intelectual, pero por semejanza os diré que mi cabeza siempre tiene proyectos, investigaciones y un inmenso batiburrillo de información, que me cuesta, bien por pereza, bien por falta de capacidad, darle forma escrita. Pero tengo que sacar fuerza de donde las haya dentro de mi cuerpo para romper con la neblina de vagancia que mantienen mis dedos paralizados. 

Siempre es un honor para mí que Miguel Morales me sugiera una colaboración, y si además es para aportarla a la revista del Circulo de Artesanos, el gozo es superior. 

Quiero recordar que en Artesanos escuché mis primeras conferencias de mano de los más granados investigadores de épocas pretéritas de la provincia de Córdoba. A voz de pronto, quiero recordar a Nieto Cumplido, Calvo Poyato o a María Dolores Ruiz Gómez. Por entonces, el Circulo de Artesanos gozaba de buena salud. No es menos cierto que entre sus rescoldos aparece esta interesante publicación que, con su negativa a apagarse, mantiene la llama encendida para que esta sociedad tan emblemática en este pueblo no desaparezca. 

El asunto que os traigo es bien conocido por todos los castreños, pero no por ello debemos pensar que no tiene ciertas e interesantes particularidades. 

Quiero hablaros de La Cantamora. Al principio no sabía cómo enfocar un tema tan castreño y tan general y decidí comenzar haciéndolo de modo muy particular, con mis vivencias. 

Lo primero y lo que más tiempo me ha llevado es intentar buscar historias y referencias sobre el personaje en cuestión. Una vez recabada la información a la que he podido tener acceso, me he querido asegurar que se trata efectivamente de un localismo. Esta palabreja la pondremos entre comillas: “localismo”, pues. 

De ese modo organicé entre mis amistades de una red social, de diferentes lugares del territorio nacional, una encuesta. No puedo evitar que ante esa palabreja me venga a la memoria aquella parte de la letra de Javier Krahe “Un burdo rumor”. Trece interesadas respondieron a la encuesta, de las cuales una no sabe, no contesta, y en las otras doce, división. Como veréis, se me puso en contra la mitad, es decir, seis. 

 Debo de decir que los participantes fueron de diferente sexo, siendo muchos los encuestados y pocos los participantes, no llegó a la veintena. Los lugares de los que respondieron me resultaron interesantes y muy significativos. Ninguno de los de fuera de Castro habían escuchado o sabían lo que era la Cantamora. 



Mi experiencia con la Cantamora la sitúo en el patio de mis abuelos paternos hace más de cuarenta años. Por otro lado, también me he puesto en contacto con mis herman@s y mis prim@s para consensuar nuestra imagen de esa mujer. Que no era ni más ni menos que una invención o una leyenda utilizada para meter miedo a los niños y así evitar que se acercaran a los pozos o se asomaran al brocal. 

En los pozos de las casas donde había niños habitaba una mujer mayor vestida de negro, esclava o prisionera morisca que por venganza por su situación emitía un dulce sonido o canto que seducía o motivaba el interés de los más pequeños para asomarse y encontrar en el negro fondo a su autora. Entonces la Cantamora te abrazaba y te llevaba hacia las profundidades para no dejarte salir nunca más. La pura verdad que en esa vieja casa de la calle Alta aquello funcionaba. 

Me imagino que en cada casa, en cada pozo o en cada familia, tendría una forma hecha a medida; no así su finalidad, que era la misma. 

Allá por el año 2000 nuestro mejor romancero y contador de historias ya fallecido, guitarrista y poeta, Pedro Cañasveras, nos dejaba unos escritos con una visión más bella y romántica sobre esta princesa morisca prisionera de los cristianos que protegía las fuentes y veneros de agua: 

“Cerrada la primavera

del mil doscientos cuarenta

las tropas de Fernando el Santo

conquistan Villa y fortaleza”.

Cuando un apuesto capitán

indaga, busca y encuentra

en una oscura mazmorra

a Cantamora medio ciega.” 

 

    El origen de estos residentes o protectores de las aguas lo encontramos ya en la mitología griega con las Náyades, esta eran las ninfas vinculadas al agua dulce, o la diosa latina Yuturna. 

En los años 90 del siglo pasado un grupo de amigos llamado “Los Romeros de La Cantamora” (entre los que estaba yo) participaron en varias ediciones de la Romería de la Virgen de la Salud, construyendo varios años una decoración en la carroza donde se recreaba un lugar con pozo. 

Actualmente existe en la localidad un grupo cultural y editorial activo dedicado a publicar libros de autores o temática castreña llamado “Cantamora”. También editan una revista con el mismo nombre. 

Lo más interesante de esta historia nuestra puede ser el origen, en principio difícil de responder, ya que hay en España tres lugares más donde existe una Cantamora; todas, excepto una, están ligadas al agua. Encontramos a la Cantamora en: 

 

·         Torrejón del Rubio (Cáceres). Allí nos cuestan la historia de dos amantes: un cristiano y una musulmana, Sara. De asedios a Castillos, de Fernando III y de la reconquista de Córdoba en 1236, lugar donde murió el joven. Ella murió de pena y algunas veces se suele ver una sombra por algún torreón. Los del lugar dicen ser la joven morisca.

·         La Cantamora del Pozo de Velasco en Badajoz. Dicen que en ese pozo vive una mora maldita por el castigo de su padre, mago iracundo, o que una joven morisca que escapa de su presidio calló al agua. Por las noches o la noche de San Juan un canto llama la atención de quien ose pasar la noche allí, arrastrándolo hacia el interior de sus negras aguas. Nadie ha vivido para contarlo.

·         La de Usagre (Badajoz) es utilizada como aquí, para asustar a los niños para que no se acerquen al pozo. Nos hablan de un amor entre dos jóvenes de distintas religiones. El padre de la muchacha sorprende a la pareja y por la noche manda asesinar al joven cristiano, luego es tirado a un pozo, lugar donde se encontraban. Ella de pena se lanza al fondo del pozo. La joven miró al cielo, le robó brillos a las estrellas y a la luna una lágrima furtiva, escondió su mirada entre las manos y se dejó caer al agua. Fue entonces cuando el fondo de la fuente se abrió como si fuese una boca oscura y negra, sin lengua blanda y sin dientes afilados… y se tragó a la dulce doncella.” La noche de San Blas aparece en forma de sirena.

·         En Peñaranda del Duero (Burgos).Desde la lejana Al-Andalus a tierras de Castilla Llegó, esposada y vencida, la flor del virreinato.”  En este pequeño pueblo también mantienen la historia de un hada que se suele ver algunas noches en un torreón de su bello castillo. Espíritu de aquella joven prisionera que cantaba de pena.

        

Es curioso que este lugar de Andalucía; y solo en este, se mantenga una leyenda tan parecida a la de estos pueblos tan alejados, aunque con un nexo de unión: todos cuentan con castillo y periodos convulsos durante la reconquista. 

Sería difícil determinar el origen de esta historia, dónde se generó y en qué momento. Posiblemente una persona que participó en cualquier epopeya de cualquier época llevó o trajo la leyenda. Mucho sería imaginar que fuese durante la reconquista, pero esto no se puede atestiguar pues no mantenemos o conocemos documento escrito que pueda corroborar uno de esos datos.  

Es sencillo encontrar en este pueblo, Castro del Río, a la Cantamora y sus diferentes visiones o formas, porque ella está en la mente de miles de personas y que Antonio Aranda Gutiérrez nos mostró en este hermoso poema en la Revista de Feria del 2005: 

 

No te acerques al pozo niña,

que saldrá la “cantamora”

a cogerte del pelo

que tu tanto adoras;

cabellos oscuros

de pequeña gitana

que al lado de la hoguera

en las noches de invierno canta. 

No te acerques al pozo niña,

que saldrá la “cantamora”

a cogerte el vestido

que tu tanto adoras;

rosal estampado

que siempre vence el viento,

dejando que el sol penetre

a calentar tu bello cuerpo.

No te acerques al pozo niña,

que saldrá la “cantamora”

a coger los zapatos

que tu tanto adoras;

albergues serenos

que permiten besar

los perfiles más pequeños

del limpio suelo al caminar. 

No te acerques al pozo niña,

que saldrá la “cantamora”

a coger la muñeca

que tu tanto adoras;

callada ilusión

que a las niñas enseñan

a descubrir el amor

que sus corazones encierran.

No te acerques al pozo niña,

que saldrá la “cantamora”

a llevarte a su imperio

que reinan las sombras;

un mundo sin flores, 

sin sol que le dé vida,

sin zapatos, sin muñecas,

sin una callada sonrisa.


Nota: Desde tiempo inmemorial ha existido otra leyenda en Castro del Río sobre una princesa prisionera en la Casa Mendoza de esta localidad. Algunos eruditos locales de finales del siglo XIX y principios del XX dieron nombre a dicha mujer. Se ha venido defendiendo que la encerrara en dicho palacete podría ser la princesa de Éboli, aunque este supuesto no ha sido constatado con datos históricos fehacientes.

No he querido mezclar ambas historias por no encontrar nexo alguno. Me ha parecido dato curioso el recordarlo.



(1) Esta Reflexión de Birlan también aparece en la introducción general de este blog desde su creación y responde a un estado de mi mente que se asemeja a la de su autor.  

Otras fuentes:  ,http://proyectoacantaros2017.blogspot.com.

  @ Diego L. Urbano Mármol

                                                                                              

martes, 22 de septiembre de 2020

Salvar al Molino Ryan

 


             Salvar al Molino Ryan.

Hace unos días, unos amigos míos, paseando por la ribera, observaron como una cabra estaba pasando serios apuros para salir del río. Al parecer se había arrimado tanto que la tierra húmeda en pendiente le había servido de trampolín hacia el agua.

Viendo que la cosa se complicaba decidieron intervenir. Es el acto reflejo que solemos tener los humanos. Sin pararse a pensar; si esa cabeza animal  que  sobresalía era la misma representación del diablo o si  de un acontecimiento que se adelanta en un día al de su sacrificio en el matadero, bajaron hasta la orilla para intentar ayudar al pobre animal. Necesitaron los brazos de tres hombres, que, aunque con bastante dificultad lograron poner a salvo al caprino.

 Todos sabemos que tal especie da mejores quesos que derroche de simpatía, pero. Ahí queda la gesta. Luego descubrieron que estaba preñada, así la dificultad añadida de salir por su propia fuerza.

Este hecho verídico me va a servir como  introducción al tema que os traigo.  

Se sabe que desde la prehistoria que los pueblos ribereños han gozado de un adelanto social y cultural al de los pueblos sin acceso a ríos.  La fuente de vida  y los recursos que aporta el tener agua cerca y la navegabilidad en muchos casos de ellos, propiciaron el asentamiento de grupos humanos y por ende, el comercio con otros pueblos.

Castro del Río  desde los primeros asentamientos ha mirado pendiente a su río. Es ahora, en los últimos años, cuando parece que le hemos dado la espalda al Guadajoz.  La desaparición de la huerta, la falta de pesca, la pérdida de utilidad para el baño y el recreo han propiciado que el castreño mire al río como parte del paisaje, y poco más.

La construcción de la presa favoreció la continuidad del cauce durante todo el año, y el control de las crecidas. Hoy en día es normal ver más caudal de agua en verano que en invierno. El motivo es el de mantener los  cultivos  en su entorno y en los del Guadalquivir.  En los terrenos convertidos al regadío en las últimas décadas  tan solo vemos beneficiado el olivar. Con las construcciones de grandes balsas y la mecanización de los riegos  se ha podido llevar el líquido elemento a zonas inimaginable. El contacto del hombre con el río no pasa de un automatismo.

Pero  la cultura ribereña  influye en el paisaje y en la arquitectura más de lo que imaginamos, también hemos dicho que en el carácter de sus habitantes.

No es menos cierto que en los últimos años ese paisaje está cambiando a paso agigantados. Estamos perdiendo la huerta y sus casas, los secaderos de tabacos, los tejares, las azudas, las torres de los molinos de vigas, los molinos y las norias. Y lo peor dejamos perder hasta los vestigios de estos.

Es por ello que nuestra generación tiene hacerse responsable de la conservación y/o recuperación de estos, o al menos de algunos, elementos.

Castro del Río destaca en el último siglo más por destruir que por conservar su patrimonio. Y no, los castreños en general no somos culpables, no podemos culpar a un pueblo entero. Es responsable a primera instancia el que ejecuta el daño y en segunda la generación de castreños que ha debido defender con uñas y dientes el legado que recibimos de nuestros ancestros. ¿Cómo voy a sentirme culpable por la pérdida de la Fuente de San Roque? En todo caso algo de culpa por el yacimiento de El Arca.

 Lo que quiero decir por si no se me entiende, es,  que estamos obligados los de ahora a proteger lo que tenemos por lo menos.

Una vez que has llegado hasta aquí  debes haber atisbado el motivo de mi proclama.

Desde hace unos años atrás; desde diferentes grupos e instituciones, incluso de  particulares de forma esporádica, aislada y anárquica, se viene hablando del abandono del un edificio que todos solemos ver a diario. Me refiero al molino “Poncima”.

No puede la sociedad castreña de turno cometer más fallos. Debemos concienciarnos que hay que salvarlo, y cuando lo estemos, promover las acciones pertinentes para que el gobernante de turno ejecute.

Lo primero que quiero recalcar es que cualquier particular, institución u organismo puede presentar un dossier en la Delegación de Cultura argumentando y documentando los motivos por los que se quiere inscribir en el catálogo como Bien de Patrimonio Cultural  o cualquier otra categoría, y por lo tanto, su defensa. Sea quien sea su propietario. 



¿Y por qué ese empeño por ese edificio cochambroso?

Porque es lo poco que nos queda de nuestra cultura, de nuestra manera de ser, de las huertas, de los buenos hortelanos, de las acequias, de los bañaderos y las azuas, de las norias, de los molinos de pan, de las pesca de barbos, de los lugares de ocio, de las alamedas. En definitiva, de la vida de este pueblo, y de la muerte también en ocasiones.

Recuerdo que en el museo Arqueológico de Doña Mencía mostraban un cangilón cerámico  que decían de origen romano hallado en Castro del Río, no sé yo si la datación es la más correcta, pero ahí lo dejamos.




Este edifico que está a la vista desde el llano de la Fuente es un edificio del que tenemos noticias desde el siglo XVIII por un pleito, al menos  su noria.

 De 1730 data un pleito recogido por José Rodríguez Molina, “sobre riegos de tierras en el sitio de la Rinconada y una azeña, azua y noria en ellas”, donde se registran las labores llevadas a cabo para la reparación de la noria que se hallaba instalada junto al molino de Aguayo o de Poncima y que incluye algunas noticias muy interesantes sobre sus características. En dicho documento su propietario, Pedro José de Aguayo, manifiesta “que en el sitio del Río Viejo de esta villa tengo y poseo, por mia propia, una guerta que se riega con noria de buelo antigua del río Guadahoz” y que en dicho sitio “están las más de las norias de la Rivera de esta villa, pues con una se riegan guertas de diferentes dueños”. El propietario acuerda con un albañil y un carpintero la reparación de la misma quienes, tras visitar su emplazamiento, “declaran que para aderezar la noria de buelo que tiene la guerta del referido en el sitio del Río Viejo, y aviendo visto y reconocido la postura en que está, hallaron no poder andar en la canal en que de presente se halla y para que pueda andar es preziso mudar la dicha noria a la canal que está inmediata de la azeña de pan moler y para la dicha azeña hazer otra canal de lo cubierto de dicha azeña para que pueda moler la piedra que de presente tiene, y que de otra forma no podrá andar dicha anoria por estar refundido el muro della” (J. Rodríguez Molina, Regadío Medieval Andaluz, Granada, 1991, pp. 104-105, 147-148 y 176). “

 

Dicen que Guadajoz significa  “río del pan” por la cantidad de molinos harineros que se encontraba en su cauce en época del dominio musulmán.

Existen numerosas publicaciones en Andalucía referente a la arquitectura hidráulica  y su uso que se basan en informaciones aportadas por los protocolos notariales castreños que se mantienen desde el siglo XV.

Para la recuperación de la noria de la Albolafia  se utilizó el patrón de la noria Castreña del Repiso.

Juan Bernier, creo recordar (hablo de un libro sobre la provincia de Córdoba que me prestaron hace muchos años) le dedicó unos versos a las norias castreñas titulado “El llanto andaluz de las norias”. He intentado dar con él de nuevo pero por el momento no lo he conseguido.

Hasta los años 80 se han podido ver norias en Castro del Río, las más famosas la del Repiso y la de Carbonell. Hoy en día o hasta hace pocos años tan solo quedaba una noria intacta río abajo, y se intentaba mantener en secreto porque era metálica. Desconozco si se mantiene o ha sucumbido a alguna crecida o peor aún, si ha sido descubierta por los recuperadores de chatarra.

Porque  ese edificio es el vestigio de todo esto. Ese edificio es núcleo de la cultura castreña, de su sociedad y de su economía. Castreños no podemos fallar una vez más.

Por todo ello el ayuntamiento debería de clarificar la propiedad  y  ponerse en contacto con su o sus  propietarios para poder llegar a un acuerdo que deje a todas las partes satisfechas.

Una vez en propiedad municipal someterlo a una restauración y puesta  en valor. Recuperando la noria  y uso al edificio para actividades culturales.

Le doy las gracias a Paco Cívico por aportarme algunos apuntes históricos y a Lolo por pasarme un montón de fotografías.

Diego L. Urbano Mármol.




viernes, 3 de abril de 2020

Pequeños detalles Castreños. La Virgen de los Remedios



Pequeños detalles Castreños. La Virgen de los Remedios

  En estos días de confinamiento obligado trata uno de ocuparse de cosas que normalmente no se tiene tiempo.

  Asomado al balcón me distraigo con unas maniobras que está llevando a cabo el ejército Francés en el Llano de la Fuente. Intrigado por lo que ocurre en un círculo que se ha formado de soldados gabachos pongo atención y distingo entre ellos a algún representante de la autoridad castreña. Carcomido por la curiosidad saco los “avíos” para la correcta protección. Mascarilla, guantes y una vieja escafandra que regalaban al comprar Veinte mil leguas de viaje submarino, salgo a la calle raudo y veloz. No llamé la atención por el variopinto desfile de uniformes militares.

  Me acerco y pongo oídos. En el centro se encuentra un tipo dando unas explicaciones.  En sus manos porta un extraño artilugio. De su conversación y de mi pobre conocimiento del traductor  francés  “pasque lóto de notre papa ne marche pas) extraigo unas pistas que junto a lo que me comenta el comandante del puesto de Castro del Río y a lo que tenía visto en televisión deduzco que se trata del famoso “soldado volador francés”.


  Después de varias horas; Franky, que así se llama mi nuevo amigo parisino,  se había percatado de mi profundo interés por lo que estaba allí ocurriendo. Se dirigió a mí con un vocabulario más o menos de los Pirineos, medio Francés medio Español. Me dijo algo así, como que, si quería probar:” donne vus son delamatine”. Decliné la invitación, pero, si le pedí que me hiciese llegar algo que estaba a una cierta altura y que no era accesible para mí y de camino le veía volar. Encendió las turbinas de su artefacto y yo apunte con mi dedo el sitio. Se estaba elevando hacia el lugar señalado.
 


  Como mi petición le resultó un sacrilegio; era un hombre de fuerte convicción, cosa que observé cuando me hacía gestos negativos con la cabeza (como si yo fuese a  apropiarme de lo que no es mío).Tampoco se me había escapado el detalle del crucifijo que llevaba colgando de su cuello. Le señalaba desde abajo que me conformaba con unas fotografías. “Photo, photo” le gritaba cuando ya se encontraba en las alturas. El ruido de los motorcillos a reacción y mis voces causaban un enloquecedor sonido muy impertinente para el oído, aquello se agravaba con el eco formado entre la torre y la muralla  de la Plaza del Romano.  Tuve que echar mano al lenguaje internacional de gestos; donde se ponga este que se quite el Esperanto, ¡donde va a parar!. Improvisé  rápidamente y tomé una cosa imaginaria que agarraba con las manos; ambas, jjj,  y me lo lleve a la altura de los ojos. Le guiñé mientras con el dedo índice  realizaba un movimiento como si pulsara algún botón. No tardo en entender lo que le estaba indicando, a eso si accedió.


 

  De hecho, con esas fotografías, llevo entretenido en mi retiro varios días y ahora, espero, que algunos de vosotros también lo hagáis, por los menos por unos minutos.

  Siempre te lo agradeceré “Soldado Volador Francés”.

  El tema que me trae, trata sobre unos de esos pequeños detalles que podemos encontrar en cualquier lugar de la villa de Castro del Río. Muchas veces pasan desapercibidos para la mayoría. Bien, porque nos acostumbramos a su presencia, y no reparamos en nada más. Bien, porque no están accesibles a la vista.

  Esto pequeños detalles tampoco suelen ser objetivo de estudio de los eruditos locales al carecer de mucha importancia, a ellos me he encomendado para recopilar información pero  poco o nada he llegado a conseguir. Es por ello por lo que parafraseando el refranero español, tiro de aquel que decía “La gracia del barbero es sacar patilla donde  no hay pelo” y basándome en lo que hay intentaré sacar “una historia” manejando  datos reales.

La Hornacina de la Cuesta Martos.

Introducción.

   “Una hermosa visión se nos presenta desde la carretera viniendo de Espejo, con el caserío pegado a la verde ribera del Guadajoz y sus dos puentes paralelos (….) Cuando llegamos más cerca, descubrimos que lo que era una villa abierta a nuestros ojos ha sido con el tiempo una ciudad fortaleza, y que las murallas y torreones la abrazan todavía desde la clave defensiva del cúbico castillo”. Así es como se imagina Juan Bernier, autor de estas palabras,  como debió ser Castro del Río en la Antigüedad: Fuertemente torreada. (1).

  Como ya sabemos el recinto de la villa estuvo fortificado y protegido por cuarenta torres.  Estas han sido modificadas en multitud de ocasiones. La obra principal es de época medieval pero según Jorge Forné, (2) está levantada sobre otras construcciones más antigua.  De época Romana y Musulmana.

  No voy a entrar en más profundidad sobre la fortaleza y si en la puerta principal de esta, que es donde encontramos cierta información del asunto que nos trae. La hornacina donde se le da cobijo a una pequeña imagen de la Virgen de los Remedios

  La situación de la puerta nos hace pensar que inicialmente solo sería la única vía de acceso a la población, fuertemente defendida por el castillo (3) .

  En el mismo lugar sitúa Forné la puerta de la fortificación romana al hacerla coincidir con el final del Decumano Máximo.

   El origen del nombre de la puerta de esta villa se debe a la incursión que hicieron los de Martos en 1232, capitaneados por D. Alvar Pérez de Castro y D. Tello Alonso de Meneses, “internándose en el país enemigo llegando hasta Castro del Río, talando los campos y matando muchos moros. Continuando sus excursiones este valiente caudillo y debilitando al enemigo se determinó caer sobre Castro con una buena hueste y apoderándose de una puerta de esta villa que se llamó de Martos por haber entrado por ellos la gente de allí, se hizo dueño de Castro en 1232 y reparó sus muros y torres”. ( 4).

  “Posee la gloria nuestro Castro de haberse por él, abierta la puerta a la conquista de Córdoba. Levantando la cruz sobre las torres de Castro, y desalojado el infame Alcoran de su recinto, se edificó en el cercado de la villa una iglesia bella dedicada a Nuestra Señora de la Virgen María con el titulo de Asunción.”(5)

  Debió Castro pasar de nuevo  a manos enemigas, pues para Nieto Cumplido la Fecha de la conquista por Fernando III es la de 1240 o ha podido haber un error de transcripción por algún cronista de la época al copiar el año.

 

  Hoy en día no queda ningún vestigio de la Puerta de Martos, tan solo unas de las torres que pertenecían a la defensa de esta. Actualmente está desmochada y mimetizada con obras posteriores y es la que conserva la imagen de la Virgen de los Remedios.
 


  Parece ser, que hasta los años cuarenta del s. XVIII se mantenía en pie dicha puerta que se encontraba unida a la muralla de la fortaleza. Los únicos datos sobre ella los proporciona R. Ramírez de Arellano, quien a su vez lo copia de una obra manuscrita anónima. “La puerta principal llamada de Martos, única en los tiempos antiguos de la plaza, estaba colocada en la rinconada que dejaba el martillo saliente oriental del alcázar, entre el postigo de la casa que habitaba Dª Josefa Luisa Mazuelo y la torre de la Virgen de los Remedios, rebajada en el día, la que con  otra que estaba donde hoy el caño, formaba la dicha puerta y clave con su contrapuerta y taladro, garitón, arcos de cantería, almenillas, miras, viseras y vistosos remates; todo pertrechado como la puerta del alcázar,; en el antemural de ella había otra denominada el rastrillo e la Plaza, sostenida por el adarve, y alto lienzo del alcázar; en la puerta principal de la plaza asistía la gran guardia, la que de miraba sostenida en la barbacana, y segundo torreón del alcázar, por una parte, y por otra de la Virgen de los Remedios.”(2)

  “También por la venida a esta del Señor Rey don Felipe V, el animoso de feliz memoria, en el año de 1733, cuando de Sevilla mudo la corte a Madrid, teniendo preparado alojamiento a S.M. en el colegio de San Pedro Y San Pablo, juzgando no cabrían las carrozas por la puerta, se hundió el muro de ella que unía con el castillo para que pasasen con desembarazo. 

  “Luego en el año 1743 se quitó y destruyo la citada puerta hasta los cimientos con el fin de hacer amplísima la entrada a la villa y el mismo año la sagrada imagen de María Santísima de los Remedios, que estaba colocada de tiempo inmemorial sobre la clave de esta puerta, se trasladó a la torre contigua, ya rebajada de su altura, la que ahora sirve de azotea en las casas del vivario eclesiástico D. Juan de la Peña Tercero”. (3).

  En definitiva y como conclusión arquitectónica pienso que de existir la puerta  podría ser una de las obras de ingeniería militar más importante de la provincia. No es así, desgraciadamente.

  Volviendo al hilo que nos trae, y después de trasladaros toda la información posible sobre el lugar inicial donde se halló la figura de la Virgen; hoy desaparecido, nos centraremos en el lugar donde actualmente se alberga.

  Desde ahora mezclaré conjeturas con hechos reales y pensamientos en voz alta. Serán los expertos en escultura religiosa; que me lean, los que tienen que aportarnos algo más. Yo se lo pongo en bandeja.

  Castro del Río pasa a manos cristianas bajo pacto. Fernando III se hace dueño y señor de la villa. Dice la leyenda que el rey llevaba en las alforjas de su caballo una pequeña talla de la Virgen que depositaba en cada población que ganaba a los moros.

  Aunque existen imágenes del Remedio que iconográficamente pertenecen a los siglos XII y XIII, no consta que hayan recibido esa denominación en sus orígenes. Es muy corriente que imágenes antiguas de la Virgen María, sin título especial, lo recibieran en tiempos más modernos.

  No quiero decir con esto que la imagen que actualmente existe sea la primitiva que se colocó en la puerta de la fortaleza cuando Castro se convierte al cristianismo, ahí lo dejo. Si me parece  a simple vista  que la pequeña figura actual es bastante antigua.

  Por el paralelismo con otras imágenes puedo aventurarme a englobarla en el estilo Barroco y  que  esta haya podido ser repintada en algún momento; no muy lejano; con más corazón que acierto. Pongamos de ejemplo al Ecce Homo de Borja o más recientemente, la talla de San Jorge del pueblo de Estella. No hay que extrañarse de nada.
 


  Como muchas de las esculturas góticas tardías esta muestra a la Virgen de pie con el Niño en brazos. Por regla general, la Virgen María lleva al Niño sobre su brazo izquierdo de acuerdo con el instinto maternal, aunque esta lo hace con el  brazo derecho (consultado el detalle con mi amigo el párroco de Espejo, don Francisco García, me comenta que dependía de la influencia de la escuela del autor). Cualidades de esta época son también que ambos gozan del mismo protagonismo y que las representaciones dulcifican el rostro y la postura de madre e hijo. La de Castro ambos mantienen una aptitud sonriente.

Advocación de Nuestra Señora del Buen Remedio.

  La palabra Remedio viene del latín: Remedium, que etimológicamente significa medicina, medio de curar y sanar, lo que restablece la salud; y en sentido figurado indica cuanto sirve para las enfermedades del alma. La advocación de Nuestra Señora del Remedio, conserva y retiene ese doble significado. Según el religioso trinitario Fr. Bonifacio Porres, la advocación del Remedio no es unitaria, y pudo comenzar a la vez e independientemente en diferentes lugares, las cuales coinciden solo en título, pero en muchos casos narran historias y leyendas propias, como sucedió con otras advocaciones marianas. Pero cuando se habla de la Patrona de la Orden Trinitaria y de los lugares a donde tradicionalmente ha llegado esta devoción por el apostolado de los religiosos de dicha orden o de los fieles o cofradías relacionadas con ellos, se le puede encontrar ya sea en singular: del Remedio (Como en Cataluña), en plural: de los Remedios (Algunos lugares de España) o acompañado de adjetivo: del Buen Remedio (como en Francia e Italia). Es menester aclarar que en otros lugares, especialmente en España, se han "trinitarizado" muchas imágenes de la Virgen del Remedio (o de los Remedios), cuyo origen no guarda relación alguna con la Orden de la Santísima Trinidad.


   El culto en la localidad, a saber, ha venido  profesado en época reciente por los habitantes de la casa contigua, la familia Jiménez. Estos, por lo que me cuentan, han ido compaginando el mantenimiento de la fachada de la casa de su propiedad con el mantenimiento de la hornacina. En los últimos años la casa se encuentra deshabitada y por momentos  podemos apreciar el abandono de  los dos lugares. En estos momentos el sagrado lugar se encuentra en un estado notable gracias al Consistorio Castreño, su legítimo dueño por cierto.

   La pequeña escultura; según me dice mi hombre volador es de madera, se encuentra prácticamente a la intemperie, tan solo está protegida por una reja metálica y la techumbre del hueco,  pero esta está expuesta a las rachas de viento y lluvia; de ahí su mal estado de conservación. Es posible que en otros tiempos haya estado protegida con un marco de madera y un cristal, según información a pie de calle.

  También recientemente; aunque yo no lo recuerdo, sin poder determinar la fecha, se debió actuar con una obra de mantenimiento. “Mejorando” el lugar  con unos azulejos blancos y un enlucido.
Conclusión
  Mi opinión es la de que debería estudiarse, y en caso de tener la importancia que pienso, someterla a un proceso de restauración  siendo restituida por una copia o otra de menor importancia, para luego conservarse en un lugar de mejor salvaguarda (6).

 

 

 

(1)    Los pueblos de Córdoba Caja Provincial de Ahorro de Córdoba. 1992

(2)    Castro: Estructuras defensivas de un Hisn en Al-Andalus. Jorge Forné León. 2003

(3)    Castro del Río. Estudio histórico del barrio de la Villa. Juan Aranda Doncel. 1987

(4)    Disertación Histórica sobre Castro del Río. Perteneciente al conjunto histórico Provincial. Ramírez de Arellano

(5)    Disertación Histórico-Geográfica sobre la antigüedad de la villa de Castro del Río. Bartolomé Sánchez de Feria y Morales. 1774.

(6)  Nota de Prensa: Reportajes : Quién ha robado nuestra virgen: la psicosis por los expolios de capillas en Córdoba y Sevilla .EL ESPAÑOL recorre Benamejí, Montilla, Lucena y Osuna, municipios andaluces en los que se han registrado los hurtos de la imágenes religiosas.9 febrero, 2020.https://www.elespanol.com/reportajes/20200209/robado-virgen-psicosis-expolios-capillas-cordoba-sevilla/465704492_0.html.

(7) Diversas publicaciones en internet.

Diego L. Urbano Mármol